Capítulo 9 [Persistencia]

La inquietud de Ashley era demasiado palpable para el personal médico que ingresaba a chequearla constantemente, que inclusive algunos se detuvieron para darle alguna palabra de consuelo. 

Hoy era el día que marcaba todo, ya sea para bien o mal. 

Sería el primer paso para su recuperación. 

Sería operada para aplicar un estimulador focalizado en su médula espinal. 

Ashley miraba de manera nerviosa a todos lados, mientras era transportada a la sala de operaciones. Dónde el cirujano Walas y un grupo de médicos estaban listos para hacer la intervención. 

—"Todo estará bien, cariño. Este el primer paso para tu recuperación". —habia mencionado su madre poco antes de dejarla sola para la preparación. 

Ojalá fuera así, pero cabía la posibilidad de que existiera un rechazo, o peor aún, que su cuerpo no respondiera al estimulador. 

Sus esperanzas estaban demasiado bajas como para pensar de forma positiva, y eso sumado a la inestabilidad de sus emociones, la aarastaban hacia un túnel agrietada y oscuro, donde para volver necesitaba valor y fuerza. 

Y eso había muerto junto a su hijo en se accidente. 

—¿Estás lista, Ashley? —indagó el doctor Walas, apareciendo a un lado de ella. 

—Un poco nerviosa. —confeso, sintiendo que su vista se distorsionaba ante la intensa luz blanca. 

—Tranquila. —manifestó con voz suave—. No hay nada que temer. 

Ashley movió su cabeza de un lado a otro, intentando ver a las demás personas que ingresaban, vestidos con trajes azules y con mascarillas que hacían imposible para Ashley poder reconocer los rostros. 

Aunque uno de ellos debía ser el neurocirujano que su padre trajo desde Suiza, mientras que el otro, pertenecía al hospital. 

—Necesito que estés relajada. Pondremos la anestesia en tu cuerpo. —el doctor Walas asintió hacia una mujer, quien hizo el proceso de colocar diversos cables a su cuerpo, terminando de conectar en su brazo la intravenosa donde la anestesia entraría a su cuerpo. 

Respiro profundamente como le fue indicado, y tras el paso de varios minutos, su cuerpo fue lentamente adormeciendose. 

«Todo volverá a ser como antes» 

«Este será solo el comienzo» 

«Tolo saldrá bien»

Con esos pensamientos rondando su cabeza, dejo que todo su mundo se volviera oscuro.

*****

Bradley estaba siendo un espectador de la cirujía, por lo que viendo a los neurocirujanos hacer su trabajo, se mantenía en silencio, tratando de captar todos los detalles que pudiese. 

Estaba un poco sorprendido y a la vez curioso de ver tantas cosas nuevas, ya que, el doctor Walas había sabido dar lo mejor de él y con ello trajo una sofisticada tecnología que apenas ingresaba al mercado. 

Impulsores de médula espinal. 

Lo más novedoso tenía que ser para una de las familias más adineradas de Chicago. 

Nada era imposible para los Danvers, y solía verse reflejado en el tratamiento que su hija había recibido durante los últimos meses. 

Ashley Carlisle. 

La chica que fue una de las víctimas del accidente de la venida Michigan. 

La misma que había desarrollado una paraplejia a causa de ese accidente de coche. 

No sabía mucho, pero Evie era demasiado curiosa como para quedarse no investigar a la chica en sus redes sociales y páginas web. 

Por lo que escucho, el día de su accidente huyó de su boda, dejando plantada al chico en el altar. 

Algo dentro de él le hacía dudar de eso, puesto que Ashley no parecía ser el tipo de mujer que le hiciera eso a un hombre. 

Aunque eso eran meras suposiciones, y nunca se atrevería a compartir esos pensamientos con su hermana o alguno de sus amigos. 

Bradley era del tipo que prefería ser el invisible para vigilar cualquier amenaza. 

El tipo que cuando desvanecia su sonrisa, sus rasgos adjuntaban un toque misterioso... y más mortal. 

Y eso, se lo dedicaba única y exclusivamente a su pasado. 

A su acedor.

A su creador.

Gracias a ello, hasta la fecha, tenía muchas marcas, que, aunque no se notaban a primera vista, solían ser bastantes feas y profundas a la hora de interiorizar sobre él. 

Después de varias horas de arduo trabajo, Bradley espero que el neurocirujano traído de Suiza saliera, seguido de sus otros colegas, quienes, satisfechos por labor realizada, mantenían una sonrisa, aunque sus ojos delataran cansancio y miles de afecciones. 

—No pensé que estuvieras aquí. —inquirió el doctor Walas, tras quitarse su traje quirúrgico. 

—Él es un voyeur. —manifestó en broma Hunter, haciendo reír a Elijah, el otro neurocirujano que a duras penas entendía las bromas de Hunter.

Bradley se limito a darle una mala mirada, antes derigirse hacia el doctor Walas. —¿Todo salió bien? —inquirió, tratando de mirar por el cristal, fallando miserablemente.

—Si, Bradley. —contesto el doctor Walas suspirando—. Pronto podremos iniciar con las rehabilitacion, solo hay que esperar por si existe alguna complicación. 

—No lo creo de ese modo. —manifestó Elijah Kessler, el neurocirujano suizo—. Es una paciente joven y muy sana, el implante solo será una pequeña ayuda que con el paso de los meses se tendrá que desconectar. 

Elijah conocía muy bien el impulsador, puesto que su padre era el creador que dicho artefacto. 

—A por ello. —el doctor Walas se dirigió a la salida—. Necesito corroborar algunos documentos. Hunter, por favor, enséñale al doctor Kessler dónde estará por ahora. 

—Si, jefe. —Hunter se pasó ambas manos por su cabello, mostrando tensión y un poco de frutacion que supo cubrir bien—. ¿Nos vamos? 

Bradley señalo las puertas del quirófano. —¿La chica? —tenia una inquietud por saber el estado de salud de Ashley, pero trato de que sus palabras salieran tranquilas, su actitud demasiado serena como para que alguien notase su insistencia.

—El doctor Walas se hará cargo personalmente, por mi parte necesito ingerir algo o creo que mi cita se quedara vestida y alborotada —musitó Hunter dramáticamente, poniendo una mano sobre su estómago—. ¿Vienen?