Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 32. Sorpresa.

Mark, visiblemente agitado, se acerca a Linda, Nina y Solange, quienes estaban hablando tranquilamente en los alrededores de la universidad. Con una mezcla de sorpresa y urgencia en su voz, interrumpe la conversación.

—¡Chicas, no van a creer lo que me acaban de decir! Elijah ha abandonado el seminario. Sí, así como lo oyen, lo ha dejado.

Linda, sorprendida y confundida, tarda unos segundos en procesar la noticia.

—¿Qué? ¿Cómo es posible? ¿Y por qué? ¿Alguien sabe algo más sobre esto?

Nina, igualmente sorprendida, mira a las demás en busca de alguna explicación.

—Pero, ¿qué le habrá pasado? Siempre parecía tan dedicado y apasionado por sus estudios. ¿Habló contigo, Mark? ¿Te dijo algo?

Solange, quien había estado escuchando en silencio, finalmente habla:

—Esto es totalmente inesperado. ¿El señor Lucas y la señora Zoé saben algo al respecto? No me imagino cómo se lo tomarán.

Mark sacude la cabeza e indica que no tiene más información.

—No, no he hablado directamente con Elijah. Me enteré por unos compañeros. Y, hasta donde sé, ni Lucas ni Zoé están al tanto. Esto va a ser un shock para todos.

Linda, tomando su teléfono, decide actuar.

—Necesitamos hablar con Elijah. Hay que entender qué está pasando y cómo podemos apoyarlo. También es importante que mi padre se entere por nosotros y no por rumores.

Las cuatro asienten, comprendiendo la gravedad de la situación y la necesidad de manejarla con cuidado y comprensión. Se comprometen a buscar a Elijah y hablar con él en persona, antes de que la noticia se propague aún más.

*****

Granja Hamilton.

Al parecer, la lluvia sigue siendo el único testigo fiel y silente de este amor secreto. La lluvia caía con fuerza sobre las aceras vacías de la granja, mientras Elijah caminaba apresuradamente tratando de resguardarse bajo su sombrilla. Sus pensamientos vagaban sin rumbo fijo, sumergido en sus propias preocupaciones. Fue entonces cuando, al doblar para entrar, se topó con Zoé, que se había arriesgado a ir hasta allí motivada por tener noticias suyas.

Zoé tenía unos ojos aguamarina como el mar en un día despejado que lo miraban con intensidad, transmitiendo una mezcla de tristeza y anhelo. Era ella, la mujer que le había robado el sueño desde el día en que la vio por primera vez al cruzar la puerta de la mansión Hamilton, cuando su padre se la presentó como su esposa. Sin mediar palabra, ella rompió el silencio que los rodeaba.

—Elijah, tú no sabes todo lo que yo sufro a diario, soy muy infeliz. En tu amor hallé consuelo y equilibrio, aunque no lo parezca —susurró en un tono apenas audible, pero cargado de emociones encontradas.

Ella lo miró con intensidad, transmitiendo una mezcla de tristeza y anhelo. Él se quedó sin aliento, impactado por las palabras de Zoé, que parecía conocerlo mejor de lo que él mismo se conocía. Sin decir nada, le extendió la mano y la invitó a refugiarse bajo su techo. Juntos, entraron en silencio, dejando atrás el peso de sus propias penas y abriéndose a la posibilidad de un nuevo comienzo.

Ese encuentro inesperado marcó el inicio de una historia de amor y redención, en la que dos almas heridas encontraron en el otro el refugio anhelado. A partir de ese día, Elijah y ella se prometieron estar juntos en las buenas y en las malas, superando juntos las pruebas que les deparara la vida.

Así comenzó el capítulo más hermoso de sus vidas, en el que el amor se convirtió en la luz que iluminaba sus días oscuros y en la fuerza que los guiaba en los momentos de debilidad. Elijah aprendió que el verdadero amor no conoce límites ni barreras y que en el corazón de quien amamos encontramos un refugio seguro donde hallar consuelo y equilibrio, sin importar cuán difícil sea el camino por recorrer. Sin importar que el infierno los bendiga y el cielo los maldiga.

*****
Linda, sin perder tiempo, llama a su padre, que todavía se halla en la empresa, y le cuenta la impactante noticia de que Elijah ha dejado el seminario.

—Papá, ¿tienes un momento para hablar?

—Claro, Linda. ¿Pasa algo?

—Es sobre Elijah... Ha dejado el seminario.

—¿Qué? ¿Cómo es eso posible? ¿Estás segura?

—Sí, papá. Nos enteramos hace poco. Creemos que es importante que hablemos todos juntos sobre cómo podemos apoyarlo en este momento.

—Sin duda. Esto es inesperado. ¿Sabes por qué tomó esa decisión?

—Todavía no tenemos todos los detalles. Pensamos que lo mejor sería hablar directamente con él y entender sus razones, pero queríamos que tú también estuvieras al tanto antes de tomar cualquier decisión.

—Entiendo. Agradezco que me hayas informado. Volveré a casa lo antes posible para discutir esto con Zoé como familia. Es importante que Elijah sepa que lo apoyamos incondicionalmente, sin importar qué fue lo que lo motivó a dejar el seminario.

—Gracias, papá. Eso significa mucho. Nos vemos en casa.

—Nos vemos el fin de semana, Linda. Y gracias por llamarme.

*****

Lucas entra en la mansión y su mirada refleja una mezcla de confusión y tristeza. Zoé, que ya estaba en casa, recibe a su esposo en la sala y nota de inmediato su estado de ánimo.

—Lucas, ¿qué te ocurre? Estás muy preocupado.

—Es Elijah... Ha decidido dejar el seminario. No sé qué pensar. No me responde ni a mis llamadas ni a mis mensajes. Me siento perdido, Zoé. —Zoé se acerca a Lucas con una expresión de preocupación y trata de consolarlo.

—Lucas, Elijah debe de estar pasando por un momento muy difícil. Tal vez necesita algo de tiempo para aclarar sus pensamientos.

Lucas, mirando a los ojos de Zoé, asiente lentamente.

—Sí, puede ser. Pero hay algo más que me preocupa. No entiendo por qué me está evitando de esta manera. Es como si tuviera miedo o vergüenza de enfrentarse a mí.

Zoé se toma un momento para pensar cómo abordar la situación con delicadeza y decide ser supuestamente honesta con Lucas.




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