Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 47. Al Descubierto.

En el campus, Solange le cuenta a Linda sus avances con Elijah. Ella cree que está en el camino correcto para conquistar su corazón, sin saber que el apuesto Elijah ya tiene dueña.

—¡Linda! No te imaginas lo bien que me ha ido con Elijah. Creo que estoy a un paso de conquistar su corazón.

—¿De verdad? Eso suena emocionante, pero... ¿Estás segura de que él está interesado en ti?

—¡Por supuesto! Hemos estado hablando mucho últimamente y siento que hay una conexión especial con él.

—Bueno, solo ten cuidado. He escuchado rumores de que Elijah ya está saliendo con alguien.

—No puede ser. ¿Quién? ¡No me digas que hay otra chica!

—Creo que es una chica de su iglesia. No quiero desanimarte, pero tal vez deberías averiguarlo antes de hacerte ilusiones.

—No puedo creerlo. Tendré que hablar con él y aclarar las cosas. ¡No puedo dejar que otra persona se interponga en mi camino!

—Cambiando de tema, tengo que decirte que no estoy muy contenta con el nacimiento de Joshua. Siento un poco de celos, como si ya no fuera la niña consentida de papá.

—¿De verdad? No deberías sentirte así. Joshua es un bebé y tu padre te quiere igual.

—Lo sé, pero a veces tengo la sensación de que toda la atención se centra en él. Me preocupa que ya no sea su prioridad.

—Entiendo cómo te sientes, pero creo que tu padre siempre tendrá un lugar especial para ti. Además, ¡puedes ser la mejor hermana mayor!

—Tienes razón, tal vez debería intentar verlo de esa manera. Pero a veces es difícil no sentir celos.

Solange se ríe de las ocurrencias de Linda, pero en el fondo comienza a indagar sobre esa mujer misteriosa que podría apartar a Elijah de su lado. La idea de que alguien más pudiera interferir en su relación la inquieta, aunque no puede evitar sentir curiosidad por saber quién es. Sin saber que esa mujer es Zoé, su media hermana, Solange se sumerge en sus pensamientos, imaginando las posibles razones por las que Elijah podría sentirse atraído por otra persona. La confusión y la inseguridad la acompañan mientras intenta descifrar la situación, sin darse cuenta de que la respuesta está más cerca de lo que cree.

*****

En la cocina, mientras prepara la cena, Fátima conversa en secreto con su esposo. Con un tono de preocupación, comienza a indagar sobre la aproximación entre Zoé y Elijah, imaginando lo peor.

—No puedo evitarlo, Salvador. He notado cómo se miran, y me preocupa que haya algo más entre ellos.

Estas son las palabras de Fátima, que habla con voz entrecortada.

Salvador, visiblemente molesto, responde:

—Fátima, no puedes estar insinuando eso. Zoé es una buena persona, no puedes calumniarla así.

Fátima baja la mirada, sintiéndose culpable por sus pensamientos.

—Tienes razón, quizás estoy siendo demasiado dura. Solo... no quiero que Elijah se lastime.

Salvador suspira e intenta calmar la situación.

—Entiendo tu preocupación, pero debemos confiar en ellos. Hablemos con Elijah antes de sacar conclusiones precipitadas.

—Además, estoy preocupada por Solange. Está perdidamente enamorada de él y siento que la situación puede salirse de control.

—No podemos permitir que nuestros temores afecten a Solange.

Fátima asiente, aunque la inquietud sigue reflejada en su rostro.

—Tienes razón, pero no puedo evitar sentir que algo no va bien. Solo quiero proteger a mi hija.

—Y lo harás, pero también es importante que le des espacio para que tome sus propias decisiones, Fátima.

De inmediato, Grace entra en la cocina y hace contacto visual con ellos, presintiendo sus murmullos. Con altanería, los cuestiona y les ordena que se pongan a trabajar, adoptando una actitud que no le corresponde. Fátima, que no tiene pelos en la lengua, no se queda callada y le responde con firmeza:

—Grace, no eres la dueña de esta casa. Aquí todos tenemos un papel, y el tuyo no es dar órdenes.

Salvador, que ha estado observando la escena, no puede evitar reírse ante la expresión de sorpresa en el rostro de Grace, quien sale despavorida, temiendo la furia de Fátima.

*****

Elijah aprovecha que su padre no está en la mansión y se escapa un momento del corporativo para visitar a Zoé y al niño. Al llegar, Zoé se pone nerviosa al verlo, consciente de que se arriesga demasiado al ir al dormitorio, ya que hasta ahora casi nadie sabe que él es el verdadero padre de Joshua.

—Elijah, ¿estás seguro de que deberías estar aquí? —pregunta Zoé, mirando por la ventana con preocupación.

—Lo sé, pero no podía quedarme sin verte —responde Elijah, acercándose a ella con una sonrisa. —Solo quiero asegurarme de que tú y Joshua estén bien.

—Es un riesgo, Elijah. Si alguien te ve... —su voz se quiebra, temiendo las consecuencias.

—No te preocupes, solo estaré un momento —la interrumpe, tomando su mano. —Necesito que sepas que estoy aquí para ustedes, pase lo que pase.

Elijah se acerca a Zoé, la mira con dulzura y la besa con pasión, apretando su cuerpo contra el suyo. Ella se deja llevar por el momento, pero de repente, la realidad la golpea y reacciona asustada.

—Elijah, esto es peligroso —susurra, apartándose ligeramente, con los ojos llenos de preocupación.

—Lo sé, pero no puedo evitarlo —responde él, buscando su mirada. —Eres lo más importante para mí.

—Pero si alguien nos ve... —su voz tiembla al recordar las posibles consecuencias.

—No dejaré que eso suceda. Solo quiero que sepas que siempre estaré aquí para protegerte —dice Elijah, tomando su mano con firmeza.

Elijah insiste en tenerla entre sus brazos, pero de repente, Salvador emocionado por la llegada de Joshua, se deja llevar por un impulso y abre la puerta de la habitación. Al ver a Elijah y a Zoé besándose cerca de la cuna del niño, se queda paralizado, asombrado.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —exclama Salvador, con incredulidad reflejada en su rostro. — ¿No se dan cuenta de lo que están haciendo? Esto es un error monumental.




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