En manos de la bestia

El retador quiere ser el nuevo líder de la manada.

 

La mordida fue letal, Miserad se dejó inyectar el veneno de Odegar para poder cumplir su deseo de retar a Arnes en un duelo por el trono, ser el nuevo señor de las bestias era lo único que le importaba, lo único que lo mantuvo vivo fue su deseo de destruirlo.

Miserad siempre estuvo celoso de su alfa, creía que él podía hacer un mejor trabajo, pensaba que podía llevar a la manada al éxito total, distorsionaba su realidad a tal punto que se creía intocable, invencible, por esa misma razón puso los ojos en Artemis, sentía que merecía a una mujer tan hermosa como ella, quería a su amante, su manada, su trono y más tarde a su luna.

Por eso soportó todo ese dolor, todo ese ardor que le destruía las entrañas, Odegar se moría de risa al ver como su experimento se retorcía de dolor, aullaba y bramaba al mismo tiempo, le salía sangre de todos sus orificios, vomitaba algo negro y su piel poco a poco perdía el color, sus colmillos se volvían más delgados y finos, tan filosos como cuchillas y tan puntiagudos como las espinas más largas.

Trataba de agarrarse de cualquier cosa, incluso trató de aferrarse a los pies de Odegar, pero este le pateó la mano.

—Si buscas consuelo en mí no sobrevivirás engendro, debes aferrarte a la vida si es que quieres cumplir tu objetivo, mírate, estoy seguro de que los ojos van a explotarte en cualquier momento… te lo dije jajaja, te reventaron como dos huevos hervidos jajaja, no te preocupes, enseguida será el cerebro lo que te estallará como una bomba, pero no te preocupes, parece que, si sobrevives, vas a regenerarte.

Odegar se sentó en su elegante silla mientras veía a Miserad convulsionarse, este era el primer hibrido que llegaba tan lejos, los otros intentos habían muerto minutos atrás, la agonía del guerrero tardó alrededor de tres horas, una eternidad para él, una vez que su cuerpo terminó de regenerarse se quedó tendido como muerto.

—¿Ya se murió? —preguntó Odegar a sus criados mientras todos lo miraban con curiosidad.

—No lo sabemos señor, quizás si…

—Pues averígüenlo, muévanlo con el pie, no esperen que respire, será un hibrido si logra salir de esta.

—Si señor… —los sirvientes movieron a Miserad y este tenía la misma expresión que hacen los herbívoros cuando están en shock por el dolor de sentir a sus depredadores comerles las entrañas.

—Creo que murió… —dijo uno de ellos y Odegar hizo una expresión de desagrado.

—Maldito parasito, no sirve para nada, quítenlo de mi vista, el maldito dejó mi piso manchado de porquería.

—¡No! ¡se está moviendo! —dijo el otro criado al ver que este movía los dedos.

—¿Qué? ¿sobrevivió la alimaña? —Odegar lo miró fijamente y Miserad pegó un grito desgarrador que hizo al rey de los vampiros pegar un brinco de golpe.

—¡Ahhhh! ¡maldito!

Miserad estaba vivo, había logrado sobrevivir al veneno, ahora era un hibrido, mitad lobo, mitad vampiro, su complexión cambió era más alto y robusto, su masa muscular también había cambiado, era mucho más fuerte que antes.

—Jajajajaja, lo hiciste, lograste convertirte en el primer hibrido de la historia jajajaja, bien echo alimaña jajaja.

—Creí que no sobreviviría… —dijo Miserad aterrado por lo que había experimentado.

—Ahora transfórmate, quiero ver con mis ojos en lo que te he convertido. —le dijo Odegar lleno de emoción, estaba ansioso por ver su transformación.

Miserad logró transformarse y era realmente asombroso, era un hombre lobo con alas de vampiro, enorme, fuerte y con una letalidad multiplicada por tres, el podía sentir el poder de la inmortalidad corriéndole en las venas.

—Jajajaja, maldita sea jajaja, mira nada más que bestia jajaja, siento lastima por mi querido amigo Arnes, esas manos van a despedazarlo de un solo ataque jajaja.

—Lo mataré, le arrancaré la cabeza y me convertiré en el nuevo alfa de la manada. —externó Miserad decidido.

—Si, si, lo harás, te quedarás con su luna, su trono y esa loba blanca.

—¿Qué?

—No parabas de repetirlo mientras te convertías en esta cosa tan majestuosa, quieres arrebatárselo todo ¿no es así? Ve y hazlo pedazos cosita fea, haz todo el trabajo por mí, soy demasiado lindo como para tener cicatrices. — declaró Odegar emocionado y con una sonrisa brillante en el rostro.

Miserad salió de ahí atravesando la pared dejando un gran agujero dejando a Odegar en shock.

—¡Mi pared maldito adefesio! ¿acaso el cerebro no se le regeneró? ¡Hay una puerta al lado maldita sea!

Mientras esto pasaba, Irina partía de la mansión del clan de la flor púrpura, llevaba su arco y sus flechas, estaba decidida a terminar con la vida de aquel lobo negro, el mismo que le había robado a su hermana, su semblante era serio y sombrío y una vez que se aseguró de que nadie la seguía, se fue en busca de su presa.

—Voy a sacarte de ahí Linéa, eso de que te has enlazado de esa bestia no te lo creo, debió haberte amenazado para que dijeras eso, pero yo iré por ti y esta misma noche te traeré de vuelta a casa.

Se dijo Irina así misma mientras corría con todas sus fuerzas, por suerte solo había unos cuantos vampiros merodeando el castillo, pero se deshizo de ellos con un tiro en la cabeza, la destreza y habilidad de Irina había mejorado considerablemente y durante ese tiempo se había convertido en la mejor de las valquirias, superando a la a tigua líder y tomando su lugar de manera brillante y salvaje, todas se preguntaban sobre lo asombrosa que era Irina en batalla, hasta decían que era mejor que Linéa luchando y es que hasta ahora, Irina estaba demostrando su verdadero potencial, demostrando que era una guerrera admirable.

Parecía una ráfaga de viento, preciso y veloz, se movía como un ninja entre las copas de los árboles, acabando con sus oponentes haciéndolo ver tan fácil, pero Irina estaba especialmente motivada esta noche, tenía un solo objetivo esta noche y era asesinar al alfa de los colmillos de obsidiana.




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