En manos de la bestia

El día de la asamblea.

 

Todo esto era tan dificil de asimilar, nunca me había sentido así con ningún otro hombre, Daven me gustaba, me parecía un héroe de cuento, fuerte, caballeroso, valiente, inteligente y audaz, era el sueño de toda chica, seguro que sería un esposo perfecto, era hermoso y mágico, el hombre perfecto, todo es ternura y romance a su lado, pero luego esta él,  Arnes, el alfa salvaje, grotesco, tosco, intimidante, bruto, insensible, mafioso, delincuente, villano, mal humorado, amargado, mujeriego, maldito y desgraciado, una bestia sin alma que me deja sin aliento.

Es completamente irresistible, me vuelve loca y me transformo en cuanto siento su perfume entrar por mi nariz, es seductor, un hombre agresivo, mal hablado, una bestia que solo sabe escupir, fumar y golpear a sus prisioneros, es todo lo contrario a lo que naturalmente me atrae.

Él es el tipo de hombre del que debes tener cuidado, de los que tu madre te advierte que no te enamores, de los que te embarazan y te dejan botada, de los que te rompen en corazón y aun así les sigues prendiendo una veladora, los que te mienten a la cara, pero les sigues creyendo de todas formas porque son sexys.

Es todo lo que un padre no quiere para su pequeña hija y aun así ya me empiezo a enamorar de él…. ¿enamorar? Ya lo dije, ya lo acepté, ojalá pudiera hacer algo al respecto, este chico malo me ha tomado por primera vez y me encantó la forma en la que me hizo suya, la verdad es que sigo repitiendo en mi mente cada caricia, cada sensación placentera, que hombre tan salvaje, que hermoso hombre lobo.

Linéa sumergió la cabeza en la almohada, aun tenía la cara roja, sentía mariposas en el estómago, aunque ella juraría que eran murciélagos que le estaban desgarrando el vientre, hoy era el día de la asamblea, y era muy especial porque justamente caía en luna llena, era un momento solemne donde toda la manada se reunía a escuchar a su alfa y agradecerle por el gran trabajo que hacia cuidando de su gente.

Ahí se daban anuncios sobre los enfrentamientos contra los clanes enemigos y se daban los reportes de las bajas, las victorias y los nuevos miembros de la manada, esta noche se anunciaría la llegada de Daven al clan y él tendría su primera transformación delante de su nueva familia, además de que se revelaría públicamente ante la manada que el alfa por fin había encontrado a su luna y sería el nombramiento oficial de Linéa como pareja exclusiva de Arnes y todos la reconocerían como la madre de toda la manada, pasando así a ser como una de ellos, aunque no fuera una loba.

Tenían una gran celebración y un generoso banquete donde la manada podía disfrutar de los placeres del vino, la comida y la música, además de que duraba toda la noche.

Linéa fue sorprendida por un par de sirvientas que la ayudarían a prepararse para el evento, aunque aun no se anunciaba que ella era la luna de la manada, quienes le servían ya lo sospechaban, pues recibía atenciones que solo lady Artemis tenía permitidas, pensaban que, si no era la nueva favorita del alfa, entonces se trataría de su verdadero enlace.

—Buenos días Lady Linéa, el señor Adbin nos ha mandado con usted para prepararla para esta noche, el desayuno esta listo, mientras come prepararemos sus cosas ¿le parece bien? —le preguntaron las sirvientas que venían a asistirla.

—Eh, si, gracias ¿Qué es lo que haremos hoy? Ayer vinieron las modistas y ya tengo listo el vestuario.

—Tendremos baños aromáticos, spa, masajes, manicura, mascarillas hidratantes y después vendrán las encargadas de peinado y maquillaje, el señor Adbin ha pedido todo eso para usted.

—Ya veo ¿Qué hay de desayunar? Tengo un hambre feroz… —exclamó Linéa hambrienta.

—Fruta y jugo de zanahoria para su piel. —respondieron ellas con amabilidad.

—¿Solo eso? No me voy a llenar ¿no tienen pan, salchichas, huevos, café?

—Eh…si, pero creímos que no querría comer eso.

—Si quiero, me gustaría un desayuno de verdad, si hay pan tráiganme mucho pan, con chocolate y leche y todo lo que quepa en la bandeja, ustedes no se preocupen, no desperdiciaré nada, lo prometo.

—Ah…ok, regresaremos enseguida mi lady.

Las sirvientas se fueron a la cocina para indicarle al chef la orden de preparación para el desayuno de Linéa y el se sorprendió por que fuera de buen comer, pues lady Artemis era muy estricta con su dieta y no comía mucho para cuidar su figura esbelta.

Cuando las sirvientas llegaron con la bandeja apenas si podían con ella y los ojos de Linéa brillaron emocionados y devoró todo, no dejó ni una migaja.

—¿Quieren un pan? Creo que la leche con chocolate alcanza para las tres, sería una pena que no lo probaran, esta delicioso. —expresó Linéa con la boca llena y añadió. —perdón que mal educada jeje.

—Gracias mi lady, pero no debemos hacer eso. —dijeron ellas apenadas.

—¿No tiene hambre? ¿ya desayunaron?

—No, nuestra hora de comida es en el momento en el que terminemos nuestras labores.

—¿Qué? Eso puede tardar muchas horas, si no se alimentan bien podrían desmayarse, vengan aquí y desayunen conmigo, esto es abuso laboral, es ilegal, coman todo esto.

—Pero…

—Adelante, no rechacen este pan, es delicioso, lo mejor que he probado en mi vida, después podemos planear hacer algún sindicato para los trabajadores del castillo, coman.

La amabilidad de Linéa sorprendía a todos los que la trataban, era inevitable no compararla con lady Artemis, quien era frívola, grosera e histérica, no dudaba en golpear a sus sirvientas si ella se enfadaba, en cambio Linéa era sencilla y aun que sabía que estaba en un clan enemigo, poco a poco se iba dando cuenta que los lobos del clan de los colmillos de obsidiana eran personas comunes y corrientes, como las personas de su clan.

El día fue avanzando y la hora se había acercado, Linéa se encontraba frente al espejo, con un vestido rojo de terciopelo con un escote en la espalda pronunciado y un peinado de media coleta  que le quedaba hermoso, le habían dado unas joyas brillantes que al verlas pensó que si perdía un arete jamás podría pagarlo, así que era muy cuidadosa, estaba nerviosa por aquel evento, pues no sabía que le esperaría, una vez que terminaron de arreglarla y ella abrió la puerta, Murlad y Rengo se quedaron maravillados por lo hermosa que se veía y rápidamente estiraron sus brazos para escoltarla, pues ya se les había hecho costumbre llevarla así, pues no era normal que las escoltas tocaran a quienes estaban a su cargo, pero ellos tres se llevaban muy bien.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.