Lucas le informa a Zoé de que se ausentará un par de días por motivos laborales, ya que viajará a Seattle para asistir a una convención internacional de Empresas Hamilton.
—Entiendo, Lucas. Es importante que te prepares bien para el viaje a Seattle y la convención internacional. Asegúrate de tener todos los documentos necesarios, como el pasaporte, los billetes de avión y cualquier material que puedas necesitar. ¡Buena suerte en la convención! —le desea Zoé a su marido mientras hablan.
Minutos más tarde...
Su madre entra en la habitación con tranquilidad y le pregunta a Zoé con quién está hablando. Zoé le responde que estaba hablando con Lucas y le menciona que se ausentará por un par de días para viajar a Seattle, donde asistirá a una convención internacional de Empresas Hamilton.
—Hola, Zoé. ¿Con quién estabas hablando?
—Hola, mamá. Estaba hablando con Lucas. Me ha contado que se va a Seattle por unos días.
—¿Seattle? ¿Y por qué va allí?
—Va a asistir a una convención internacional de Empresas Hamilton. Es un evento muy importante para su trabajo.
—¡Vaya! Eso suena emocionante. ¿Cuándo se va?
—Se va mañana por la mañana y regresará el viernes.
—Espero que le vaya muy bien. ¿Te gustaría que lo invitáramos a cenar antes de que se vaya?
—¡Sí, eso sería genial! Le encantaría despedirse antes de viajar.
Mientras Grace hablaba con su hija Zoé, algo en el buró llamó su atención: la prueba de embarazo de Zoé. Al mirarla, se dio cuenta del resultado positivo y ambas palidecieron. Entonces, comenzaron a discutir sobre el tema.
—Zoé, ¿qué es esto?
—¡Mamá! No deberías haberlo visto… —respondió sorprendida.
—Pero es positivo. ¿Estás segura de que esto es real?
—Sí, lo sé. Hice la prueba esta mañana. No sé qué hacer…
—¿Has hablado con alguien sobre esto? ¿Con el padre? —pregunta tratando de mantener la calma.
—No, no he tenido el valor. Estoy asustada, mamá.
—Es normal sentirse así, pero necesitamos hablar sobre esto. ¿Qué piensas hacer?
—No lo sé. Todo es tan confuso... Quiero seguir con mi vida, sin tantos conflictos como hasta ahora y... No sé si estoy lista para ser madre.
—Entiendo, cariño. Esto supone un gran cambio. Pero recuerda que no estás sola. Podemos enfrentarnos esto juntas.
—¿Y si decido no tenerlo? ¿Qué pensarás de mí?
—Lo que más quiero es que estés bien. No importa la decisión que tomes, estaré aquí para apoyarte.
—Gracias, mamá. Solo necesito tiempo para pensar.
—Tómate el tiempo que necesites. Hablemos más sobre esto y exploremos todas las opciones. No estás sola en esto, hija.
—Gracias por entenderme. Me siento un poco mejor al hablarlo contigo.— Asiente con un leve suspiro de alivio.
—Siempre estaré aquí para ti, Zoé. Juntas encontraremos la mejor solución.
Grace, consciente de la situación y de que el bebé que espera Zoé posiblemente sea de Elijah, aborda el tema con sobriedad. Mantiene una postura firme y serena, y se repite a sí misma que es hora de dejar de poner la inteligencia al servicio de los instintos y que debe actuar con cautela.
—Zoé, necesitamos hablar sobre lo que está pasando. Sé que la situación es complicada, pero es importante que sepas que estoy aquí para apoyarte.
—Lo sé, mamá. Pero no sé qué hacer. Elijah... él es parte de esto, y no estoy segura de cómo manejarlo.
—Entiendo que te sientas abrumada. Pero recuerda que, en este momento, lo más importante es el bienestar del bebé. Debemos ser inteligentes y cautelosas con nuestras decisiones.
—¿Y si Elijah quiere involucrarse? No sé si estoy preparada para eso.
—Eso es algo que tendrás que decidir. Pero lo que importa es que tú y el bebé estén seguros y felices. No dejes que tus instintos te lleven a tomar decisiones precipitadas.
—Tienes razón. Necesito pensar con claridad.
—Exactamente. Usa tu inteligencia para guiarte. Estoy aquí para ayudarte en cada paso del camino.
—Gracias, mamá. Aprecio tu apoyo.
—Siempre estaré a tu lado, Zoé. Juntas podemos enfrentar cualquier desafío.
Grace le propone rápidamente a Zoé, manipulando sutilmente su voluntad, que diga que el hijo que espera no es de Elijah, sino de Lucas. Grace, obsesionada con no perder la fortuna Hamilton, ve en este hijo la oportunidad de sacar provecho nuevamente. En su mente, el dinero es lo único que importa y se olvida por completo de su amor de madre, dejando de lado ese sentimiento.
—Zoé, querida, he estado pensando en tu situación. ¿No crees que sería más conveniente para ti si dijeras que el hijo que esperas es de Lucas? —Propone con una sonrisa calculadora.
—¿Qué? Mamá, eso es... eso es una locura. Elijah es el padre—dice Zoé, muy confundida.
—Escucha, Zoé. Si dices que es de Lucas, podrías asegurarte un futuro mucho más estable. Piensa en la fortuna de los Hamilton. No querrás perderlo todo, ¿verdad?
—Pero… ¿y Elijah? No puedo hacerle eso —comenzó a dudar Zoé.
—Elijah no puede ofrecerte lo que Lucas puede. Este niño es tu oportunidad, y no solo para ti, sino también para tu futuro. ¿Realmente quieres arriesgarlo todo por un amor que podría no ser suficiente?
—No sé, mamá. Esto me da mala espina—titubeó Zoé, mirando al suelo con angustia.
—A veces, hacer lo correcto no es lo mismo que hacer lo que sientes. El amor de madre es importante, pero también lo es asegurar el bienestar de tu hijo. Piensa en lo que realmente importa.
—Tal vez… tal vez tienes razón. Pero no puedo dejar de sentir que estoy traicionando a Elijah.
—No es una traición, es una estrategia. Y al final, tu hijo será el que se beneficie.
Finalmente, Grace intenta convencer a Zoé de que diga a todos que su hijo es de Lucas. Zoé se siente atrapada en una encrucijada y no sabe qué hacer. Intuye en su mente que su madre tiene parte de razón: el confort y el lujo que Lucas le ofrece jamás podrán ser superados por Elijah, quien es solo un exseminarista sin profesión.