Capítulo 38. Desconfianzas.

Zoé entra en la habitación de Grace con la intención de saludarla y ver cómo se encuentra después de la caída que sufrió el día anterior. Sin embargo, la conversación rápidamente se torna tensa y se convierte en una discusión, algo que parece ser habitual entre ellas. Durante la discusión, ambas partes elevan la voz y se dicen palabras hirientes. Grace, aprovechando su posición y buscando ejercer control sobre Zoé, le advierte de manera severa que no pretende irse de la mansión. Además, amenaza con revelar el secreto que Zoé comparte con Elijah.

*****

En el silencio tenso de la lujosa habitación, Grace se acerca lentamente a Zoé con la mirada fija y penetrante. Zoé, intentando mantener la compostura, desvía la mirada, consciente del poder que su madre ejerce ahora sobre ella.

—Zoé, querida, creo que has olvidado la delicada posición en la que te encuentras. No solo está en juego tu futuro aquí—dice, haciendo una pausa dramática mientras se pasea por la habitación y toca con delicadeza los muebles como si inspeccionara cada detalle.

Zoé traga saliva, intentando encontrar las palabras adecuadas para responder sin provocar más la ira de Grace.

—Mamá, yo... yo no tengo intención de causar problemas. Solo quiero...

—¿Solo quieres qué, Zoé? —dice Grace, interrumpiendo a Zoé—. ¿Escapar? ¿Empezar una nueva vida lejos de aquí? No seas ingenua. Y no olvides que tengo algo que podría cambiarlo todo para ti y para Elijah.

El corazón de Zoé late con fuerza, consciente de la amenaza que se cierne sobre ella.

—¿Qué quieres de mí, mamá?

Grace sonríe, pero su gesto no transmite calidez.

—Quiero que recuerdes tu lugar, Zoé. Y que sepas que, si intentas irte, si intentas desafiarme, no dudaré en revelar lo que sé. El secreto que tú y Elijah creen que han escondido tan bien... podría destruirlos.

Zoé siente un nudo en el estómago. La amenaza de Grace es clara y la posibilidad de que su secreto se revele la aterra.

—Está bien, mamá. Haré lo que me pidas —dice finalmente, derrotada.

Grace asiente, satisfecha, y se aleja, dejando a Zoé sola con sus pensamientos y miedos. La tensión en la habitación se disipa lentamente, pero el conflicto entre ellas está lejos de resolverse.

*****

Zoé sale de la habitación y, en el pasillo, Lucas hace contacto visual con ella, quien le señala con la mano para que entre en su despacho. Lucas cierra la puerta del despacho con cuidado, asegurándose de que nadie más pueda escuchar su conversación. Se acerca a Zoé, quien todavía parece perturbada por su enfrentamiento con su madre. Con una voz calmada pero firme, Lucas comienza a hablar:

—Zoé, sé que lo que voy a decirte puede ser difícil de escuchar, pero creo que es necesario. He estado pensando mucho en lo que está pasando con tu madre y creo que lo mejor para todos sería que Grace se fuera a reposar a su casa por un tiempo.

Dicho esto, Lucas mira a Zoé directamente a los ojos para medir su reacción.

Zoé lo mira sorprendida, pero en su mirada hay también un atisbo de alivio. Lucas continúa:

—No me malinterpretes, entiendo que es tu madre y que quieres lo mejor para ella. Pero también he visto cómo su presencia aquí está afectando a la paz de la mansión. Es muy cizañera y perturbadora, y lo último que quiero es que eso te quite la tranquilidad.

Lucas hace una pausa, dando a Zoé un momento para procesar sus palabras.

—Lo que te propongo es contratar una enfermera y un médico de cabecera que puedan atenderla en su casa. De esa manera, ella estará cómoda y bien cuidada, y nosotros podremos tener algo de paz aquí. No es una decisión fácil, pero creo que es lo mejor para todos.

Zoé asiente lentamente, y la idea parece resonar en ella.

—Lucas, tienes razón. Es difícil, pero... es lo mejor. No quiero que las cosas se salgan de control aquí, y menos por mi madre. Vamos a hacerlo de la manera más respetuosa y cuidadosa posible.

Lucas le ofrece una sonrisa comprensiva, aliviado de que Zoé esté de acuerdo.

—Lo haremos, Zoé. Me aseguraré de que tu madre reciba la mejor atención posible. Y, sea lo que sea lo que necesites, estoy aquí para ti.

De pronto, Zoé se da cuenta de que su madre es de cuidado y está en sus manos. Podría revelar su relación con Elijah, así que Zoé mira fijamente a Lucas y retrocede. Esta vez discuten y Lucas percibe su comportamiento como algo ambiguo y contradictorio.

Lucas, sorprendido por el cambio repentino de actitud de Zoé, frunce el ceño, tratando de entender la razón detrás de su decisión.

—Zoé, hace un momento estabas de acuerdo conmigo en que lo mejor para tu madre era recibir atención especializada en su propia casa. ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión tan drásticamente?

Zoé, con la mirada baja y las manos entrelazadas, responde con voz temblorosa.

—Lo sé, Lucas, y lo siento. Es solo que... pensándolo bien, me aterra la idea de que mi madre pueda hacer algo estúpido estando sola. Aunque la mayor parte del tiempo esté bien, tiene momentos de ansiedad y no sé qué podría pasar si se encontrara sola, ya que Ada no es su familia y yo soy su única hija.

Lucas da un paso hacia adelante, intentando cerrar la brecha que se ha formado entre ellos.

—Zoé, entiendo tus miedos, pero no podemos permitir que el miedo nos impida hacer lo correcto. Tu madre ahora necesita cuidados que nosotros no estamos capacitados para darle. Ella necesita su propio espacio, y Grace es un problema y discute mucho contigo. Sería lo último que quiero que rompa la armonía de esta casa.

—Pero ella necesita que estemos pendientes de que no se caiga, Lucas. ¿Y si las consecuencias son peores de lo que imaginamos? —Zoé levanta la vista, con sus ojos llenos de miedo y preocupación.

Lucas coge las manos de Zoé entre las suyas y la mira a los ojos.

—Entonces lo enfrentaremos, como hemos hecho con todo hasta ahora. No dejaremos que nada ni nadie nos separe ni irrumpa en nuestra paz, y mucho menos las tonterías de tu madre. Lo más importante es el bienestar de ella y, para ti, querida, está bien que tu madre se quede. —Ahora Zoé respira un poco más aliviada.