En manos de la bestia

Reencuentro pacifíco.

 

Este era un acontecimiento histórico, era la primera vez que los tres clanes se unían en un mismo propósito, era extraño que ninguno estuviera tratando de matarse entre sí, ni siquiera sabían como comportarse, llegaban de los tres puntos cardinales, con sus respectivos líderes representando a cada uno de ellos.

—Esto es demasiado incomodo, ¿no creen que es extraño no enterrarles nuestra espada? Jamás imaginé que los tres clanes podríamos llegar a esto—les preguntó Irina quién iba acompañando a su padre Noren junto con Stephan, Karsen, Herleif y Bladimir, también iban Irsa y Kaira como valquirias.

—Creo que no somos los únicos sintiéndonos así. —dijo Stephan mirando a su alrededor, justo a su lado iban pasando un grupo de vampiros y solo cruzaron miradas.

—Vay a taparme el cuello por si las dudas. —expresó Karsen desconfiado.

—Parece que ninguno tiene intenciones de alimentarse de nosotros, lo único que han hecho es cruzar la mirada. —añadió Herleif con seriedad.

—Aun así, mantengámonos alerta, no sabemos por cuanto tiempo vayan a resistir su instinto de beber sangre, es mejor estar preparados, tengan listas sus armas para defenderse. —externó Bladimir alerta.

—No creo que sea necesario, parecen muy enfocados, ninguno de los clanes parece interesado en atacar al otro. —dijo Noren con voz pacifica para tranquilizarlos, pues estaban muy desconfiados.

Y no eran los únicos sintiéndose de ese modo, el clan de los ojos escarlata, veía con recelo a los humanos del clan de la flor púrpura, era inevitable no pensar que eran sus cazadores y que muchos de los suyos habían perecido en sus manos.

—Miren como caminan precavidos, nos ven como sus depredadores cuando son ellos quienes nos cazan sin importarles nada, el simple hecho de que seamos vampiros les repudia, tontos humanos, para su suerte hoy nadie quiere su sangre, después de la batalla sangrienta, al fin podremos recuperar nuestra libertad y el sol no volverá a despreciarnos, ni ellos tampoco. —se decían entre ellos los vampiros y caminaban hacia el lugar de la reunión.

Irsa y Kaira miraban asombradas la arquitectura del palacio del rey de las bestias Arnes, era enorme y tenía acabados de lujo, era una construcción gótica, elegante y sofisticada.

—No cabe duda de que aquí sobra el dinero, los lobos deben ser los más ricos entre los clanes. —dijo Irsa con admiración.

—Y nosotros el clan más pobre jejeje. —añadió Kaira con desanimo.

—No olviden que todo este dinero lo hicieron a costillas de nuestro pueblo, no hay nada que admirar. —externó Karsen con molestia y Noren lo regañó.

—No digas eso Karsen, no es el momento de guardar resentimiento, del pasado no nos queda nada, lo único que poseemos y es nuestro, es el presente, ese nadie no lo podrá arrebatar. —Noren carraspeó la garganta y añadió sonrojado. —además Línea ya se casó con el dueño de todo esto, es tradición que se entregue un dote al clan al que pertenece la novia.

—Eso no es cierto papá, te lo inventaste ¿no es así? —le preguntó Irina mirándolo feo. —no recuerdo haberlo leído en ningún libro tradicional.

—Yo tampoco señor. —expresó Herleif confundido.

—Será mejor que no digan nada del asunto, eso nos ayudará a mejorarles el sueldo ¿se quedaran callados verdad? —les preguntó Noren alzando una ceja.

Los ojos de los líderes de los cazadores brillaron con intensidad y asintieron con la cabeza.

—Jejeje, así me gusta.

Mientras caminaban, Daven le salió al encuentro de la mano de una hermosa mujer de cabello blanco.

¿Están perdidos? Con gusto puedo guiarlos a la asamblea —les dijo Daven y al momento de escuchar su voz, sus amigos voltearon con rapidez y al verlo tan feliz de la mano de Artemis se conmovieron.

—Daven… eres tú… —externaron sus ex compañeros de batalla.

—Estás mucho más alto y atlético jaja. —le dijo Karsen y él fue el primero en abrazarlo.

—Ahora que me convertí en lobo, mi cuerpo se hizo más fuerte, es una de las ventajas. —expresó Daven con una sonrisa.

—¿Y cual es la segunda amigo? —le preguntó Bladimir agradecido de verlo otra vez.

—Que el maridaje me unió a esta bella mujer, ella es el amor de mi vida.

—¿Maridaje? —se preguntaron Irsa y Kaira.

—Es lo mismo que le pasó a Linéa con Arnes, el maridaje es una especie de vinculo con el que las almas de los involucrados se unen de maneras misteriosas. —les explicó Irina y le sonrió a Artemis con dulzura, después de escuchar su historia comenzó a sentir empatía por ella.

—Es un placer conocerlos, Daven me ha hablado mucho de ustedes. —expresó Artemis con una dulce sonrisa.

—El placer es nuestro, nos alegra que nuestro hermano tenga a alguien que lo acompañe con razón ya no quiere abandonar el castillo jaja. —le dijo Herleif y le dio una palmada a Daven en la espalda.

—Es inusual ver a dos albinos en un mismo lugar jeje, deberíamos documentar este acontecimiento jeje. —externó Kaira con nerviosismo.

—Ese fue un comentario extraño hermana. —le dijo Irsa suspirando.

—No, está bien, yo también me sorprendí al ver a otra persona blanca como yo, fue un alivio saber de su existencia.

—Nos alegra saber que te has acoplado, eres una inspiración de lealtad y compromiso, mereces ser feliz con la mujer que amas. —le dijo Stephan a Daven mientras lo abrazaba.

—Parece que no soy el único con pareja feliz después de todo, me alegra verlos comprometidos en su relación, ahora tienen tatuajes similares.

—Si, son unos cursis. —añadió Karsen y Stephan he Irina se sonrojaron.

—Bueno llévanos a la asamblea, hace mucho calor aquí jeje. —le dijo Irina con la cara roja.

—Mi señor. —Daven saludó con respeto a Noren y este se conmovió al verlo sano y salvo, después de todo lo que habían pasado, verlo con vida era su mayor recompensa.




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