Lucas, decidido a rehacer su vida a su manera, se embarca en un exclusivo crucero por Europa, donde el lujo y la opulencia son el pan de cada día. En una de las elegantes cenas a bordo, sus ojos se posan en una hermosa joven de 25 años. Su belleza es deslumbrante: rubia, de ojos verdes y un cuerpo delgado y esbelto que atrae la atención de todos a su alrededor. Lo que más llama la atención de Lucas es la sorprendente similitud que guarda con Zoé, su joven exesposa, con quien la diferencia de edad es abismal. A sus 60 años, Lucas parece negarse a aceptar el paso del tiempo; su deseo de satisfacer sus instintos lo lleva a buscar compañía en mujeres mucho más jóvenes. Con su fortuna y su carisma, deslumbra a estas jóvenes inexpertas, quienes a menudo se sienten atraídas por su estilo de vida ostentoso.
Una noche, mientras disfrutan de una copa de vino en la cubierta del barco, Lucas se atreve a romper el hielo.
—¿Sabes? —comienza, con una sonrisa encantadora. —Este lugar es aún más hermoso con buena compañía.
La joven lo mira, intrigada, y responde:
—Sí, es increíble. Nunca había estado en un crucero así. ¿Y tú? ¿Qué te trae por aquí?
—Buscando nuevas experiencias, supongo. La vida es demasiado corta para no disfrutarla al máximo.
Ella asiente, sintiéndose atraída por su confianza, mientras Lucas continúa:
—Y tú, con tu juventud y belleza, eres la compañía perfecta para esta aventura.
La joven, sonrojada y cohibida, pero también emocionada por la atención que recibe, asiente con la cabeza. Sin embargo, en su interior, una pequeña voz le advierte de la diferencia de edad y las intenciones de Lucas. A pesar de ello, el ambiente mágico del crucero y el encanto de Lucas la envuelven, llevándola a preguntarse si esta podría ser una oportunidad única en su vida.
Lucas, sin perder tiempo, lleva a la joven a su cómodo y lujoso camarote. Ella observa todo con admiración, maravillada por el esplendor que la rodea. La mirada de Lucas se vuelve intensa y el deseo y la atracción se hacen palpables en el aire. A pesar de la pequeña voz en su interior que le advierte que tiene que mejorar y dejar de buscar el amor en jovencitas, Lucas no le presta atención a lo que la cordura le reclama. Por su parte, la joven se siente atraída por el embrujo del multimillonario que la rodea con su inmensa fortuna.
La joven, deslumbrada por la exuberancia y la atención que recibe, comienza a ver a Lucas como un hombre fascinante. La afinidad entre ellos se intensifica y, dejándose llevar por el momento, accede a sus deseos. Juntos, se unen en un lazo apasionado bajo la inmensa luna que brilla sobre la proa del barco, creando un escenario de ensueño que parece sacado de una película romántica.
En ese instante, el mundo exterior se desvanece y solo existen ellos dos, atrapados en una burbuja de deseo y lujuria, donde las preocupaciones y las dudas quedan atrás, al menos por un momento.
*****
Salvador, emocionado, entra en la habitación de su esposa Fátima, quien todavía se siente conmovida y angustiada por las malas decisiones de Solange. Salvador, por su parte, intenta dejar de lado sus problemas con su hija y se entusiasma con la próxima llegada de su nueva nieta, la hija de Zoé.
—Fátima, ¡no puedo creer que pronto seré abuelo de nuevo! —exclama Salvador, con una sonrisa radiante. —
Fátima lo mira con desgana y le responde:
—¿Y qué hay de Solange? ¿Acaso no te importa que esté pasando por un momento difícil? Parece que solo te importa la hija de Zoé.
Salvador frunce el ceño, ofendido por la acusación.
—No es eso, Fátima. Estoy emocionado por la bebé, pero eso no significa que no me preocupe por Solange.
—Pero parece que le estás dando más atención a Zoé y a sus hijos que a nuestra propia hija —replica Fátima, cruzando los brazos.
—No estoy ignorando a Solange, solo quiero disfrutar de esta buena noticia. Necesitamos un poco de alegría en medio de todo esto —responde Salvador, tratando de calmar la situación.
—La alegría no puede venir a expensas de nuestra hija. Necesitamos estar ahí para ella—insiste Fátima, con la voz temblándole de frustración.
Salvador suspira, reconociendo la verdad en las palabras de su mujer.
—Tienes razón, Fátima. Prometo que también dedicaré tiempo a Solange. Pero, por favor, déjame disfrutar de este momento.
Fátima lo mira y su expresión se suaviza un poco.
—Está bien, pero no olvides que nuestra familia necesita equilibrio.
*****
Grace, por su parte, está muy emocionada porque Zoé y Elijah puedan volver a tener una vida lujosa. Como es una mujer presumida e interesada, habla con Ada para contratarla de nuevo, ya que Zoé la invitó a vivir con ellos en la mansión de Portland. Está muy feliz porque percibe que va a recuperar su vida de lujo. Le pide a Ada que regrese a trabajar con ella como su criada de confianza, asegurándole que tendrá los mismos beneficios de siempre y que contará una vez más con la fortuna ajena. Grace, siempre mantenida y abusadora, parece disfrutar de vivir como un parásito a expensas de los demás.
—Ada, querida, ¡no sabes cuánto me alegra que estés aquí! —exclama Grace, con una sonrisa deslumbrante. —Zoé y Elijah están de vuelta, y eso significa que la vida de lujo está a la vuelta de la esquina.
—¿De verdad? —pregunta Ada, con una mezcla de sorpresa y desconfianza. — ¿Y qué hay de su situación anterior?
—Oh, eso es cosa del pasado. Ahora necesito que vuelvas a ser mi criada de confianza. Te prometo que tendrás los mismos beneficios que antes. ¡Imagina las fiestas, los viajes! —responde Grace con entusiasmo.
—No estoy segura, señora Grace. Me va muy bien en la empresa en la que trabajo actualmente—dice Ada, dudando.
—Vamos, Ada. Sabes que no puedo hacerlo sin ti. Además, ¿quién más te ofrecerá una vida tan cómoda? —insiste Grace, con un tono persuasivo. —Piensa en todo lo que podríamos disfrutar juntas.