Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 31. Salida del seminario.

Elijah decide dejar el seminario y poner fin a su vocación como sacerdote. Antes de hacerlo oficial, habla primero con el padre Tomás, antes de hacerlo formalmente con el resto de sus maestros. El padre Tomás se conmociona y trata de hacerle entrar en razón diciéndole que Zoé está manipulando su voluntad por culpa de un amor prohibido.

—Padre Tomás, he tomado una decisión. He decidido dejar el seminario. Siento que mi vocación no está aquí, sino en otro lugar, fuera de estos muros.

—Elijah, esto es muy repentino. ¿Estás seguro de lo que dices? Debes considerar profundamente tu vocación. ¿Es esto realmente lo que Dios quiere para ti?

—Lo he pensado mucho, padre. No ha sido una decisión fácil, pero siento que mi corazón no está en el sacerdocio. Hay algo más allá para mí, algo que también puede formar parte del plan de Dios.

—Esto tiene que ver con Zoé, ¿verdad? Elijah, debes entender que el amor humano, aunque poderoso, no debe desviarte del camino que Dios ha elegido para ti. ¿Estás seguro de que no estás siendo manipulado por tus emociones?

—Entiendo sus preocupaciones, padre Tomás, pero esto va más allá de Zoé. Sí, ella ha influido en mi vida, pero mi decisión no se basa únicamente en mis sentimientos hacia ella. Se trata de escuchar mi verdadera vocación, y siento que no es la vida sacerdotal.

— Elijah, el camino de Dios a menudo está lleno de pruebas y tribulaciones. Abandonar tu vocación por un amor prohibido puede parecer el camino más fácil ahora, pero, ¿has considerado las consecuencias a largo plazo? No solo para ti, sino también para Zoé.

—He reflexionado sobre las consecuencias, padre. Sé que no será fácil, pero también sé que vivir una vida que no siento que es la mía sería vivir una mentira. Quiero encontrar mi verdadero propósito, incluso si eso significa tomar un camino más difícil.

—Elijah, aunque mi corazón está afligido por tu decisión, respeto tu libre albedrío. Oraré para que encuentres tu camino y para que Dios te guíe en este nuevo viaje. Solo recuerda que su puerta siempre está abierta, sin importar el camino que elijas.

—Gracias, padre Tomás. Agradezco su comprensión y sus oraciones. No significa que esté abandonando mi fe, solo estoy buscando cómo vivirla de verdad. Padre Tomás.

*****

Varios días después…

En la granja Hamilton, Elijah se volvió a encontrar con el padre Tomás, quien había seguido sus pasos hasta ese lugar, preocupado por su bienestar y por las decisiones que estaba tomando. El sol se ponía lentamente, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rojizos, mientras ambos hombres se sentaban frente a frente bajo el viejo roble que dominaba el paisaje de la granja.

—Elijah, entiendo que esto no ha sido fácil para ti. Pero huir no solucionará los problemas a los que te enfrentas. ¿Has pensado bien en las consecuencias de abandonar el seminario?

—Lo he pensado día y noche, padre. No ha sido una decisión tomada a la ligera. Pero hay cosas en mi corazón que no puedo ignorar, sentimientos que me confunden y me atormentan.

—Los sentimientos forman parte de la condición humana, pero debemos aprender a guiarlos, no a dejarnos guiar por ellos. ¿Has considerado hablar con tu padre sobre esto? Él merece saber la verdad, y guardarlo solo hará que la carga sea más pesada para ti.

—No puedo, padre. No todavía. Temo que no me entenderá y que esto solo ensanchará la brecha entre nosotros. Por ahora, necesito tiempo para pensar, para entender lo que realmente quiero en la vida.

—Entiendo tu necesidad de tiempo y espacio, pero recuerda que no estás solo en esto. Hay personas que te quieren y se preocupan por ti, y están dispuestas a ayudarte a llevar esta carga. No tienes que enfrentar tus problemas solo, Elijah.

—Lo sé, padre, y le agradezco que haya venido hasta aquí. Pero por ahora, necesito afrontar esto a mi manera. Solo espero encontrar las respuestas que busco.

—Siempre estaré aquí para ti, hijo, no importa qué camino elijas. Solo pido que no cierres tu corazón a aquellos que desean lo mejor para ti. Y recuerda que, a veces, las respuestas que buscamos ya están dentro de nosotros.

El diálogo terminó con un abrazo entre ambos, un gesto de apoyo y comprensión. El padre Tomás sabía que no podía forzar a Elijah a tomar una decisión, pero quería asegurarse de que supiera que no estaba solo. Mientras Elijah se alejaba lentamente, reflexionaba sobre las palabras del padre. Sabía que tenía razón; las respuestas que buscaba sobre su futuro y su fe estaban dentro de él, esperando a ser descubiertas. Pero también sabía que ese viaje de autodescubrimiento no sería fácil ni rápido. Había muchas preguntas sin respuesta y muchas dudas que aún nublaban su mente.

Durante los días siguientes, Elijah se dedicó a reflexionar sobre sí mismo, tratando de entender sus propios sentimientos y creencias. Buscó en libros, en conversaciones con amigos y en la naturaleza, buscando señales o inspiración que pudieran guiarlo en su camino.

*****

Una tarde, mientras caminaba por un sendero del bosque cerca de su casa, se detuvo a contemplar el atardecer. Los últimos rayos de sol se filtraban a través de las hojas, creando un mosaico de luz y sombra en el suelo del bosque. En ese momento de tranquilidad, Elijah sintió una paz que no experimentaba desde hacía mucho tiempo. Se dio cuenta de que, aunque el camino hacia la certeza sobre su fe y su futuro podría ser largo y estar lleno de incógnitas, no tenía que recorrerlo solo. Tenía el apoyo de su familia, de sus amigos y, sobre todo, la capacidad de escuchar a su propio corazón.

Con esa revelación, Elijah decidió que, en lugar de buscar respuestas definitivas de inmediato, se permitiría explorar, aprender y crecer. Aceptaría que las dudas y las preguntas forman parte de la vida y que, en ocasiones, el viaje es más importante que el destino.

Al volver a casa esa noche, Elijah se sintió más ligero, como si hubiera dejado atrás parte de la carga que había estado llevando. Sabía que le esperarían días difíciles, pero también sabía que tenía las herramientas y el apoyo necesarios para hacerles frente. Y con esa certeza en su corazón, estaba listo para comenzar a escribir el próximo capítulo de su vida.




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