Portland.
Era el fin de semana y el día del esperado encuentro entre Elijah y su hermana Linda. Después de todo lo que había sucedido, ambos estaban llenos de emoción por verse por primera vez. Siempre se habían tenido un cariño profundo y se querían más que a nada en el mundo.
—¡Linda! —exclamó Elijah, corriendo hacia ella con una sonrisa radiante.
—¡Elijah! —respondió Linda, abrazándolo con fuerza. —No puedo creer que finalmente estemos juntos de nuevo.
—He estado contando los días —dijo él, separándose un poco para mirarla a los ojos. —Te he extrañado tanto.
—Yo también te he extrañado —confesó Linda, con una sonrisa que iluminaba su rostro. —No importa lo que haya pasado, siempre seremos hermanos.
—Exactamente —asintió Elijah, sintiendo que la conexión entre ellos era más fuerte que nunca. —Estamos juntos en esto, y siempre lo estaremos.
—Elijah, ven conmigo, te tengo una sorpresa.
—Linda, ¿qué sorpresa es esta? —preguntó Elijah, con una mezcla de curiosidad y emoción en su voz.
—Es algo que he estado planeando desde hace tiempo —respondió ella, apretando suavemente su mano. —Quería que fuera especial, algo que nos recordara lo que hemos pasado juntos.
—Ahora me tienes intrigado. ¿Qué es? —dijo Elijah, sonriendo mientras su corazón latía más rápido.
—Cierra los ojos —le pidió Linda, y él obedeció, sintiendo la calidez de su mano. —Confía en mí.
—Está bien, los cierro. Pero no me hagas esperar demasiado —bromeó él, sintiendo la adrenalina aumentar.
—Listo... ¡Abre los ojos! —exclamó Linda, retirando su mano y revelando un pequeño álbum de fotos.
—¿Un álbum? —dijo Elijah, sorprendido. — ¿Qué hay dentro?
—Son recuerdos de nuestra infancia, de todos esos momentos que hemos compartido —explicó ella, sonriendo. —Quiero que los revivamos juntos.
—¡Wow! Esto es increíble, Linda. No puedo esperar a ver lo que hay aquí —dijo Elijah, sintiendo una oleada de nostalgia y alegría.
Linda sonrió con complicidad y, con un brillo en los ojos, le dijo a Elijah:
—¡Espera! Tengo otra sorpresa para ti. El chófer ya está listo para llevarnos a un lugar especial.
—¿A dónde vamos? —preguntó Elijah, intrigado.
—A uno de los barrios más exclusivos de Portland. He comprado una mansión para ti y para Joshua —anunció Linda llena de entusiasmo.
Elijah se quedó en silencio por un momento, procesando la noticia. La emoción se mezcló con la duda en su rostro.
—¿Una mansión? —repitió, sorprendido. —Linda, eso suena increíble, pero... no puedo pagar los gastos de una casa tan grande.
Linda se acercó y le tomó la mano, mirándolo a los ojos.
—No te preocupes por eso. Quiero que tú y Joshua tengan un hogar donde puedan ser felices. Lo más importante es que estemos juntos.
Elijah sintió una oleada de gratitud y emoción, pero la preocupación seguía presente.
—Es una oferta generosa, pero... ¿Y si no puedo mantenerla? No quiero ser una carga.
—No lo serás —respondió Linda con firmeza. —Estoy aquí para apoyarte. Esta casa es un nuevo comienzo para los tres.
Elijah respiró hondo, sintiendo que la balanza se inclinaba hacia la esperanza.
—Está bien, Linda. Si realmente crees que es lo mejor, entonces lo aceptaré. Pero prometo que haré todo lo posible para ayudar.
—Eso es todo lo que pido —dijo ella, sonriendo. —Vamos, ¡te va a encantar!
Al llegar a la hermosa mansión, Elijah no pudo evitar sentir una oleada de emoción. Recordó los días en que vivía cómodamente, rodeado de lujos que, aunque no le fascinaban del todo, le brindaban una sensación de seguridad. Sin embargo, en ese momento, se sentía genuinamente contento por el nuevo comienzo que se les presentaba.
De repente, decidió compartir una noticia con su hermana Linda.
—Linda, hay algo que necesito contarte —dijo Elijah con un tono serio. —Zoé está embarazada de nuevo.
Linda se quedó en silencio, con los ojos abiertos de sorpresa y preocupación.
—¿Qué? —preguntó, tratando de procesar la información. — ¿Y cómo se lo va a tomar papá?
Elijah suspiró, sintiendo el peso de la situación.
—No lo sé. Sé que esto no le hará las cosas más fáciles, especialmente porque Zoé es su exesposa. Pero creo que debemos estar ahí para él, sin importar lo que pase.
Linda asintió, y su expresión se tornó grave.
—Tienes razón. Lo más importante es que estemos unidos como familia. Pero será todo un reto, eso es seguro.
Elijah miró a su hermana y reconoció la carga que ambos llevaban.
—Lo enfrentaremos juntos, como siempre.
Elijah miró a Linda con una expresión de sorpresa y preocupación.
—Oye, Linda, tengo que decirte algo. Solange está en Portland.
Linda frunció el ceño, claramente asombrada.
—¿Qué? ¿Solange? Pero... ¿No se había ocultado de todos?
Elijah asintió con la cabeza en voz baja.
—No, lo sabía. Pero parece que ha decidido salir de las sombras. No tengo muchos detalles sobre el motivo por el que está en la ciudad. Yo la he visto un par de veces.
Linda se pasó una mano por el cabello, tratando de procesar la información.
—Esto complica las cosas. ¿Por qué ahora? ¿Qué estará pensando?
Elijah suspiró, sintiendo la tensión en el aire.
—No lo sé, pero creo que deberíamos averiguarlo. Necesitamos entender qué está pasando.
Linda lo miró, decidida.
—Tienes razón. No podemos dejar que esto nos tome por sorpresa. Debemos estar preparados para cualquier cosa.
Elijah frunció el ceño y miró a Linda con asombro.
—¿Por qué hablas de Solange así? ¿Qué sabes que yo no?
Linda se cruzó de brazos con firmeza.
—He estado observando, Elijah. No es solo una coincidencia que aparezca ahora. Hay algo más detrás de todo esto.
Elijah la miró, intrigado.
—¿Qué estás diciendo? ¿Qué crees que quiere de nosotros?
Linda respiró hondo, en un susurro, pero con voz decidida.