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LEAH.

Un nuevo día y una nueva aventura se podría decir. Empieza a sonar mi odiosa y fea alarmar, asustándome de gran manera, haciéndome levantar un poco brusco, lo que provoca que me caiga de la cama de manera fuerte y dolorosa.

Aun en el suelo cierro mis ojos con fuerza tratando de no dejar que el malhumor me controle, después de respirar cinco minutos en el suelo, me levante pensando que este era mi castigo por quedarme hasta tarde viendo series en mi teléfono en plena video llamada con mi mejor amiga sofí, ella es la mejor ante mis ojos, la doro con todo mi corazón, la quiero como una hermana podría hablar con ella durante miles de horas y no me callaría nunca.

Sin embargo, la extraño demasiado, no es lo mismo una pantalla que verla en persona, pero así fueron las cosas desde que mi madre murió y mi custodia la gano mi tía ya que soy menor de edad, y de esa forma tuve que mudarme lejos de padre y mi hermano, dejando atrás toda mi vida y con ella mi felicidad.

Suspiro y abro más mis ojos adormilados frente al espejo del baño, decido estirarme y así dejar atrás mi pereza, así que me lavo la cara y salgo directo a mi closet para así encontrar ropa cómoda que ponerme, luego de elegir la ropa me dirijo al baño nuevamente para darme una ducha, al salir de aquella bañera me arreglo y me preparo mentalmente para ver a mi tía y escuchar su sin fin de regaños, como ya es costumbre.

Voy bajando las escaleras cuidadosamente mientras miro las notificaciones de mi teléfono; no falta muchos escalones para terminar de bajar cuando escucho varios gritos un poco histéricos por parte de mi tía, al alzar mi vista para verle el rostro la veo bastante enojada así que en un acto impulsivo decido bajar la vista rápidamente y apresurar mi paso, sin embargo, para mi mala surte, ella me nota.

- ¡Leah! - grita fuertemente viéndome desde la cocina, por poco me tropiezo con mis propios pies del susto, así que subí la mirada para verla a la cara con algo de dificultad por los nervios que ella me generaba.

-Quiero que en cinco minutos me esperes en el auto, y desde ya te digo que no tengo humor para tus estupideces, debiste alistarte más temprano niña, te dije desde hace una semana que tenías una sesión de fotos, ahora solo tenemos 30 minutos para llegar ¡apurarte Leah, no me hagas enojar más! -Eso ultimo lo exclama con más enfado que con el que empezó a hablar, así que aprieto los labios y solo asiento de manera rápida para no hacerla enojar más.

Después de subirme al auto ella volteo a verme con bastante severidad, más de la que me gustaría, después de un poco de contacto visual y tiempo en el auto decido comerme una barra de proteína de manera rápida antes de que mi tía grite por comérmela ahora y no en la casa; después de un tiempo llegamos a la agencia. Mientras mi tía se bajaba a hablar con el personal del lugar, yo me miraba al espejo arreglando mi coleta alta mientras suelto un suspiro algo pesado.

..........

Después de la sesión de fotos yo me encontraba muy sumida en mis pensamientos dentro del auto, estaba tan concentrada en mis recuerdos de la niñes, esos recuerdos donde estaba con mi mamita, cuando mi familia estaba unida y éramos felices, estaba tan sumida en esos recuerdos que no sentí cuando entro mi tía, solo sentí su presencia ya que al cerrar la puerta del auto lo hizo un poco duro haciendo que diera un mini salto del susto.

-Leah, necesito que esta noche seas muy educada y que te comportes- dijo apenas le empezó a dar marcha al auto para sacarlo del estacionamiento.

- ¿Por qué? - Pregunto tratando de verme casual desenredando el cable de mis auriculares para poder escuchar música en el trayecto de ida a casa, sin esos audífonos no podría sobrevivir en el auto con mi tía.

- Hoy vamos a cenar con la compañía de Boss- Responde con firmeza y bastante seriedad; mi cuerpo automáticamente se tensa apenas escucho el nombre del novio de mi tía, mientras mi garganta se cierra mientras respondo.

- No quiero asistir tía, además tengo bastantes pendientes por hacer y completar actividades de la escuela- trato de decirlo con el tono más suave que puedo.

-Leah, en verdad no quiero discutir contigo, hoy tengo una migraña espantosa, no tengo cabeza para tus niñerías, ya di una orden, espero que estes lista a las siete- La miro y noto aquella mirada exigente, noto como sus manos blancas por lo fuerte que aprieta el volante del auto.

-Pero en verdad tengo.....- intento protestar.

- ¡CALLATE! Ya basta niña- grita y habla realmente furiosa interrumpiéndome, aquel grito hizo que mi cuerpo se tensara así que del susto solo aprete con fuerza mis labios haciendo que se vieran como una sola línea recta, en vez de decir algo más opte por ponerme mis auriculares y dejar que mis canciones me tranquilicen.

Luego de una hora completa de viaje en la carretera, ninguna dijo o intercambio ninguna palabra, solo llegamos a la agencia y caminamos con bastante prisa, al llegar al salón esteban nos recibe con un aire muy feliz como es común en él; él es un señor muy bueno que un sin fin de veces me ha ayuda con el temperamento y exigencias de mi tía, además de que mi manager.

-Camil, Leah, llegaron un poco tarde, pero no importa ¿cómo están? - nos saluda un esteban bastante animado, sonriéndole a mi tía y por supuesto que a mí también.

-Esteban, estamos bien, Leah ve y deja que los demás te empiecen a arreglar para la sesión de fotos- demanda mi tía de una manera severa, yo solo me limito a asentir, y antes de irme le regalo una sonrisa a esteban, ya después de eso me dirijo al área de maquillaje no sin ir saludando a las modelos que me encuentro en el camino, la verdad todas han muy agradables.

Esto de la industria del modelaje siempre me ha gustado bastante, pero estos últimos dos años no me han hecho sentir feliz con esta carrera, no me sentía muy feliz con lo que hacía. Últimamente tenía esa nostalgia de querer retroceder el tiempo para volver a esos momentos donde en verdad disfrutaba de mi familia y el modelaje, deseaba ser nuevamente feliz junto a mi hermano.