«Si dejas que vean tu miedo, lo más seguro es que lo utilicen en tu contra; así que ponte recta, y levanta la vista como si no le temieras a nada aunque te estés muriendo por dentro»
Al levantarme ya Laurelle estaba pérdida mirando por la ventana, sabía que estaría distante así que salí para hacer mis necesidades e ir a desayunar.
Mi padre se encontraba sirviendo los platos, me dedicó una mirada seria para hacerme saber que no tenía idea de que pasaba y que debía contarle.
Ya conocía muy bien sus miradas y antes de que pudiera contarle algo Laurelle se había sentado a mi lado para sorpresa de todos; mi padre se sentó y en un incomodo silencio empezamos nuestro desayuno.
— ¿Iras a trabajar el lunes, Lau? —mi padre rompe el silencio y me relajo al verla mirarlo con fingido horror, suspiro y oculto una pequeña sonrisa.
— ¡Es sábado Alonso! no me pregunte eso —Suelto una carcajada y agradezco a mi padre con la mirada por saber como relajar la situación.
Lau es dos años mayor que yo y había decidido trabajar después de todo lo que paso pero si fuera por ella estaría estudiando...
— Me ofendes, hoy pasaré la tarde con mi pequeña, no es hora de pensar en trabajo —besa el dorso de mi mano con cariño y mi padre no deja de mirarla divertido.
— Me pone feliz de que se traten como hermanas —Lau empieza a toser fuerte y mi padre se parte de la risa, yo no entiendo nada así que me apresuro a comer delante de este par de locos.
— Hermana de esta loca no gracias, suficiente con ser su mejor amiga —la miro mal y ya mi padre y ella se sumergen en el tema de ver nuestro maratón a las 4 pm.
Esperen... ¡El chico de la cafetería!.
— Yo... Tengo un compromiso a las 4 —Los dos se dedican una fugaz mirada para luego clavar sus acusadores ojos en mi. Bien yo nunca cancelo nuestro maratón porque es el único día donde estamos los tres juntos.
— ¿Quien es el chico? —pregunta mi padre y lo miro mal— Bien resuelvan sus diferencias, bye —¡Cobarde! Lau no deja de mirarme y suelto un suspiro de derrota.
— Bien, es el chico de la cafetería que por cierto no lo notaste en la puerta, no se como consiguió mi número pero me cito —Se levanta de la mesa y yo la miro extrañada.
Alguna locura se le ocurrió...
— Iré contigo, un chico extraño te invito a salir y no puedo dejar que vayas sola —sentencia y se va.
¿¡Que!? Dios protegeme esta tarde y evita que haga cualquier locura...
***
Ya estoy en cafetería sentada en mi mesa de siempre, donde conocí a ese misterioso chico y mi mejor amiga como una espía a unas cuantas mesas de la mía.
Necesito hablar bien con ella, siento que se guarda tantas cosas pero ahora mi vida esta empezando a ser ¿interesante?... Lo dudo, solo será un completo caos.
— Pareces una loca —susurra llegando por detrás Edell y lo miro mal.
— ¿Que quieres? —le preguntó a secas y el chico me sonríe como un demonio.
— ¿Por qué estas aquí? —muy listo el chico, me gusta, quedó en silencio y su sonrisa se vuelve más grande si es posible.
— Te quería proponer salir —comienza a hablar y lo observo en silencio, apenas me va conociendo seguro esta loco...
— Pero no salir de verdad, mi padre quiere que le lleve una novia a la cena de la próxima semana y necesito que me ayudes en eso —Suelto una carcajada y lo miro como si fuera una broma y su expresión me nuestra que no.
Eso nunca sale bien y lo que el chico propone no será la excepción.
— ¿Que te hace creer que aceptaré? —muestro mi seriedad en esa pregunta, soy directa y no me arrepiento— Estas loco.
— Fácil, el dinero —me levanto ofendida pero este sigue muy tranquilo.
¡Hijo de su gran madre!
— Se todo de ti Ayla Walsh, tu padre trabaja para mi padre desde hace mucho tiempo, se que necesitas el dinero —habla con determinación y muy serio, cree que puede intimidarme.
— Se todo lo que pasó, que incluye a tu madre, tu mejor amiga y sus padres —me mira directo, sus ojos no se despegan de los míos— con lo que te podría pagar ayudarías a tu amiga a estudiar, ayudarías a tu padre e incluso a ti solo si aceptas —termina y me dedica una sonrisa que para nada me calma.
— Primero, yo nunca aceptó algo por dinero, no soy así, no intentes manipularme, segundo eso no saldrá bien consigas a quien consigas y tercero; ¡Pudrete! —me aseguró de escucharme firme y me levanto si dedicarle una mirada para poder salir de ahí.
Pero su voz me detiene y me eriza la piel, lo miro y el no quita sus ojos de mi.
— Esperaré tu respuesta, ya tienes mi número, recuerda a quien puedo hacer que despidan —sus ojos destilan maldad y me arrepiento de haberme cruzado con él.
— ¡Edell! ¡Te estaba buscando! — exclama una esbelta chica con piel Morena y ojos miel, cuando su atención pasa a ella; no lo dudo, salgo corriendo.
Olvidando todo, incluso a mi amiga que debió ver todo en vivo y en directo.
¿Por qué yo?
***