En tus Manos

Capítulo 7 [No puedes caer sin luchar]

Por primera vez en años, Ashley tenía el recuerdo vivido del que una vez fue su mayor protector. 

Mark Danvers, el hermano de su madre. 

El hombre que la salvó en incontables veces. 

El tío Mark, que aparecía en los momentos justos y precisos. El mismo que desapareció un día y jamás volvió, causando dolor y angustia por saber de su paradero. Por que, con su partida, existían mas huecos que eran imposibles de descifrar.

Era extraño que Ashley recordara momentos del pasado de manera tan repentina, pero los atribuía a su inestabilidad mental. 

Recordarlo le provocaba pesadez en el corazón, debido a que su misteriosa desaparición causa estragos en su pecho, y de una manera u otra, desequilibro a la ostentosa familia Danvers. 

Ashley estaba enfrascada en sus pensamientos, con la mirada perdida y olvidando por completo prestar atención al cirujano que le estaba explicando a sus padres como era el nuevo tratamiento para pacientes con paraplejia. 

—Ashley puede tener una oportunidad de volver a caminar. Sin embargo, necesitamos que su enfoque sea al cien por ciento, la aceptación es importante para que su cuerpo reciba la terapia y los resultados sean positivos. —el doctor Walas le dió un breve vistazo a Ashley, notando cómo está ni siquiera prestada atención a sus palabras—. ¿Estás de acuerdo, Ashley? 

—Cariño. —Cinthya puso su mano sobre los hombros de Ashley, haciendo que está se sobresaltara. 

Ashley parpadeó varias veces, para darse cuenta que todos la miraban espectantes. 

—Sí a todo lo dijo. —Ashley cambio por completo su enfoque al mirar por la ventana, y tras escuchar algunas risas en el piso inferior, decidió moverse en su silla de ruedas y acercarse. 

Pudo escuchar a su madre disculparse con el doctor, pero poco le importaba. 

Aunque el cirujano se empañará en hacerle ver qué existía una solución, Ashley sabía de antemano que su diagnóstico no era nada favorable, y que, en otro tiempo y lugar, jamás sería considerada para realizar los nuevos tratamientos. 

El dinero podía comprar todo. 

Pero deseaba que el dinero también pudiera regresar el tiempo para evitar el accidente. 

 

Tendría a su bebé y podría caminar. 

No se tomó la molestia de voltear a mirar cuando escucho la puerta cerrarse un poco más fuerte de lo normal, ni mucho menos cuando sintió una presencia en su espalda. 

Simplemente se quedó mirando a las personas que circulaban por la entrada, a los niños que eran llevados por sus padres dentro de las instalaciones, a las embarazadas que salían con una enorme sonrisa tomadas de la mano por sus maridos. 

El mundo circulaba de la misma manera, mientras ella sentía que cada día ese mundo se hacía anicos y se destruía. 

—Tus padres están haciendo todo lo humanamente posible para que tú puedas volver a caminar, Ashley. —el amigo de su padre se detuvo a su lado, contemplando cada una de las personas de la misma manera en que Ashley lo hace. 

—No he pedido nada. —aunque sonó un poco mimado y egoísta, Ashley ni siquiera había mencionado una posibilidad de recuperar la movilidad de sus piernas. 

—Los hijos son todo. En su lugar, yo haría exactamente lo mismo. Cuando seas madre lo entenderás. 

—¡Pues por ese maldito accidente lo perdí, doctor! Perdí la oportunidad de ser madre... y con el también se fue mi vida. 

—Eres demasiado joven para perder la esperanza, Ashley. Necesitas dejar de ser pesimista, la medicina a evolucionado, y si aceptas de corazón, verás que las terapias darán resultados. 

—¿Y que si no? De todas formas, seré la paralítica de la familia, la inservible. —Ashley se limpio con furia una lágrima que se había derramado por su mejilla—. Ya lo perdí todo. 

—No todo, querida. Todavía tienes a tus padres, que estarán para ti pase lo que pase. 

Ashley no respondió, simplemente dejo que las lágrimas cayeran, y que luego se transformarán en sollozos y maldiciones. 

El doctor se inclino hasta estar a la altura de Ashley, quien mantenía la cebza agachada para no mostrar otra más de sus debilidades. 

—Se que no es fácil manejar toda esta situación, Ashley. Pero si estás aquí hoy es por qué tienes una nueva oportunidad de vida, y es una infamia que decidas desperdiciarla solo en lamentos. —el doctor le sonrió de manera cariñosa, tratando de tranquilizarla—. La vida es demasiado corta para eso. 

—Es difícil sentir esperanza, siempre hay una parte de mi... una voz interna que me susurra que mi vida nunca volverá a ser como antes. —murmuró Ashley. 

—Tu caso es especial, Ashley ¿Puedo llevarte adentro para explicarte? 

Ashley se quedó meditando por algunos segundos, antes de asentir lentamente.

Walas, se colocó detrás de ella y la llevo hasta el centro de la habitación, donde resposbaa un escritorio con todos los estudios que le habían hecho con anterioridad. 

—El accidente causo una lesión que afecta la médula espinal, desde la vértebra dorsal hacia abajo, a eso le llamamos paraplejia, Ashley ¿Entiendes eso? 

—Un poco, pero prosiga. —Ashley le indico al doctor que no se detuviera. 

—Un efecto secundario común de la paraplejia es la espasticidad, que hace que algunos músculos se mantengan permanentemente contraídos, como es tu caso. La buena noticia para tí, Ashley. Es que tus piernas todavía manifiestan pequeñas sensaciones, lo que es un buen indicador de que la estimulación eléctrica nos darán muy buenos resultados. 

—¿Cuántas probabilidades hay de que pueda volver a caminar? 

—Con una buena rehabilitación con el fisioterapeuta Osbourne. Es un setenta sobre cien. 

—¿Quién es el fisioterapeuta Osbourne? ¿Lo conozco? —inquirió Ashley, se sentía incómoda con que otras personas supieran de sus problemas, más aún alguien desconocido, aunque solo fuese otro más del equipo de médicos que formaría parte de su recuperación. 




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