Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 67. Claridad.

Zoé se encontraba en casa de su amiga Emily con el bebé en brazos. Con una sonrisa radiante, le contaba la maravillosa sorpresa que Elijah le había dado la noche anterior, cuando le propuso matrimonio con un anillo en la mano.

—¡No puedo creer que finalmente haya sucedido! —exclamó Zoé, con los ojos brillantes de emoción. —Elijah se arrodilló y me pidió que pasara el resto de mi vida con él.

—¡Es increíble, Zoé! —respondió Emily, sonriendo ampliamente. — ¿Qué dijiste?

—¡Por supuesto que dije que sí! —dijo Zoé, riendo. —Fue un momento tan mágico. Nunca lo olvidaré.

—Me alegra tanto por ti. ¿Ya tienes planes para la boda? —preguntó Emily, mientras acariciaba al bebé.

—Aún no, pero estoy emocionada de empezar a planearla. Quiero que sea algo especial, algo que refleje nuestra historia.

—¡Va a ser maravilloso! —dijo Emily, abrazando a Zoé. —Estoy aquí para ayudarte en todo lo que necesites.

Ambas se miraron emocionadas, sintiendo que, por fin, la vida le sonreía a Zoé después de todo lo que había pasado. Habían sido tiempos difíciles, llenos de incertidumbre y desafíos, pero ahora, con la felicidad reflejada en sus rostros, podían vislumbrar un futuro lleno de promesas. La noticia de su compromiso había traído una luz renovada a su vida y, cada pequeño detalle que comenzaban a planear para la boda, se convertía en un símbolo de esperanza y amor. Emily, con su apoyo incondicional, se comprometió a estar a su lado en cada paso del camino, asegurándose de que cada momento fuera especial y reflejara la historia única que compartían. La risa y la alegría llenaban el ambiente, y ambas sabían que, a pesar de las adversidades, el amor siempre había sido su mayor fortaleza.

*****

«No puede ser, no puede ser, no puede ser», piensa Solange en voz alta en su apartamento mientras maquina cómo separar a Elijah de Zoé. Saber que Zoé y Elijah se han comprometido matrimonialmente la llena de rabia y descontento. Justo ahora, se prepara para ir a ver a Elijah a su oficina, farfullando en su mente que no se saldrán con la suya. Maldice la hora en que Zoé se cruzó en la vida de Elijah, recordando que antes era su vocación de sacerdote la que se interponía en su camino para conquistarlo. Ahora, Zoé es la mujer equivocada para él, así lo determina en su mente.

Minutos más tarde, Solange se encuentra en el mismo restaurante donde había compartido momentos con Elijah en días pasados. Su rostro refleja una mezcla de enfado y descontento, y no puede ocultar su malestar por la noticia del compromiso. Al verlo, decide enfrentarse a él, aunque intenta disimular su ira.

—No puedo creer que te vayas a casar con Zoé —comienza Solange, con la voz temblorosa, a cuestionarlo. —¿De verdad crees que es la persona adecuada para ti?

Elijah, sorprendido por la intensidad de su reproche, responde con calma:

—Zoé me hace feliz, y eso es lo que importa.

—¿Feliz? —replica ella, alzando una ceja. — ¿De verdad crees que tu joven madrastra puede ofrecerte lo que necesitas?

Elijah la mira fijamente, intentando mantener la compostura.

—No se trata solo de eso. Hay cosas que tú no entiendes y Zoé ya no es mi madrastra, es mi mujer.

—Quizá no, pero sí entiendo que mereces algo mejor que una ilusión—dice Solange, con su voz llena de frustración. —No dejes que la emoción te nuble el juicio, piensa en tu padre, morirá cuando se entere.

El ambiente se tensa y Elijah siente que la conversación se aleja de lo que él había planeado. Sin embargo, sabe que Solange tiene razón en parte, aunque no puede aceptar su perspectiva.

Elijah toma aire profundamente e intenta encontrar las palabras adecuadas para calmar a Solange.

—Solange, entiendo que estés preocupada, pero creo que estás siendo un poco dura con Zoé —dice Elijah, tratando de suavizar el tono de la conversación. —Ya no es mi madrastra, y lo que pasó entre ellos es parte del pasado.

Solange lo mira con escepticismo, pero Elijah continúa.

—Mira, sé que hay cosas que no comprendes del todo. Zoé ha estado ahí para mí en momentos difíciles y, aunque nuestra relación ha cambiado, eso no significa que no pueda seguir siendo una persona importante en mi vida.

—Pero, Elijah, ¿no ves que ella podría estar jugando contigo? —replica Solange, con la voz aún tensa. —Las emociones pueden nublar el juicio y no quiero que te hagan daño.

Elijah asiente, reconociendo la preocupación de su amiga.

—Lo sé, y aprecio que te preocupes por mí. Pero necesito explorar esto por mí mismo. No quiero que el pasado defina mi presente.

Solange suspira y su expresión se suaviza un poco.

—Está bien, pero prométeme que serás cuidadoso. No quiero que nadie te haga daño.

—Lo prometo —responde Elijah, consciente de que, aunque la conversación es difícil, es un paso necesario para aclarar sus sentimientos.

Después de la conversación que mantuvo con Solange en el restaurante, Elijah se sumió en sus pensamientos mientras caminaba hacia su oficina. Reflexionó sobre la posibilidad de que Solange estuviera celosa de Zoé y comenzó a concebir la idea de que quizá Solange se había enamorado de él sin querer. Este pensamiento lo llenó de culpa, ya que su buen corazón buscaba justificar de alguna manera las acciones de su amiga.

Sin embargo, Elijah no era consciente del peligro que representaba Solange para sus vidas. A pesar de ello, llegó a la conclusión de que lo mejor sería poner fin a su amistad de manera definitiva, convencido de que era lo más sano para todos, especialmente para Zoé y su hijo.

La decisión no fue fácil, pero sentía que era un paso necesario para proteger a quienes más amaba, incluso si eso significaba alejarse de alguien que había sido importante en su vida. Con cada paso que daba hacia su oficina, carga de esa decisión se hacía más pesada, pero también más clara.




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