Grace llegó al modesto apartamento de Zoé con una actitud de superioridad que no podía ocultar. Al entrar, sus ojos recorrieron el espacio con desdén, como si cada rincón le recordara que su hija no estaba viviendo a la altura de sus expectativas.
—No puedo creer que esto sea lo que has elegido, Zoé —dijo Grace, cruzando los brazos y levantando una ceja. — ¿No te gustaría algo más… acogedor? Este lugar parece más una habitación de estudiante que un hogar.
Zoé, sintiendo la presión de la crítica, intentó mantener la calma.
—Mamá, es un apartamento pequeño, pero es mío y estoy feliz aquí.
Grace soltó un suspiro, como si la felicidad de su hija no fuera suficiente.
—Pero, querida, ¿no te gustaría vivir en un lugar que reflejara tu verdadero potencial? Este sitio no hace justicia a quien eres.
En ese momento, Elijah salió de la habitación y notó la tensión en el aire.
—Hola, Grace. ¿Cómo estás? —saludó con una sonrisa, tratando de aliviar la situación.
—Elijah, querido —respondió Grace, con un tono que denotaba su menosprecio. —Solo estaba comentando, sobre el encantador apartamento de Zoé.
Elijah, consciente de la crítica implícita, se mantuvo firme.
—A veces, lo que importa no es el tamaño del lugar, sino el amor y la felicidad que hay en él.
Zoé sonrió, agradecida por el apoyo de Elijah, mientras Grace fruncía el ceño, sin poder ocultar su desaprobación.
Elijah se despidió de ambas, de su esposa y de su suegra, con una sonrisa en el rostro. En el fondo, se reía, sabiendo que Grace nunca cambiaría su actitud arrogante y altiva. Las dejó hablando a gusto, sintiendo una mezcla de alivio y diversión al ver cómo continuaban su intercambio, ajenas a cualquier tipo de preocupación.
—Mamá, no puedo creer lo que pasó con Lucas. Fue un proceso tan complicado...
—¡Ay, Zoé! No entiendo cómo pudiste dejar escapar a un hombre como Lucas. Tenía de todo: dinero, éxito, un futuro brillante. ¿Y tú? Te quedaste al lado de Elijah.
—Pero, mamá, no se trata solo de eso. Elijah me ama de verdad, y eso es lo que importa.
—¿Amor? ¿Y qué hay del dinero? Lucas podría haberte dado una vida de lujo. Ahora, ¿qué tienes? ¿Un esposo que apenas puede mantener la casa?
—No todo se mide en dinero, mamá. Elijah me hace feliz, y eso no tiene precio.
—Pero, querida, piénsalo bien. ¿Vas a vivir de amor y aire? Lucas era una oportunidad que no debiste dejar pasar.
—No lo veo así. A veces, las cosas materiales no son lo más importante. Prefiero ser feliz con Elijah que rica y miserable con Lucas.
—¡Ay, Zoé! Espero que no te arrepientas de esta decisión. La vida es dura y el amor no siempre paga las cuentas.
—Lo sé, pero estoy dispuesta a hacer frente a lo que venga. Al menos tengo a alguien que me respeta y me valora. Eso es lo que realmente cuenta.
La madre de Zoé la miraba con los ojos entrecerrados, pensando que su hija era una ilusa. ¿Cómo podía dejar ir a un hombre multimillonario que estaba dispuesto a darlo todo por ella? Lucas le ofrecía joyas deslumbrantes, coches de lujo y viajes por el mundo. Todo lo que cualquier mujer podría desear. Pero, en su mente ambiciosa, Grace no podía entender por qué su hija prefería quedarse con un joven exseminarista sin futuro ni ambiciones, al que consideraba un sueño irrealizable.
—Entiendo que Elijah te haga sentir valorada, pero ¿has pensado en el futuro? Las decisiones que tomes ahora pueden afectar a tu vida en el futuro.
—Lo sé, pero también creo que el amor y la felicidad son fundamentales. No quiero pasar mi vida persiguiendo un sueño que no me llena.
—Pero hay un equilibrio, Zoé. Puedes encontrar a alguien que te respete y que también tenga ambiciones. No tienes que elegir entre amor y estabilidad.
—Quizás, pero no quiero sacrificar lo que siento por Elijah solo por la idea de un futuro seguro. La vida es demasiado corta para no seguir lo que realmente quiero.
—Solo quiero que pienses en todas las posibilidades. No quiero que te arrepientas más tarde.
—Lo aprecio, mamá. Pero estoy dispuesta a arriesgarme. A veces, el amor vale más que cualquier cosa material.
Está bien, cariño. Solo recuerda que siempre estaré aquí para apoyarte, sin importar lo que decidas.
—Gracias, mamá. Eso significa mucho para mí.
Al cabo de unos minutos, después de hablar con su madre, Zoé se levantó para buscar a Joshua, que se había despertado de la cuna. Al ponerse de pie, sintió que todo le daba vueltas y se le nubló la mente. Grace, angustiada y conmovida por el ligero desmayo de su hija, intuyó que podría tratarse de un embarazo. Frunció el ceño con rabia, pensando que Zoé se estaba llenando de hijos de un don nadie como Elijah.
—¡Zoé, estás bien, siéntate de inmediato!
—Solo... solo necesito un momento. Me siento un poco mareada —susurró Zoé con la voz temblorosa.
—Esto no es normal. ¿Estás segura de que no hay algo más que debas decirme?
—Mamá, no es lo que piensas. Solo estoy un poco cansada.
—Cansada, ¿eh? ¿O es que hay algo más que te preocupa? No quiero que te metas en problemas por culpa de Elijah.
—No se trata de eso. Solo necesito tiempo para aclarar mis pensamientos.
—Está bien, pero recuerda que estoy aquí para apoyarte. No quiero que te sientas sola con esto.
—Gracias, mamá. A veces solo necesito un momento para asimilarlo todo. Hay tantas cosas en mi cabeza.
—Zoé, necesito que hablemos de tu desmayo. ¿Estás segura de que no hay algo más detrás de eso? ¿Podría ser un embarazo?
—No, mamá, no estoy embarazada. Solo me siento un poco abrumada.
—Pero, ¿qué pasaría si sí lo estuvieras? No quiero que te llenes de hijos sin tener una base sólida. Estás viviendo en un cuchitril y sin fortuna. Eso no es vida.
—Lo sé, pero estoy tratando de encontrar mi camino. No es tan fácil como parece.
—Entiendo, pero tienes que pensar en tu futuro. No puedes seguir así, sin un plan. Necesitas priorizarte a ti misma primero.