En manos de la bestia

El hombre lobo blanco.

 

“Ya consumaron su enlace” “ya esta marcada por él” “su luna” “ya entraron en maridaje” “es su mujer” todas estas palabras taladraron en el corazón de Daven quien apenas si podía mantener la compostura, apretó los puños tan fuerte que se sacó la sangre, de igual manera apretaba los dientes, Linéa veía como gota a gota su sangre caía al suelo pintándolo ligeramente de color carmín.

—Daven… lo lamento… fue mi culpa, me entregué a él a voluntad, nadie me obligó, no pude controlarme, te juro que cuando estoy con él yo me desconozco… soy una perdida, me gustas y estuve apunto de besarte y aun así dormi con nuestro enemigo, el maridaje es una pasión cruel que te domina por completo, los deseos e vuelven insoportables y no descansas hasta saciarlos y solo él puede calmar mi sed, perdóname Daven, si yo pudiese elegir te escogería a ti son dudarlo, mi héroe, mi príncipe…quizás  en otra vida yo sería tu mujer.

Todas estas palabras se las decía Linéa así misma mientras lo contemplaba sintiéndose avergonzada y culpable.

Por otro lado, Daven no dejaba de repetir esas palabras en su cabeza y se recriminaba así mismo por haber sido tan callado con lo que sentía.

(Recuerdos del pasado)

—Daven ¿Qué tanto estas mirando? —le preguntó Herleif quien ya estaba desesperado por que no les ponía atención a las estadísticas de rendimiento que le estaba mostrando.

—¿Qué? Ah, no es nada ¿Qué pasa?

—Te decía que tenemos a estas candidatas para convertirse en valquirias, son fuertes y rápidas a la hora de la pelea y…

De nuevo Daven dejó de escucharlo, su mente y su concentración estaban únicamente en ella, la hija mayor de Noren.

—¿Por qué están callada? Parece que esta enojada, es buena en casi todo lo que hace, pero es muy emocional, explosiva he insensata.

—¿Cómo va la hija del jefe?

—¿Linéa? Eso mismo te estoy diciendo, es buena en el combate cuerpo a cuerpo, pero le falta ser más centrada, sus emociones la traicionan, su hermana es buena peleadora, especialmente con el arco, ella se desenvuelve bien ahí, pero parece que no quiere resaltar.

—Ya veo.

Desde entonces, Daven comenzó a fijar la mirada en Linéa, cada vez más, hasta que de un día a otro dejó de ser la hija del jefe y se convirtió en alguien especial para él.

Las pocas interacciones que llegaron atener fueron suficientes para que se enamorara de ella, ambos se gustaban, pero ninguno daba el siguiente paso, cuando Noren anuncio que a Irina y a ella las convertirían en esposas Suguro, Daven sintió un gran dolor en el corazón, no quería compartirla con nadie, pensar en la posibilidad de que ella pasara en brazos de sus compañeros le desagradaba.

Fue entonces cuando Noren decidió que solo casaría a sus hijas con dos de ellos y le pidio al cielo que lo eligieran a él para ser el prometido de Linéa y cuando supo que así sería, se ilusionó y decidió que se acercaría más a ella para ganarse su corazón.

Ambos estaban felices, pero no lo sabían, pudieron tener una hermosa vida juntos, pero el destino terminó por separarlos de la peor manera, no solo el líder de uno de sus clanes enemigos la había capturado, si no que ahora por crueldad del mismo destino que los separó, ahora ellos estaban unidos en maridaje, se pertenecían el uno al otro y contra eso Daven no podía competir.

 En ese momento supo que debía olvidarse de lo que sentía por ella, enterrarlo en lo profundo de su corazón, pues tarde o temprano, Linéa terminaría enamorándose de su raptor, pues no podría luchar contra el enlace.

El dolor era insoportable, no quería renunciar a ella, no sin antes haberlo dado todo para conquistarla, odiaba más que nunca al hombre que tenía enfrente, lo maldecía por haberle robado lo único valioso que tenía en la vida, se declaró oficialmente como su enemigo.

—¡Ella es mi luna y la madre de la manada del clan de los colmillos de obsidiana!

Los gritos de jubilo no se hicieron esperar, Arnes extendió la mano para subir a Linéa al trono y cuando Artemis pensó que le pediría que se moviera para que Linéa tomara asiento, Arnes la sentó en su propia silla, dejando a Artemis más irritada contra ella.

—Le esta mostrando respeto… la está reconociendo… ¿Por qué? ¿Por qué ella y yo no? —Artemis estaba embravecida, quería írsele encima a Linéa.

Linéa no sabía cómo reaccionar, era demasiado para ella, sentía el odio de Artemis, el dolor de Daven y cuando creyó que ya era suficiente, Arnes se acercó a su oído y susurró con su voz grabe.

—Espero que, en tu próximo reclamo, ya no me heches en cara que te tengo como una simple prisionera, ahora te darán respeto y lealtad solo por ser mi luna.

—Aun así, no piensas darme mi libertad.

—¿Y tú? ¿acaso no me has hecho esclavo de tu cuerpo? El maridaje nos ha aprisionado a los dos y de eso no podremos escapar.

La piel e Linéa se le erizó hasta la nuca, su voz le provocaba miles de sensaciones, dejándola completamente desarmada.

—¡Llegó el momento de presenciar la transformación del nuevo miembro de la manada! ¡y que mejor que hacerlo en un día como este! Acaba con la vida de estos vampiros y siente el poder de la luna llena sobre tu cuerpo ardiente.

Exclamó Arnes a voz en cuello y de pronto, la luna llena brilló en todo su esplendor y las nubes le abrieron paso a su luz radiante y Daven se transformó por primera vez en un hombre lobo.

La sangre se sentía como fuego corriendo por sus venas, estaba ardiendo en temperatura, las venas de su cuerpo resaltaban y los gritos de un hombre se transformaron en el rugir de una bestia.

Daven estaba furioso y eso aceleró su transformación, su ropa se desgarró y un hermoso lobo blanco aulló por primera vez, era enorme, fornido y espectacular, su rugir estremeció a Linéa y se agarró de la silla con las dos manos dado un brinco.

—Daven…mira en lo que te has convertido por mi culpa…por favor perdóname. —las lágrimas cayeron de los ojos de Linéa y cerró los ojos al ver como violentamente su héroe se abalanzaba contra los vampiros y los despedazaba salvajemente.




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