Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 76. La nueva empleada.

A Grace no le quedó más remedio que aceptar la propuesta laboral de Elijah, aunque lo hizo a regañadientes. Estaba en la empresa, observando todo de reojo y comportándose como si fuera la presidenta de la compañía. Sin más preámbulos, le preguntó a Elijah dónde estaría su oficina. Él, riéndose internamente de ella por su desinformación, decidió ponerse firme y serio para responderle, con la intención de bajarla de su nube.

—¿Dónde estará mi oficina? —Preguntó Grace, con una actitud desafiante.

Elijah la miró con una expresión seria y respondió:

—En realidad, Grace, tu puesto estará en el área de archivos. La oficina está al final del pasillo, junto a la sala de reuniones.

Grace frunció el ceño, sorprendida por la respuesta.

—¿Archivos? Pero yo pensé que...

—Lo sé —interrumpió Elijah. —Pero aquí todos empezamos desde abajo. Es importante que entiendas que cada rol tiene su valor.

Elijah le dio una bofetada con guante blanco para hacerle entender su nueva realidad: ya no era una dama de la sociedad. Las cosas habían cambiado y, aunque había aceptado que viviera en la mansión con ellos, no le iba a poner las cosas fáciles, como había hecho Lucas en el pasado. Con Elijah, todo era diferente. Él era plenamente consciente del daño que Grace le había causado a Zoé, prácticamente vendiéndola al mejor postor. Por eso, le estaba dando una lección contundente sobre la importancia de reconocer su lugar y las consecuencias de sus acciones.

*****

Zoé comenzó a encontrarse mal de repente. Estaba a punto de dar a luz y, llena de ansiedad, llamó a Ada.

—¡Ada! ¡Ada! —exclamó, con la voz temblorosa. —¡Necesito que llames a una ambulancia! ¡Kylie está a punto de llegar al mundo!

Ada, alarmada, respondió rápidamente:

—¡Claro, Zoé! Ahora mismo estoy llamando. Mantén la calma, todo va a salir bien. ¿Puedes moverte hacia la puerta?

—No estoy segura... —dijo Zoé, sintiendo una contracción más fuerte. —Solo quiero que llegue pronto.

—La ambulancia ya viene de camino. Respira hondo, ¿de acuerdo? Estoy aquí contigo.

Ada le brinda los primeros auxilios y cuidados previos a Zoé mientras espera la llegada de la ambulancia. Ambas estaban preparadas para ese día. En cuanto llega la ambulancia, Ada se ocupa de avisar a Elijah de que pronto será papá. Lo llama rápidamente por teléfono.

Ella marca el número y murmura:

—¡Vamos, contesta! ¡Señor Elijah, Zoé está a punto de dar a luz! La ambulancia ya está en camino.

—¿Qué? ¡No puedo creerlo! ¿Está bien?

—Sí, está bien, pero necesitamos que llegue rápido.

—Estoy en camino. ¡No te preocupes!

—Perfecto, nos vemos pronto. ¡Mantenga la calma!

Minutos más tarde, Elijah y Grace llegaron a la clínica, con el corazón latiendo de emoción ante la inminente llegada de la niña. El ambiente estaba cargado de emoción y alegría, y sus miradas se iluminaban con cada paso que daban hacia la sala de partos. Elijah, con una sonrisa radiante, no podía contener su entusiasmo, mientras que Grace, a su lado, sentía una mezcla de nervios y felicidad que la envolvía por completo. La idea a Zoé y a Elijah de convertirse en padres de nuevo les llenaba de una energía renovada, y cada rincón del hospital parecía vibrar con la promesa de un nuevo comienzo. Mientras esperaban noticias de Zoé, compartieron miradas cómplices y palabras de aliento, sintiendo que, sin importar lo que sucediera, estaban listos para enfrentar esa nueva aventura juntos.

Grace miró a Elijah, que estaba sentado en la sala de espera con la mirada fija en la puerta del quirófano. Su preocupación era evidente, y Grace sintió la necesidad de acercarse a él.

—Elijah, sé que esto es difícil —dijo Grace, sentándose a su lado. —Zoé es fuerte y el bebé también lo será. Tienes que confiar en que están en buenas manos.

Elijah suspiró y pasó una mano por su cabello desordenado.

—Lo sé, Grace, pero no puedo evitar sentirme ansioso. Es un momento tan importante y quiero que todo salga bien.

Grace le puso una mano en el hombro e intentó transmitirle calma.

—Es normal sentirse así. Recuerda que Ada está cuidando de Joshua en la mansión. Ella también está preocupada, pero sabe que todo saldrá bien. Estamos todos juntos en esto.

Elijah asintió, aunque su mirada seguía fija en la puerta.

—Gracias por estar aquí, Grace. A veces siento que la presión es excesiva. No solo por Zoé, sino también por el futuro que nos espera.

—Es un gran cambio, pero también una bendición. Ser padre es algo maravilloso. Imagina todos los momentos que compartirás con tu hija.

Elijah sonrió levemente. La idea de ser padre nuevamente comenzaba a calar en su mente.

—Tienes razón. Solo necesito recordar que esto es solo el comienzo de algo hermoso.

Grace sonrió, sabiendo que su apoyo estaba marcando la diferencia.

—Exactamente. Y recuerda, no estás solo. Estamos aquí para apoyarte, y Zoé también lo necesita.

En ese momento, la puerta del quirófano se abrió y un médico salió con una sonrisa. Elijah y Grace se miraron, llenos de esperanza.

*****
Al parecer, hay cosas que nunca cambian. Lucas se halla en compañía de Jennifer, la hermosa joven que conoció en el crucero. Este amante otoñal no tiene límites para dar rienda suelta a sus instintos. Con tanto dinero como tiene, cree que puede tener a la mujer más joven y bella a su lado sin medir las consecuencias, dejándose llevar solo por el deseo y el placer. Ahora se encuentran en un lujoso hotel de Nueva York disfrutando de un paseo por la Gran Manzana.

—¿Te imaginas lo que dirían mis amigas si nos vieran aquí? —preguntó Jennifer, sonriendo mientras miraba por la ventana, maravillada con tanto brillo.

—No me importa lo que digan —respondió Lucas, acercándose a ella. — Lo único que importa somos nosotros.

—Tienes razón, pero a veces siento que esto es un sueño del que no quiero despertar —dijo ella, girándose para mirarlo a los ojos.




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