Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 29. El eco de una prohibida pasión.

Días después, en medio de la tranquilidad que la embarga, y tras el resultado obtenido en el evento benéfico, Zoé se reencuentra con Elijah en la fundación Hamilton. Esta vez, Elijah no puede evitar mirarla de otra manera; el eco y las sombras de una pasión prohibida gritan lo inexorable.

—Zoé, no puedo fingir que lo de la otra noche, no ha cambiado las cosas entre nosotros —le dice con una mezcla de determinación y cautela mientras se acerca a ella.

—Elijah, yo... no sé qué decir. Fue un momento, no sé si deberíamos darle más importancia de la que tiene.

—¿Cómo puedes decir eso? Lo que sentí... lo que vi en tus ojos... no fue algo que se pueda ignorar tan fácilmente. —La mira con una intensidad que no puede ocultar.

—Lo sé, y no puedo negar que también sentí algo. Pero, ¿qué hacemos con esto? No podemos simplemente... —advierte, bajando la mirada y luchando con sus propias emociones.

—No lo sé, Zoé. Pero lo que sí sé es que no quiero alejarme de ti. No ahora que sé que hay algo más entre nosotros.

—Elijah, esto podría complicarlo todo. Tu posición en la fundación, mi trabajo aquí... no es algo tan simple.

—Nada que valga la pena lo es. Pero estoy dispuesto a enfrentar lo que sea necesario si eso significa explorar lo que hay entre nosotros. ¿Y tú? — Imprime tomando sus manos con suavidad.

—No sé si tengo tu valentía, pero sé que no quiero arrepentirme de no haberlo intentado—responde con una mezcla de miedo y esperanza.

—Entonces, juntos, encontraremos la manera. No importa lo difícil que sea —dice Elijah, con una sonrisa que le ilumina el rostro.

Ambos comparten una mirada llena de promesas y complejidades, sabiendo que lo que tienen frente a ellos no será fácil, pero también sintiendo que podría valer la pena superar cada obstáculo.

*****

Casa de Grace.

Al parecer, a esta mujer se le ha olvidado todo lo hablado con Salvador la otra noche. Lo que menos le importa es la estabilidad física y emocional de su hija. Vuelve a centrar sus pensamientos en la fortuna Hamilton. Habla con su inseparable sirvienta, Ada. Le cuenta sus sospechas sobre la posible relación amorosa que puede estar surgiendo entre Elijah y Zoé, sin saber por ahora que ya han dormido juntos.

—Ada, ¿has notado algo inusual entre Zoé y ese joven, Elijah? —pregunta con un tono de voz lleno de conspiración.

—Bueno, señora, son jóvenes. Es natural que se lleven bien, ¿no cree?

—No hablo de una simple amistad, Ada. He visto cómo se miran. Hay algo más... y estoy segura de que Lucas Hamilton, no estaría nada contento si supiera que su preciosa esposa podría estar interesada en otro hombre.

—Señora, quizás sea solo una buena amistad. Zoé siempre ha sido muy sociable.

—Sociable, sí, pero esto es diferente. Y si hay algo más entre ellos, podría ser la oportunidad perfecta para asegurarnos de que Lucas vea dónde está su lealtad. Y si resulta ser cierto, podría ser muy beneficioso para nosotros.

—Pero, señora, ¿y si eso hace daño a Zoé? Ella parece realmente feliz últimamente.

—Zoé necesita aprender que, en este mundo, las emociones no te llevan lejos. Lo que importa es el ingenio y saber dónde se encuentra tu verdadero beneficio. Y si tengo que usar esta situación para asegurar nuestro futuro, así será. Mantén los ojos abiertos, Ada. Quiero saber cada movimiento que hacen esos dos —ordena con firmeza.

—Como usted ordene, señora. Pero espero que al final también se tenga en cuenta la felicidad de Zoé.

—Por supuesto, Ada. Pero recuerda, en el juego de la alta sociedad, a veces hay que sacrificar peones para ganar la partida.

*****

Minutos más tarde, al salir de la Fundación Elijah, no puede evitar sentir deseo al tener a Zoé a pocos metros de él. Se acerca a ella, que estaba a punto de subir a un taxi, y la mira envuelto en sus sentimientos a flor de piel.

—Zoé, espera un momento, por favor —la sigue con una mezcla de determinación y vulnerabilidad.

—Elijah, ¿qué ocurre? Creí que ya habíamos terminado por hoy—dice, sorprendida, y detiene su paso hacia el taxi.

—No, no hemos terminado. O, al menos, yo no he terminado. Hay algo que necesito decirte, algo que no puedo guardar por más tiempo. —Dice, respirando profundamente y buscando las palabras adecuadas.

—¿De qué estás hablando?

—De esto que siento por ti, Zoé. Desde que te conocí, algo dentro de mí cambió. Intenté ignorarlo, creyendo que era solo una distracción, pero... —Hace una pausa, buscando fuerzas— pero no es así. Lo que siento por ti es real y cada día que pasa se hace más fuerte —expone, mirando directamente a los ojos de Zoé con una sinceridad palpable.

—Elijah, esto es... inesperado. No sé qué decir. Tú sabes mi situación, lo complicado que es todo... —Asiente visiblemente conmovida.

—Lo sé, es complicado. Y no espero que todo cambie de la noche a la mañana, ni que dejes todo por mí ahora mismo. Solo necesitaba que supieras lo que siento, que mi corazón está contigo, sin importar las complicaciones.

—Elijah, esto es demasiado para mí. No puedo negar que también siento algo por ti, pero... (Suspira profundamente) pero tengo miedo. Miedo de las consecuencias, de lo que esto significa para nosotros, para mi futuro.

—No te pido que tomes una decisión ahora. Solo quería que supieras la verdad. Estoy aquí, Zoé, para lo que necesites, cuando estés lista. No tienes que enfrentar tus miedos sola —dice, tomando la mano de Zoé con gentileza.

—Gracias, Elijah. Necesito tiempo para pensar en todo esto. Es mucha información de golpe y... —dice emocionada, haciendo una pausa para buscar las palabras adecuadas— y es difícil imaginar mi vida de otra manera ahora. Pero saber que estás aquí, que me apoyas, eso significa mucho para mí.

—Lo sé, Zoé. Y no hay prisa. Todo esto es mucho para asimilar. Solo quiero que sepas que, sea cual sea tu decisión, estaré aquí. No solo como un amigo, sino como alguien que realmente se preocupa por ti.




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