Tres días después de aquello, fuimos al ginecólogo y me enteré de que estaba desde hacía dos meses, poco antes de quererte a ti. Él y yo éramos felices, íbamos a crear una familia juntos. Yo lo amaba y él a mí, pero tú, a pesar de todo eso, rondabas en mi mente.
Ayer quedamos de nuevo en aquella colina de la otra vez, la única excepción es que yo esta vez no bebía cerveza, sino agua.
Tú y yo volvimos a estar recostados en el árbol y alejados de los demás.
—Estoy embaraza —te confesé.
Bebiste de tu cerveza y me miraste para alzar levemente las cejas.
—¿Hace cuánto?
—Dos semanas, antes de conocerte. Antes de amarte.
Superaste y miraste hacía el
—Yo también te amo, y te amaré.
—Someday —dije bebiendo un trago de mi agua.
—Lo sé, Nicole...¿o tal vez mamá Nicole? –bromeaste.
Tú y yo reímos aquel día en aquella colina para después tu levantarte e irte lejos del grupo.
Estabas de lado y pude ver tu perfil a lo lejos, aquella tarde donde el sol era radiante, como tú.
Te vi cabizbajo y todo negro a causa de la contra luz, pero aún así, te hice una foto para guardarla en mi teléfono.
Volviste con tu andar muy peculiar para sentarte de nuevo a mi lado, diste un pequeño trago a tu cerveza y me miraste.
—Le pediré matrimonio —me confesaste.— Está noche.
Algo en mí creo que se quebró, pero se suponía que yo te amaría, no que te amo.
—Espero que sean felices, Federico.
Me sonreíste y decidimos volver junto al grupo.
Cuando le pediste casarte con ella, gritó y te besó ante mi atenta mirada y la de todos. Entonces supuse que esto era el final de esta vida.
Tú estabas comprometido y yo con bebé en camino.
Tras besarse ella fue a comentarlo con las demás mujeres de allí, y tú en vez de ir con los otros, viniste hacía mí.
Nos dirigimos de nuevo al árbol para recostarnos otra vez pero sin bebida de por medio.
Me miraste y tomaste mi mano para después sonreírme y besarme levemente los labios.
—Te esperaré en nuestra otra vida, donde solo seremos nosotros. Donde solo yo te amaré a ti, Nicole.