«A veces abrir los ojos no sólo es el simple acto que se hace al despertarse, es más un gran ejemplo de lo que es; razonar, darse cuenta de mucho y de poco a la vez»
POV Laurelle Mayer.
Al estar lejos de ella me di cuenta de que habíamos tenido una fuerte discusión, demasiado para mi gusto.
Había hablado de más y eso tenía consecuencias, debí detenerme cuando sus ojos se habían empezado a humedecer pero el miedo nublo mi juicio al darme cuenta de que estaba en manos de un idiota gay.
'Te estaré esperando en la cafetería' - Edell Blair.
'Te espero en la esquina de la cafetería para ver al chico Blair' - Enviado.
No me tomó la molestia de cambiarme y siento el siento el silencio en toda la casa antes de salir.
Me tomó el atrevimiento de lanzar miradas coquetas a mi paso porque si:
Laurelle Mayer no demuestra que se está derrumbando.
Mis pasos son firmes y seguros, diviso a Alonso en la esquina como le había dicho y me apena involucrarlo en esto, otra vez.
Pero es una de las personas en las que más confío, quien sabe todo de mi y no me juzga.
— ¿Estas lista? —su pregunta me saca de mis pensamientos y afirmó, no estoy segura pero no lo demuestro.
Vemos al chico Blair tomando un café bastante tranquilo y eso me molesta.
— Vaya... Sigues sin decepcionarme Laurelle —comenta al tenernos enfrente y yo no dudó en mirarlo desafiante.
— Hiciste un buen trabajo, Ayla aceptó —no logro ocultar mi sorpresa y su mira se oscurece— Tus secretos tienen precios —Alonso no dice nada pero esta en absoluta seriedad, sabe que no debe meterse, lo debo resolver yo.
— Ya cumplí, espero tu hayas cumplido —sus ojos son buenos analizando pero yo soy buena siendo dura.
— Yo cumplo, pero tu vida no se arruina por mi, con mis 23 años he aprendido el precio que hay que pagar por tener secretos, por eso no tengo quien salga lastimado —yo me siento nerviosa y Alonso aprieta mi hombro, es mi apoyo.
— ¿Que quieres decir? —toma un sorbo de su café y noto un libro al borde de la mesa.
— Que perderás todo por mucho que te esfuerces en que todo salga bien —su comentario me molesta y se levanta para irse sin antes agarrar el libro como si fuera su tesoro.
Y se va, yo lo sigo furiosa, Alonso me sigue a mi pero al cruzar la puerta me encuentro con unos ojos llenos de decepción.
Me detengo en seco y por fin entiendo a que se refería, sus labios tiemblan y su ojos hacen un esfuerzo por no soltar una lágrima.
— ¿Que hacen aquí? —nosotros permanecemos en silencio, error— ya no los conozco, como puedo confiar si me ocultan cosas —nos mira de nuevo con decepción y sale corriendo a no se donde, pero se que no volverá esta noche.
Llegamos a casa como dos almas en pena y me sorprende que Alonso no esté tan preocupado.
— Ya se le va a pasar Laurelle, ella es mi hija pero tu también eres como mi hija, es hora de que le cuentes todo —caigo de rodillas y niego.
— No puedo... —susurro y él se va, me derrumbó y mis quejidos se escuchan por toda la casa.
Lo arruinó todo, eso lo se, pero siento que no puedo más.
Le he ocultado tantas cosas, hasta como me siento por miedo a perderla y solo fue otro error.
Pero no puedo evitar amarla a pesar de que el destino esta en mi contra.
Pasan las horas y yo sigo tirada en el frío suelo de la sala, mis ojos se cierran por minutos y siento como me colocan una cobija encima.
La madrugada se siente horrible y mis recuerdos atacan, el pequeño rencor hacia mis padres decido dejarlo de lado para poder tomar una decisión e irme para siempre.
Como una cobarde, pero no se verá así; me encargaré de salir como la puta diosa que soy.
Ni los Blair, ni mis padres y menos Ayla me van a detener.
Término dormida con una sola comentario en mi cabeza.
'He aprendido el precio que hay que pagar por tener secretos, por eso no tengo quien salga lastimado'.
***