Zoé llega a casa de su madre furiosa porque su marido, Lucas, le ha informado de que lo han llamado del banco para confirmar una costosa compra en una joyería por miles de dólares que su madre, Grace, había hecho recientemente con la tarjeta de crédito que Zoé le había prestado.
Zoé le reclama enfadada a su madre y le dice:
—Mamá, ¡te he estado esperando durante horas! ¿Por qué no contestaste el teléfono? ¿Dónde andabas? Lucas me acaba de decir que hiciste una compra costosísima en una joyería con mi tarjeta. Te exijo que devuelvas todo lo que compraste, ahora—reclama.
—Bajas la voz porque soy tu madre. Necesitaba esas joyas, hay que cubrir las apariencias, querida. Tengo un evento el sábado y no tenía nada nuevo para exhibir.
—Te hubiese prestado una de las mías. A Lucas no le va bien con sus finanzas. Todavía enfrenta problemas con la sucursal de Países Bajos.
—No seas tonta, que Lucas tiene mucho dinero y jamás se le acabará. Ya has dicho tú que es solo la sucursal de Países Bajos la que tiene problemas, las otras están muy bien.
—Utilizaste mi tarjeta, me engañaste. Me dijiste que solo la usarías para un vestido, no para joyas costosísimas. Eres una embaucadora.
—Te callas, es lo menos que me merezco por haberte traído al mundo, insolente, lo único que hecho es soportar tus boberías de niña consentida.
—La única insolente y desobligada aquí eres tú, que sigues viviendo de los demás. El dinero de mi marido no te pertenece.
—Te equivocas, querida. Me pertenece y mucho—señala con desfachatez—¿Qué pensaría Lucas si se entera que su esposa, siente cierta atracción por su hijo, el santito? —la amenaza con sutileza.
—¿Qué estupideces estás diciendo?
—No son ningunas estupideces, sé muy bien que Elijah te gusta, Zoé. No soy tonta, se te cae la baba cada vez que lo tienes cerca, eres muy obvia.
—Eres una maliciosa, que solo piensas mal de las personas, hasta de tu propia hija por Dios.
—Ya cariño, descuida que no diré nada, tu secreto está a salvo conmigo, hagamos como si este episodio nunca hubiera existido, toma aquí tienes tu tarjeta. Gracias por las joyas, hijita.
Zoé se queda atónita ante el despreciable chantaje que acaba de realizar su madre. Se dice a sí misma que debe de tener más cuidado con sus sentimientos hacia Elijah, pues su madre ya los ha percibido, con la misma facilidad que con la que cualquier otra persona pudiera hacerlo, en particular Lucas su marido.
*****
En la universidad, Linda, su novio Mark y Solange, que también había decidido vivir temporalmente en el campus, debido a la partida de Elijah al seminario, comienzan a hablar de la decisión de Elijah de ingresar una vez más como interno.
—Por fin le diste el «sí, quiero» a Mark, Linda—dice Solange.
—Bueno, en realidad todavía está en pruebas—advierte Linda con gracia, y Mark la mira con asombro.
—¿Me vas a seguir torturando?
—Es broma, cariño.
—Se les ve muy bien juntos.
—Gracias, Solange. Hablando de otra cosa, me pareció muy extraña la decisión de Elijah de volver a ser interno en el seminario.
—A mí también, cariño —afirma Mark.
—A todos, en realidad. Por eso decidí venir a vivir al campus, nada me ataba a la mansión —asiente Solange con evidente melancolía.
—Mi padre está muy triste, me lo dijo esta mañana.
—¿Solange, estás bien? —pregunta Mark al ver que se había perdido en sí misma.
—Más o menos. Extraño a Elijah —dice rápidamente mientras mira a Mark y a Linda, que se miran de inmediato.
Ambos se dan cuenta inmediatamente de que Solange puede tener sentimientos por Elijah y de que los está ocultando porque asume que él es inaccesible.
Después de insistir un poco, Solange admite que tiene sentimientos por Elijah, pero sabe que tener una relación sentimental con él es imposible y que ella lo respeta.
—Siempre he tenido la sensación de que te gusta mi hermano —dijo Linda rápidamente tras el comentario.
—Lo siento, Linda. Sé que me he pasado, pero no te puedo mentir. Tú eres mi única amiga, a pesar de ser una de las patronas de la casa.
—Sabes muy bien que nosotros no tenemos esos complejos, Solange. Pero mi hermano está prohibido no solo para ti, sino para cualquier mujer —puntualiza Linda con mesura.
—Así es, Elijah, tiene su vocación muy firme y siempre fue disciplinado en el seminario —advierte Mark. La mirada de Solange se intensifica y se vuelve más triste.
—Te aconsejo que te olvides de mi hermano, Solange. Aquí en la universidad hay chicos muy guapos.
—¿Cómo te has fijado? ¿Por qué miras a otros hombres? —pregunta Mark rápidamente.
—Tranquilízate, Mark; los ojos se hicieron para mirar—responde Linda con picardía.
—No me dejarás, ¿verdad?
—Claro que no, tonto.
Linda y Mark comprenden la situación y ven que Solange está realmente confundida por sus sentimientos por Elijah. A medida que continúan discutiendo, todos están de acuerdo en que apoyarán a Elijah en su decisión, incluso si eso significa que Solange tenga que reprimir sus emociones por él.
Son conscientes de que la felicidad y la realización de Elijah son realmente importantes y quieren estar a su lado de cualquier manera.
*****
En cambio, al parecer, esos sentimientos no se aplican a Zoé, que actualmente se encuentra en la fundación tratando de hallar la manera de ver a Elijah a solas, lejos de la mirada vigilante de su madre, Lucas y el resto en la mansión. El distanciamiento entre ellos le perturba tanto que rápidamente lo enfrenta.
—Elijah, ¿por qué no me has dado la cara? Al menos, responde a mis mensajes. Por favor—suplica agitada.
—Zoé, por favor, aquí no. Estoy harto de que me persigas constantemente por todas partes. Es repugnante. Te ruego que te vayas por donde viniste.
—Solo quiero hablar contigo e intentar comprender qué salió mal entre nosotros. ¿Podemos tener una conversación civilizada, por favor?