En manos de la bestia

El unico rey de las bestias.

 

La pelea contra Miserad era salvaje, los golpes tenían la intención de matar al oponente, el traidor buscaba cualquier oportunidad para írsele directamente al cuello a Arnes, era la única manera de asesinarlo, pero el alfa conocía sus intenciones y no daba entrada a sus ataques mortíferos.

—¡Voy arrancarte la cabeza maldito! ¡es cuestión de tiempo para que te entierre los colmillos! —gritó Miserad furioso.

—¡Ese es tu problema Miserad! ¡hablas demasiado cuando deberías concentrarte! —Arnes le lanzó una mordida y le arrancó una parte del hombro y escupió la carne a los pies de su enemigo.

—¡Ahhh! ¡mi brazo! —exclamó Miserad entre un aullido de dolor.

—Te tengo una mala noticia, los híbridos no pueden regenerarse, si creíste que al ser un mutante tenías la ventaja sobre mí, te equivocas, siempre fue el mismo resultado, yo sigo estando muy por encima de ti. —declaró Arnes mirándolo con desprecio y se le fue encima.

—¡No perderé ante ti! ¡me convertiré en el rey de las bestias!

—No tienes lo necesario para convertirte en alfa, los cobardes como tú nacen con muchos defectos, nadie los sigue y nadie los respeta ¿Cómo puedes convertirte en el líder del clan si no hay manada que quiera seguirte hasta la muerte? ¿acaso ves algún lobo que desee convertirse en tu subordinado?

—¡Yo nací para gobernar! —Miserad atacó a Arnes y le rasguñó el pecho dejándole una profunda herida.

Arnes le regresó el golpe y le rasguñó la cara y este gruñó.

—¡Ahhhh!

—Pagaras por lo que le hiciste Artemis, si pensabas que te dejaría tranquilo por eso, te equivocaste, ella es sangre de mi sangre y perderás las manos con la que la lastimaste.

Arnes corrió a toda velocidad hacia Miserad y de una mordida le arrancó un brazo haciéndolo bramar de dolor, y enseguida le arrancó el otro dejándoselo a la mitad.

—¡Acábelo de una vez por todas majestad! ¡arránquele la cabeza! —gritaba la manada eufórica.

Por otro lado, Daven había puesto a salvo a Artemis, dejándola en un lugar alejado del tumulto y le dio una espada para defenderse.

—Espero que no la necesites, te buscaré lo antes posible. —le dijo Daven a su pareja destinada y Artemis se le fue a los brazos.

—Cuídate mucho por favor, mantente con vida por mí, recuerda que te estaré esperando.

—Voy a regresar por ti, lo prometo.

Daven y Artemis se besaron apasionadamente y se despidieron en el calor de la batalla.

—Que la luna te proteja mi príncipe de plata….

Mientras tanto, Linéa he Irina no se daban a vasto junto con los pocos guerreros que permanecían junto a ellas defendiendo la entrada del castillo, ya estaban exhaustos por que los vampiros no dejaban de insistir y salían hasta por debajo de las piedras.

—¡Malditas cucarachas! ¡son una plaga! —externó Irina con frustración.

—Si siguen así no podremos permanecer de pie mucho tiempo, son demasiados… —dijo Linéa agitada.

A la distancia, se acercaba uno de los líderes de las cinco casas del clan de la flor púrpura, se trataba de Stephan que había decidido ir por su prometida, al enterarse de que se encontraba en el castillo y no saber si estaba a salvo, decidió aventurarse para traerla de vuelta la mansión.

—¡Esta mujer es un verdadero dolor de cabeza! ¿en que demonios estaba pensando? ¿acaso se manda sola? Soy su prometido solo de nombre, por que no me toma en cuenta para nada, aunque el rey de las bestias haya mandado un documento de paz, no puedo confiar en que sea efectivo todavía, Irina no deja de preocuparme…

Stephan corría a toda prisa entre los árboles, tenía sus dagas con el y la luz de la luna lo iluminó cuando de repente, pegó un saltó y comenzó a matar a todos los vampiros que encontraba.

—¡Stephan! —Irina lo vio con su capa roja y los ojos le brillaron llenos de gratitud, jamás se imaginó que iría a buscarla.

—¿Quién te crees que eres para preocuparme de esa manera? ¿pensaste en mi cuando te viniste sin previo aviso? ¡casi me matas del susto cuando supe que estabas aquí! —exclamó Stephan mientras peleaba.

—¡Si te decía ibas a encerrarme en algún lugar! ¡además tenía que confirmar por mi misma que mi hermana estaba con el rey por voluntad propia!

—¡Eres la prometida más desnaturalizada que conozco! ¡si enfermo tú serpas al responsable!

—¡Voy a ser tue esposa! Te cuidaré toda la vida así que deja de gritarme.

—Vaya, ¿de que me perdí? Parece que ustedes se llevan mejor de lo que pensé. —dijo Linéa agotada.

—Digamos que no es tan malo como creí.

—¿Necesitan ayuda? —exclamó Daven quién apareció detrás de ellas con sus dos espadas brillantes.

—¡Daven! —Irina y Linéa se alegraron de ver a su amigo y Stephan sonrió al ver que Daven estaba sano y salvo y sintió un gran alivio en su corazón.

—Cuanto tiempo sin verlos amigos. —les dijo Daven y juntos comenzaron a exterminar a sus oponentes, después de un rato, ya habían acabado con todos los vampiros que intentaban entrar al castillo, Daven y Stephan taparon el hueco y aseguraron el lugar.

—Creo que ya no hay más vampiros. —dijo Stephan con seriedad.

—Vamos con Arnes, necesito saber si necesita mi ayuda. —declaró Linéa deseando que su esposo no estuviera herido.

Daven regresó por Artemis y la cuidó en todo momento, cuando nuestros amigos se incorporaron a la pelea, vieron las condiciones en las que se encontraba Miserad y Daven le clavó la mirada lleno de desprecio.

—Estas acabado Miserad, no hay nada que puedas hacer para convertirte en el alfa. —le dijo Arnes con seriedad.

—¡Ayúdenme a matar a Arnes! ¡Yo puedo ser mejor rey que él! ¡acabaré con Odegar y Noren! ¡nos declararemos como el clan más poderoso de la historia!

—Estás sumergido en la desesperación, tener que rogar por apoyo es humillante, quiere decir que me das la razón, jamás tuviste oportunidad contra mí, yo soy el legitimo alfa del clan de los colmillos de obsidiana, soy el único que desciende del dios de los lobos, por ende ¡Yo soy el único rey de las bestias! ¡muere Miserad!




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