Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 35. Encuentro familiar.

Ya es fin de semana y Elijah ha aceptado la invitación de su padre de ir al club para pasar el rato en familia, pero antes decide pasar por la iglesia del padre Tomás para contarle sus penas con Zoé, todavía sigue conmovido por su situación.

—Buenas tardes, padre Tomás. Espero no interrumpir.

—Buenas tardes, Elijah. No, para nada, siempre es un buen momento para escuchar. ¿Qué te trae por aquí?

—Es sobre Zoé, padre. Todavía estoy tratando de entender cómo prefirió a mi padre antes que a nuestro amor. Me siento perdido.

—Entiendo, hijo. El amor de familia es muy fuerte y a veces nos pone en situaciones difíciles. Pero recuerda que el amor verdadero también sabe esperar y comprender. Que Dios te dé la fortaleza para que encuentres un amor real, pero lejos de tu joven madrastra.

—Sí, pero es difícil. Siento como si hubiera perdido una parte de mí. Amo a esa mujer y, al mismo tiempo, me odio a mí mismo —señala con preocupación.

—Es normal sentirse así, tu situación es complicada. Pero, Elijah, en la vida a veces las cosas no salen como esperamos. Lo importante es aprender de los errores y seguir adelante. ¿Has intentado hablar con tu padre sobre cómo te sientes?

—Lo he intentado, pero es complicado. No quiero complicarle más la vida.

—Eso habla muy bien de ti, Elijah. Significa que realmente te importa su bienestar. Pero también es importante que expreses tus sentimientos. La comunicación es clave en cualquier relación.

—Tiene razón, padre. Creo que necesito encontrar el momento adecuado para hablar con él. Es paradójico encontrarme en esta situación, ya que odio las mentiras.

—Exactamente. Y recuerda, Elijah, no estás solo. Dios está contigo, guiándote. Confía en él y en el plan que tiene para ti. Y aquí estoy yo, siempre dispuesto a escucharte.

—Gracias, padre Tomás. Me siento un poco mejor después de hablar con usted. Creo que iré al club con mi familia ahora. Necesito distraerme un poco.

—Me alegra escuchar eso, Elijah. Disfruta del tiempo con tu familia. Y recuerda, estoy aquí para lo que necesites. Que Dios te bendiga.

—Gracias, padre. Que Dios lo bendiga también. Hasta luego.

—Hasta luego, Elijah.

*****

Horas después…

Elijah ingresa en el club deportivo y se sorprende al ver a tanta gente, entre ellos Grace, la madre de Zoé, quien lo mira con malicia. Elijah se acerca a su padre velozmente para saludarlo y, evita mirar a Zoé, va donde se hallaban Linda y Solange conversando. Ella se emociona al verlo y Zoé los mira con recelo.

—¡Hola, hermana! ¿Cómo estás? —la saluda con un fuerte abrazo.

—¡Elijah! Qué bueno verte. Aquí estoy pasando un buen rato. ¿Y tú cómo andas?

—Estoy mejor ahora. Es bueno ver caras conocidas. —Se gira hacia Solange—¡Hola, Solange! ¿Cómo has estado?

—¡Hola, Elijah! Estoy muy bien, gracias. ¿Y tú? ¿Cómo te ha ido?

Ella siente un ligero escalofrío que la paraliza y Zoé continúa viéndolos a la distancia.

—Bien, bien. Estoy un poco abrumado con todo lo que ha estado pasando, pero estar aquí ayuda—menciona con una sonrisa sincera.

—¿Todo va bien? ¿Quieres hablar del seminario? —Le pregunta Linda, mirando a Elijah con preocupación.

—No te preocupes, ya está todo bajo control. Prefiero disfrutar del momento aquí con ustedes. No quiero hablar de lo ocurrido—así que sacude la cabeza ligeramente.

—Bueno, si necesitas hablar, ya sabes que estamos aquí para ti —dice Solange con serenidad.

—Lo sé, y lo aprecio mucho. —Cambia el tono para aligerar el ambiente. —Ahora, cuéntenme, ¿qué me he perdido? —les pregunta Elijah.

Continúan conversando en un tono más ligero, con Elijah tratando de mantenerse distraído y disfrutar de la compañía de su hermana, y Solange evitando así cualquier encuentro incómodo con Zoé o su madre, Grace.

Por otra parte, Grace, que no pierde la costumbre de enredar y meterse en todo, se acerca a Zoé con una mirada astuta para envenenarle la cabeza en contra de Elijah, protegiendo sus propios intereses.

—Zoé, querida, ¿has visto cómo tu hijastro y Solange parecen estar muy a gusto juntos?

—¿A qué te refieres, mamá? —pregunta Zoé, con una mezcla de sorpresa y desconfianza.

—Solo digo que parece haber algo más que una simple amistad entre ellos. Siempre están juntos, riendo y compartiendo secretos. Es... interesante, ¿no te parece? —advierte, con tono insinuante.

—No había pensado en ello de esa manera. ¿Crees que debería preocuparme, mamá? —cuestiona con sarcasmo, pero visiblemente preocupada.

Con un toque de satisfacción por haber sembrado la duda, Grace responde:

—No estoy diciendo nada, cielo. Solo observo. Pero, ya sabes, a veces donde hay humo, hay fuego. Solo asegúrate de que tu hijastro no te distraiga de tus verdaderas prioridades. Recuerda quién eres en realidad; la esposa de Lucas Hamilton, un hombre multimillonario a su lado nada te faltará, querida.

—Entiendo, mamá. Gracias por decírmelo. Voy a estar más atenta—continúa Zoé manteniendo su tono irónico al responder; sin embargo, en su interior se halla pensativa y algo perturbada.

Grace sonríe sutilmente, complacida por haber sembrado la semilla de la duda en Zoé, mientras se aleja discretamente, dejando a Zoé contemplando la escena entre Elijah y Solange con nuevos ojos, llenos de incertidumbre y sospecha.

Minutos más tarde, al acercarse con cautela a Elijah, Zoé decide cuestionar sutilmente su cercanía con Solange:

—Elijah, ¿podemos hablar un momento?

Él, suspirando y claramente cansado de tanto martirio, responde:

—Claro, Zoé. ¿Qué pasa?

—No puedo evitar notar lo cerca que has estado últimamente de Solange. Y, bueno, mamá también lo ha notado—apunta con un tono de voz firme pero preocupado.

—¿En serio estamos haciendo esto ahora? ¿Grace también está metiendo ideas en tu cabeza?

—No es eso, Elijah. Solo me preocupa que... que tal vez no veas las cosas claramente. Solange es encantadora, sí, pero ¿has pensado en sus verdaderas intenciones?




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