Han pasado ya tres semanas desde que desperté en el hospital una tarde de Noviembre. Cuando pude preguntar a uno de los médicos lo que me había ocurrido me dijeron que había sufrido una agresión sexual y un traumatismo que me había dejado en un estado semicomatoso. Me avisaron de que mi prometido me había encontrado y muy asustado me había traído.
Sabía que Isam había mentido, de la misma forma que sabía que cuando me viera me hablaría como si nada hubiera pasado y me diría cuanto me amaba.
Y así ocurrió. Cuando me hubieron estabilizado hicieron pasar a Isam, el cuál parecía estar muy nervioso mientras se disculpaba conmigo una y otra vez.
Y como tonta que soy le creí.
El tiempo en el que estuve ingresada todo fue de maravilla, Isam se quedó conmigo todos los días; me llevaba regalos, me compraba todo lo que necesitaba y era muy cariñoso conmigo. Cuando me dieron el alta (y tras recetarme un numero increíble de pastillas) Isam me llevó a comer y después volvimos a casa. Todo estaba siendo como en un sueño, era como si tras lo ocurrido nada hubiera pasado y lo cierto es que así quería que fuera.
Acababa de salir de la ducha y me dirigía al dormitorio cuando escuché que mi teléfono sonaba.
- ¡Isam cógelo por favor, que estoy vistiéndome!- continué vistiéndome y al salir de la habitación fui al salón, donde Isam se encontraba sentado en el sofá con mi teléfono entre sus manos.- ¿quién era?
- Era de Márquez & Company, al parecer te han dado el trabajo al que optaste. ¿Qué trabajo Nassila?
- Oh…es de lo que te quería hablar el día que tuve mi accidente…cuando me preguntaste con quién había estado, era un hombre de la compañía. Me estaba haciendo una entrevista -vi como la mandíbula de Isam se tensaba levemente, se ponía en pie y caminaba hasta mí.
- ¿Para qué quieres trabajar? Yo te lo doy todo, si quieres ir de compras te doy dinero, si quieres hacer reformas en casa te lo pago, te lo pago todo Nassila ¡no sé para qué coño quieres trabajar!
- Precisamente por eso Isam, sabes que te agradezco que me pagues las cosas pero me gustaría poder tener mi propio dinero para…
- ¿Para qué? ¡Eh! ¡Si lo que pretendes es dejarme ten claro que jamás…
- No no, Isam yo no voy a dejarte de verdad que no. Quiero tener mi propio dinero para no sentirme tan mantenida, quiero tener mi propio para poder comprarte un regalo por tu cumpleaños sin que tenga que pagarlo con tu dinero.-cuando terminé de hablar y le miré vi una inmensa sonrisa en su cara.- ¿qué pasa?
- Eres maravillosa, no sé cómo no pude darme cuenta antes. Supongo que el psiquiatra ayuda.- la verdad es que si había ayudado bastante. Isam ha estado yendo a un psiquiatra para tratar sus brotes agresivos, aunque en ocasiones le cueste controlarlos.-puedes coger el trabajo, no me voy a enfadar.
Salté sobre sus brazos y comencé a besar su cara, a pesar de que la sensación que tenía era bastante agridulce. Claro que estaba encantada con el hecho de poder trabajar, pero tal vez no estaba tan conforme con el hecho de que Isam me “permitiera” o no hacer determinadas cosas.
Mientras cenábamos Isam me dijo que tenía que pasarme mañana para que me dieran el horario y hacer unas horas de prueba. Así que cuando terminamos de cenar me fui directamente a la cama mientras que Isam se quedó viendo la televisión.
Cuando me levanté por la mañana Isam ya se había ido a trabajar.
Una vez me hube vestido fui a la cocina para desayunar algo. Para mi sorpresa un cuenco de cereales y una taza de café se encontraban sobre la encimera con una nota.
Que pases un gran día mi amor.
Tuyo Isam.
Fue inevitable que una estúpida sonrisa se instalara en mi cara, cuando me terminé el desayuno cogí mi bolso y salí de casa. Mientras esperaba el autobús miles de ideas cruzaban por mi mente, estaba muy nerviosa con el nuevo trabajo y en cierto modo con Isam; se que está cambiando, pero aún así había algo que me decía que acabaría estallando y no podría hacer nada.