Capítulo 19. Extrañas confesiones.

La tarde siguiente, al regresar del seminario, Elijah va a saludar a su padre a la oficina y se sorprende al encontrarlo triste y abatido.

—Elijah, hijo mío, gracias por venir—dice su padre suspirando profundamente.

—¿Te pasa algo, papá? — éste levanta la vista con los ojos llenos de tristeza y responde:

—He recibido noticias del banco, parece que uno de mis negocios en el extranjero enfrenta algunas dificultades financieras y se ha visto gravemente afectado por la crisis de Europa. Temo que no podamos mantenerlo por mucho tiempo más.

El corazón de Elijah se hunde ante las palabras de su padre. La idea de que el negocio familiar que se ha transmitido de generación en generación se enfrente a un futuro sombrío es devastadora.

—Lo siento mucho, papá. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? —pregunta Elijah, sintiéndose impotente ante tanta adversidad. Su padre le dedica una débil sonrisa:

—Tenerte a mi lado es suficiente, hijo mío. Afrontaremos juntos este desafío como familia. Todavía tengo los otros negocios, no todo está perdido.

Elijah asiente, decidido a hacer lo que sea necesario para apoyar a su padre y su negocio. Juntos superarán esta tormenta y emergerán más fuertes que nunca.

—Otra cosa que me preocupa es Zoé, hijo. La siento distante, mi esposa ya no es la misma. He notado un cambio en Zoé y creo que se ha vuelto más distante y reservada, y eso está empezando a afectar a nuestra relación. Siento que no la conozco y eso me preocupa mucho.

—Recuerda sus conflictos emocionales, tienes que tener paciencia, papá, también es una mujer muy joven.

—Puede ser, pero no solo ha cambiado su comportamiento, también su actitud. No sé qué le pasa, pero no puedo quitarme esta sensación de inquietud de encima.

—Lo único que te aconsejo es que hables con ella, todo en la vida tiene solución, papá.

—Ha aumentado la tensión en nuestro dormitorio y eso me ha estado afectando mucho en la intimidad.

—Detalles, no, papá —se sonroja Elijah.

—Eres mi hijo, Elijah, con quien más podría desahogarme si no es contigo. Quiero ayudarla y entender qué le pasa, pero me ha estado dejando de lado.

—Me parte el corazón verte así, papá. Solo espero que puedas resolver tus problemas con tu esposa.

Elijah siente que una sensación de vértigo lo invade, incluso más que el conflicto financiero que ha acaparado la mente de su padre. Lo que más le perturba es su situación con Zoé. Anhela ayudarla, sabiendo que ella debe de estar atravesando un momento muy difícil al estar casada con un hombre mayor al que no ama, sino que solo desea su riqueza.

La idea de que Zoé viva una relación tan infeliz y pusilánime pesa mucho en el corazón de Elijah. Está decidido a encontrar una manera de apoyarla en todo lo que pueda.

Mientras Elijah lidia con su propia confusión interna y con desafíos externos, su preocupación por Zoé sigue presente en su mente. Sabe que debe acercarse a ella y ofrecerle su apoyo, a pesar de las complejidades de su situación. Elijah siente una profunda empatía por Zoé y le entristecen las difíciles circunstancias en las que se encuentra. No puede soportar la idea de que ella esté atrapada en un matrimonio sin amor y por conveniencia.

Le gustaría poder salvarla de su situación, pero sabe que no es tan sencillo. A pesar de los obstáculos que tiene por delante, Elijah sigue decidido a hallar la forma de ayudar a Zoé. No descansará hasta haber hecho todo lo posible por demostrarle que no está sola y que hay personas que se preocupan por su bienestar.

Sus sentimientos por Zoé lo impulsan a seguir adelante en su búsqueda para ofrecerle el apoyo y la comprensión que ella necesita tan desesperadamente.

*****

Al día siguiente...

En el seminario, Elijah no oculta su tristeza y el padre Tomás, que es su mentor y confidente, lo nota y le dice:

—No pareces el mismo de siempre, Elijah. ¿Todo va bien? —le pregunta con un tono de genuina preocupación.

—Estoy preocupado por algunos conflictos familiares.

—¿Con tu madrastra? —le pregunta con seriedad.

—Son demasiadas cosas, pero ella es la que más me preocupa.

—Hijo, ya lo hemos hablado hasta la saciedad. Aléjate de esa mujer, Elijah.

—Debo ayudarla, me lo prometí a mí mismo.

—Estás jugando con fuego y temo que puedas salir muy lastimado.

—Le juro que nuestra situación ya ha cambiado. Zoé es solo la esposa de mi padre.

—Una esposa joven y muy bella, que combina perfectamente contigo. No tientes al destino —insiste el padre, intentando protegerlo.

*****

Al caer la noche, Elijah baja de su vehículo, abre la puerta de la mansión de par en par y se tumba cuando ve a su padre y a Zoé, envueltos en un apasionado beso, sintiendo cómo su mundo se derrumba.

—¡Papá! —exclama Elijah, con una mezcla de sorpresa y confusión en su voz.

Zoé se aparta rápidamente de su padre con una expresión de culpa en el rostro. El padre de Elijah se emociona al verlo y bosqueja una agradable sonrisa.

―Elijah, hijo mío, nos has encontrado en pleno beso...― empieza a decir, pero Elijah no quiere oír nada más.

—¡No importa! Me alegra que estén bien. Estoy muy cansado, voy a subir a mi cuarto.

Durante horas, Elijah se queda acostado en la cama, tratando de procesar lo que acaba de presenciar. Siente una extraña sensación que lo oprime internamente, cierra los ojos de inmediato y se sumerge en un estado de profunda calma, poniendo su mente en blanco.

*****

Al día siguiente, Elijah se levanta muy temprano con el fin de ir a la parroquia, donde es voluntario para ayudar en algunas obras pendientes, y Zoé lo mira desde arriba cuando se interna en la cocina. Baja corriendo para saludarlo y despedirse de él, y cuando se encuentran, Elijah no puede evitar sentir una oleada de compasión al ver la expresión de arrepentimiento en su rostro.

―Elijah, lo siento mucho. No quiero que pienses que no respeto a esta familia. Lo que viste ayer entre tu padre y yo no volverá a repetirse. Por lo general, no nos mostramos afecto en público, lo lamento profundamente―expresa con la voz quebrada.