Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 9. Ligeros roces.

—Esa tipa ya envolvió a mi hermano, los enloquece a todos. Menos mal que Elijah será sacerdote, si no, lo seduce, es una mujerzuela —dijo Linda con coraje.

—Ya no hagas corajes con Zoé—dice Nina.

—La odio, ahora la odio todavía más. Elijah me pidió que fuera amable con ella y eso haré, tengo que actuar con prudencia. Y fingir que la acepto como mi madrastra, jugaré su mismo juego, Nina—expone Linda con astucia.

—Vivir con tanto rencor es muy aburrido, cambiemos de tema, ¿estás lista para nuestra graduación?

—Listísima, compré un vestido increíble quiero que lo veas—le muestra.

—Es realmente hermoso.

—Así como yo, Liam, caerá rendido a mis pies—presume con gracia.

—¿Te ha llamado?

—Sí, pero no le contesto, me doy a desear y eso lo desespera.

—Eres mala y luego críticas a Zoé.

—Ja, ja, ja—se carcajea Linda, toma a su amiga por el brazo para salir al jardín, en el camino se cruzan con Mark el mejor amigo de Elijah, en el seminario, quien fue de visita a la mansión.

—¿Y tú quién eres? —pregunta Linda.

—Me llamo, Mark.

—Adiós.

Se despide riendo y al salir Linda detalla:

—Es muy apuesto, Mark.

—¿Y Liam? —pregunta Nina con confusión.

—Ya ni quien se acuerde, ja, ja, ja.

—Eres muy picaría, Linda.

Mark se muestra distraído y se pierde en un momento, pensando en los hermosos ojos verdes de Linda. Ignorando a Elijah por completo, quien lo llamaba a gritos:

—Mark—grita.

—¿Sí?

—Estás más distraído que de costumbre.

—Acabo de ver un ángel—musita fascinado.

—Ahora resulta que tuviste un encuentro celestial, ja, ja, ja.

—No me creerás, pero sí que lo tuve…—comenta y salen juntos carcajeándose.

*****

Exclusivo Centro Comercial, Los Ángeles.

El lugar estaba repleto, Grace se siente muy cansada, sin embargo, Zoé se hallaba feliz y en total libertad, no paraba de caminar y visitar tiendas de un lado a otro. Su madre rápidamente protesta:

—Ya me duelen los pies, hija, ¿no era mejor comprar como antes? —se queja

—No mamá, adoro salir de compras. Odio estar encerrada en la mansión.

—Lucas, no debería de darte mucha libertad—Zoé está tan contenta que hasta ignora su comentario.

—Mejor vamos hasta aquella zapatería.

—Con calma, niña. Para la próxima que te acompañe, Emily.

—Lo tendré en cuenta, ja, ja, ja, ya no reniegues. Estoy muy contenta.

—¿Tú contenta? Siempre he dicho que eres muy rara—la mira con extrañeza. —Hija, pronto será la graduación de la odiosa de Linda, debemos de buscar vestidos para la ocasión.

—¿Debemos?

—Claro, ya no tengo que ponerme. No pretenderás que vaya mal vestida, siendo la suegra de Lucas Hamilton.

—Eres su suegra cuando te conviene.

—Me contagiaste de tu buen humor, hija. Vamos a gastar, digo a comprar—Zoé sonríe y comienzan a probarse zapatos.

*****

Al día siguiente, Lucas le había informado a su hijo lo de la fundación y también le planteó que Zoé lo ayudaría y que prácticamente trabajarían juntos, a Elijah la idea le ha parecido estupenda, rápidamente va por Zoé a la sala para darle la noticia.

—Buen día, Zoé.

—Hola, Elijah.

—Te noto más serena y contenta.

—Ayer fui de compras y la pasé, súper, no sabes cómo se divertí comprando—Elijah disimula su desagrado, le sigue pareciendo una mujer superficial.

—¡Qué bueno! Mi padre me dijo que trabajarías con nosotros en la fundación.

—Si no te incomoda, quiero trabajar con ustedes.

—Para nada, también me habló de incluir a tu madre en las obras de caridad.

—De una vez te advierto, que no aceptará es muy perezosa.

—Muy bien, nos vemos.

—Espera, Elijah, si vas ahora mismo a la fundación, puedo ir contigo de una vez. Total, no tengo nada que hacer.

—Me parece estupendo, vamos.

—En el camino, le digo a tu padre.

Mientras van al auto de Elijah, ella lo mira fijamente y le dice:

—¿Todo bien?

—Perdona mi franqueza, no soy de los que disimula muy bien.

—Ya me di cuenta.

—Siento que eres muy vanidosa—la crítica con sutileza.

—¿Y? todas las mujeres lo somos, Elijah. Así como yo no comprendo aún, el mundo religioso, tú tampoco entiendes lo mundano—se ríe y él se disgusta.

—No te burles—refuta.

—No me burlo, pero realmente me parece absurdo que constantemente estés pensando mal de mí, cuando todo supuestamente había quedado aclarado entre los dos, ya en la mansión se vive con más armonía, gracias a ti, Elijah—se confunde y se tranquiliza al oírla hablar con tanta serenidad, Zoé es una mujer muy avisada y siempre consigue lo que quiere.

—Está bien, olvida lo que he dicho.

—No te preocupes, te comprendo perfectamente.

—Vamos.

*****

En la mansión.

Ada la mano derecha de Grace, sube corriendo para irle con el chisme de la partida de Elijah y Zoé.

—Buen día, señora, le tengo información.

—¿Habla?

—La señorita Zoé, salió en el auto con el joven Elijah. Oí que hablaban de una fundación.

—A veces no entiendo a mi hija, ahora ese arrebato por ser caritativa que ni ella misma se lo cree, Zoé es una caja de pandoras. Gracias por informarme, Ada.

—Con permiso señora, voy por su desayuno.

—Ve…

Se hunde Grace en sus frívolos pensamientos y manifiesta para sí misma:

«No me gusta nada la complicidad entre mi hija y Elijah. Por muy sacerdote que vaya a ser próximamente, el diablo definitivamente tienta», piensa con perversidad.

Rápidamente entra en la habitación, Solange quien va a buscar la ropa sucia para lavar.

—Permiso, señora, vengo por la ropa.

—Allí está en el ropero, no comprenderás que me pare y te la entregue, niñita.

—No, señora, yo la busco—va Solange por la cesta, para salir velozmente de la habitación y Grace la detiene:

—Espera un momento, muchacha.




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