Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 63. El divorcio.

Juzgado de familia de Portland. Lucas llegó antes de lo acordado. Al instante, hizo contacto visual con Zoé, quien llegaba acompañada de Emily. Lucas se acercó a ellas y las saludó con cortesía, algo que sorprendió a Zoé, ya que había imaginado una reacción muy diferente tras lo sucedido meses atrás en la granja.

—Hola, Zoé. Emily —dijo Lucas, con una sonrisa que no lograba ocultar la tensión en el aire.

—Hola, Lucas —respondió Zoé, sintiendo cómo el nudo en su estómago se hacía más fuerte.

—No esperaba verte tan pronto —añadió Emily, intentando romper el hielo.

—Sí, pensé que sería mejor llegar antes —dijo Lucas, mirando a Zoé con una mezcla de nerviosismo y determinación.

Zoé se sintió atrapada entre el deseo de hablar y el miedo a lo que pudiera suceder.

—¿Te gustaría ir a ese café de la esquina? —preguntó Lucas, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos.

—Claro, suena bien —respondió Zoé, tratando de sonar más tranquila de lo que se sentía.

Mientras caminaban, Lucas la miró de reojo.

—¿Cómo has estado?

—He estado... Bien, supongo. Un poco nerviosa por la audiencia —admitió Zoé, sintiendo que su voz temblaba un poco.

—Yo también. Es un momento importante, ¿no? —dijo Lucas, deteniéndose un momento para mirarla a los ojos. —Pero creo que podemos manejarlo.

Zoé notó que su corazón latía más rápido.

—Sí, espero que sí. Solo... no quiero que esto afecte a nuestra amistad —dijo, sintiendo la necesidad de aclarar las cosas.

—Entiendo. Pero, ¿y si esto es parte de algo más? —preguntó Lucas, con una mirada intensa.

Zoé se quedó en silencio, sopesando sus palabras.

—No sé, Lucas. A veces me pregunto si estamos listos para eso —respondió, sintiendo cómo el nudo en su estómago se apretaba aún más.

—Tal vez deberíamos averiguarlo —sugirió él, con una sonrisa que, aunque nerviosa, mostraba su determinación.

—Quizás... —dijo Zoé, sintiendo que el aire entre ellos se cargaba de tensiones.

Minutos después, los abogados entraron en el tribunal y conversaron en voz baja con el juez de familia. El ambiente estaba cargado de tensión y emociones encontradas. Uno a uno, fueron llamando a Lucas y a Zoé para que se acercaran y estamparan sus firmas en los documentos legales que sellarían el final de su matrimonio. Lucas, con el corazón pesado, recordó los momentos felices que habían compartido, mientras que Zoé, por su parte, solo deseaba que este proceso llegara a su fin para poder comenzar una nueva etapa de su vida junto a Elijah. Al cabo de un instante que pareció eterno, el juez pronunció las palabras que marcarían un nuevo capítulo para ambos: quedaron oficialmente divorciados. La sensación de alivio y tristeza se entrelazó en el aire, mientras cada uno de ellos se preparaba para enfrentar el futuro por separado.

*****

Al salir del tribunal, Lucas pidió un momento para hablar con Zoé y despedirse de ella. Sin embargo, aún la amaba como el primer día; su juventud y belleza lo atraían y devoraban por dentro. Lucas era un hombre muy apasionado y lujurioso que solo veía en Zoé a una mujer joven y hermosa que lo ayudaría a satisfacer sus deseos de hombre maduro. Al principio, Zoé lo vio como una opción para salir de la ruina y vivir una vida llena de lujos y riquezas, pero ahora ya había madurado lo suficiente como para ver más allá del dinero.

—Zoé, antes de que te vayas, necesito que sepas algo —dijo Lucas, y su voz tembló ligeramente. —Siempre serás especial para mí.

—Lucas, lo que tuvimos fue real, pero ya no puedo seguir viviendo en el pasado —respondió Zoé, con una mezcla de tristeza y determinación. — He aprendido a valorarme más allá de lo material.

—Lo sé, y te admiro por eso. Pero, ¿no hay una parte de ti que aún sienta algo por mí? —preguntó él, con esperanza en sus ojos.

—Siempre habrá un cariño, pero no puedo permitir que mis decisiones se basen en lo que siento por ti. Necesito encontrar mi propio camino —contestó Zoé con firmeza.

—Entiendo. Solo quiero que sepas que siempre estaré aquí si me necesitas —dijo Lucas, resignado.

—Gracias, Lucas. Te deseo lo mejor en tu vida —respondió Zoé, antes de darse la vuelta y alejarse, sintiendo que finalmente estaba lista para enfrentar su futuro.

Al despedirse, Zoé le dio un beso en la mejilla, pero Lucas, impulsado por su deseo, la tomó entre sus brazos con fuerza y le estampó un enorme y apasionado beso en los labios. De repente, Elijah apareció y, al ver la escena, sintió que todo se desmoronaba. Se acercó con la mirada ardiendo de rabia.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —exclamó Elijah, con la voz temblorosa de furia.

Zoé se apartó de Lucas, sorprendida y avergonzada.

—Elijah, espera, no es lo que parece —intentó explicar Zoé, pero él la interrumpió.

—¿No es lo que parece? ¡Estás besando a mi padre! —gritó, expresando su frustración. — ¿Acaso no te importa lo que siento por ti?

Lucas, al sentir la tensión en el aire, dio un paso atrás.

—Elijah, no quise que esto sucediera. Solo... —dijo él comenzando a hablar, pero Elijah lo interrumpió.

—¡No te metas en esto! —le lanzó, antes de volver su atención a Zoé. — ¿Qué tienes que decirme?

—Elijah, por favor, escúchame —dijo Zoé, con la voz temblorosa mientras intentaba contener las lágrimas. — Fue un error, no significó nada. Lucas se dejó llevar.

—¿Se dejaron llevar? —replicó Elijah, su voz llena de incredulidad. — ¿Así es como lo ves? ¿Un simple error? ¡Estabas besando a mi padre!

Lucas, al sentir la tensión, intentó intervenir.

—Elijah, espera. No quise que esto sucediera. Solo fue un momento...

—¡Cállate! —gritó Elijah, girándose hacia él con furia. — No tienes nada que decir aquí. Esto es cosa de Zoé y mía.

Zoé, al sentir que la situación se le escapaba de las manos, se acercó a Elijah suplicante.

—Por favor, Elijah. No quiero que esto termine así. Te necesito.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.