En tacones hacia Ti *vuelve Pronto*

Capítulo tres

 

Febrero 14, 2018. 10:00 a.m.

─Hola, buenos días ─digo al teléfono mientras me paro de mi silla y me dirijo hacia el ventanal ─. Hablo para confirmar la cita del día de mañana para la sesión de fotos y la entrevista con el sr. Fort del día jueves a las 8:00 a.m.

─Buenos días para ti, señorita King ─dice el representante de Fort ─. Claro estoy enterado de que tiene una cita con mi jefe; pero sí, la cita sigue en pie así como la entrevista. Solo tengo una última y única petición.

─Claro, dígame ─digo al teléfono mientras me alejo de la gran vista de mi apartamento cuando el sol comienza a golpearme en el rostro. Acomodo mi cabello y camino directo hacia mi taza.

─El señor Nelson quiere que le mande una copia de las preguntas que desea hacerle, así como pedirle que le tenga una botella de vino preparada para después de la entrevista ─comienza con las peticiones el representante ─. Créame no me agrada nada lo del vino porque en lo personal creo que es demasiado temprano para beber, pero entiendo que son las condiciones que él pide para lograrlo; además el señor Fort debe de estar libre para el medio día.

─Por lo del vino no hay problema, usted dígame la marca y yo me encargaré de que esté ahí a primera hora─ digo sosteniendo mejor el teléfono inalámbrico de mi casa ─, además eso me da algunas ideas para la sesión de fotos que le haremos luego de la entrevista.

»Por favor comuníquele que lleve un traje puesto o que si lo prefiere, que lo lleve consigo para cambiarse luego de la entrevista ─pido pensando en todas las posibles fotos que puedo hacer con él en traje y unas cuantas botellas de vino ─, por motivos de comodidad. Tengo entendido que está estrenando libro nuevo y que tiene proyectos en puerta de los cuales ya puede hablar de ellos, por favor, dígale también que venga preparado con información sobre dichos acontecimientos.

─Me parece perfecto ─me dice Clifford, su representante ─, le haré llegar una copia de su libro a su hogar, solo proporcióneme su dirección.

─Gracias ─le respondo ─, en un correo junto con la entrevista adjunta le haré llegar mi dirección. Espero que también me pueda conseguir una copia más junto con algún artículo promocional de Nelson para poder someterlos a sorteo, sí él puede firmarlos sería aun más especial el sorteo.

─Sí, por eso no habrá problema ─ concede y yo sonrío por mi triunfo.

─Clifford, ha sido un placer hablar contigo y corroborar que nuestra cita de pasado mañana sigue en pie.

─El gusto ha sido mío, señorita King ─responde ─. Nos vemos en un días.

─Nos vemos ─respondo ─, saluda de mi parte a Nelson y dile que estaré ansiosa de vernos para esta entrevista y reunión.

─Yo le haré llegar tus saludos ─dice ─espero tu correo.

Dicho eso cuelga y yo me siento en una de las sillas de mi gran comedor que justo ahora se encuentra lleno de fotografías, papeles y muchos asuntos más referentes a lo caóticas que será mi semana.

Tomo mi laptop y la enciendo para enviarle las posibles entrevistas que tengo para Nelson y mi dirección para que Clifford pueda enviarme la copia del nuevo libro de Nelson. El hombre, realmente no es malo, solo tiene una agenda muy apretada y a veces está sometido a mucho estrés lo que lo hace un poco impaciente y desagradable; supongo que de cierta forma nuestras vidas se parecen.

Redacto el correo y cargo los archivos de las posibles entrevistas en las que trabajé hasta muy tarde el día de ayer y al darle enviar continuo con mi caótica semana por planear. Tomo mi agenda, que es gorda y de tamaño perfecto para traerla en el bolso; así como tomo mi otra agenda, que es una más grande y con las actividades que tengo por hacer más especificadas y las abro en las páginas de que corresponden a la semana para comenzar a poner cada uno de los detalles que tengo y me hacen falta por anotar.

Cabe decir que ambas las cargo siempre, porque no puedo vivir sin ninguna de las dos. Me siento como en la universidad de nuevo, porque siempre cargaba una o dos agendas dependiendo del semestre y la cantidad de deberes que tenía.

Saco uno de mis caros bolígrafos que poseo y comienzo a escribir cada uno de los eventos o posibles eventos que tengo que hacer y asistir en esta semana, pero luego de varios minutos y de que mi portero me llamara al teléfono de mi casa para decirme que me había llegado un paquete me doy cuenta de una cosa:

Abraham Moore estará a mi alrededor, bueno de eso ya me había dado cuenta, pero de lo que realmente no me había dado cuenta al menos el día de hoy es que estaré en Londres por al menos un mes por motivos de trabajo y eventos con Abraham Moore y otros conciertos.

Escucho el ascensor de mi apartamento abrirse y me estiro un poco para darme cuenta de que es George el que ha llegado con mi paquete o debo decir paquetes. El hombre pasa y yo le sonrío agradecida por haberme hecho el favor de subir mi correspondencia gigante.

─George, gracias ─ le digo caminando hasta él ─. ¿Cómo has estado?

Parece que preguntarle ha sido una de las cosas buenas que le ha pasado en el día porque me mira y me responde con una gran sonrisa. Es entonces que paso los siguientes cinco minutos conversando con George, un hombre de 60 años que cuida el edificio en donde vivo y que es muy amable y siempre cuida de mí.




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