Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 77. La bella Kylie.

El doctor entró en la sala de espera con una sonrisa radiante, Elijah y Grace se pusieron de pie al instante, llenos de expectación.

—¡Tengo maravillosas noticias! —anunció el doctor, cuya voz denotaba una gran alegría. —Kylie ha nacido. Es una niña sana y hermosa, y tanto ella como la madre están en excelentes condiciones.

Elijah soltó un suspiro de alivio y felicidad.

—¿Puedo verlas?

—Por supuesto, pero primero, déjame llevarte a la habitación. Señora, ¿quiere acompañarnos? —Preguntó el doctor a Grace.

Grace asintió con lágrimas de alegría en los ojos.

—¡No puedo esperar a conocerla!

Mientras caminaban hacia la habitación, Elijah tomó la mano de Grace.

—Esto es solo el comienzo, Grace. Nuestra familia está creciendo.

—Sí, y Kylie será muy amada —respondió Grace, sonriendo mientras se imaginaba el futuro que les esperaba.

El doctor los guió y la emoción en el aire era palpable.

Al llegar a la habitación y ver a Zoé y a la niña, Elijah sintió cómo su mundo se iluminaba de nuevo con la llegada de su hermosa hija. La miró con amor, se acercó y le dio un beso en los labios. Luego, con ternura, sostuvo a la pequeña en sus brazos. Grace también se acercó para ver a su nieta y, por primera vez, dejó de lado su prepotencia. Al mirar a la criaturita, una lágrima corrió por su mejilla de inmediato.

—Es tan perfecta... —susurró Grace con la voz entrecortada por la emoción. Elijah sonrió y miró a su suegra.

—Sí, Kylie es un verdadero regalo.

Zoé sonrió, sintiendo la calidez de ese momento familiar.

—La amaremos con todo nuestro corazón.

Grace asintió, secándose una lágrima: —Prometo ser la mejor abuela que pueda ser.

El ambiente se llenó de una ternura palpable mientras todos se acercaban un poco más a Kylie, que dormía plácidamente en los brazos de Zoé. La habitación estaba iluminada por la suave luz del atardecer, que creaba un halo dorado alrededor de la pequeña.

Elijah, al sentir la conexión entre su mujer y su hija, decidió romper el silencio.

—¿Recuerdas cuando me decías que ser padre era lo más hermoso del mundo? Ahora entiendo lo que querías decir.

Zoé sonrió, acariciando la mano de Elijah.

—Es un amor que no se puede describir, ¿verdad? Cada pequeño gesto, cada sonrisa, es un regalo.

Grace miró a su hija y a su yerno, sintiendo una profunda gratitud.

—Nunca pensé que podría sentir tanto amor por alguien tan pequeño. Kylie ha cambiado nuestras vidas en un instante.

—Y apenas estamos comenzando—dijo Elijah, con una chispa de emoción en los ojos. —Aún nos queda mucho por vivir y aprender juntos.

Zoé asintió, mirando a Kylie con admiración.

—Cada día será una nueva aventura. Desde sus primeros pasos hasta sus primeras palabras, estaremos ahí para apoyarla.

Grace sonrió, sintiendo que su corazón se ensanchaba.

—Y yo estaré aquí para ayudarles en cada paso del camino. Seré la abuela más presente.

Elijah y Zoé se miraron y sonrieron, sabiendo que contaban con el apoyo incondicional de Grace a pesar de todo. La familia, unida por el amor y la esperanza, se preparaba para hacer frente juntos a los desafíos y alegrías que les deparaba la vida.

—Vamos a hacer de Kylie una niña feliz, así como a nuestro Joshua— dijo Zoé con determinación. —Les enseñaremos a ser fuertes, amables y a seguir sus sueños.

Grace asintió, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, había encontrado su lugar en el mundo.

—Y siempre les recordaré lo especiales que son, no solo para nosotros, sino para el mundo.

Con esas palabras, la familia se sumió en un cálido silencio, disfrutando del momento y de la promesa de un futuro lleno de amor y aventuras.

Grace salió un momento, dejando a Elijah y a Zoé solos. Estaba llorando sin parar y no quería que la vieran en un estado tan vulnerable.

Al notar la ausencia de Grace, Elijah se volvió hacia Zoé y le dijo con determinación:

—Estoy dispuesto a ser el mejor padre y marido para ti y para nuestros hijos, Kylie y Joshua. Haré todo lo posible para que nuestra familia sea feliz y unida.

Zoé sonrió, sintiendo una oleada de esperanza.

—Y sé que juntos podemos lograrlo. Tengo muchas ganas de que llegue el día de nuestra boda. Con la llegada de la bebé, todo se siente más real y emocionante.

—Sí —respondió Elijah, sonriendo. —Ese día será el comienzo de una nueva aventura para nosotros. Estoy ansioso por construir un futuro juntos.

Ambos compartieron una mirada llena de amor y promesas, mientras esperaban con ansias el día que cambiaría sus vidas para siempre.

Estos hermosos jóvenes, a pesar de sus errores y descuidos, han logrado entender con amor y entusiasmo que la vida les está brindando una oportunidad para ser felices de algún modo. Elijah, ese joven seminarista que estuvo a punto de convertirse en sacerdote, ya no es el mismo. Ahora es un padre de familia, un esposo ardiente, cariñoso y responsable que, a pesar de todo, no ha dejado de lado su espíritu altruista que tanto lo ha caracterizado. Ese dulce pecado que lo consumía, que podría haberse transformado en una condena debido a las prohibiciones y las cadenas de la amargura que lo ataban, ahora se ha convertido en una fuente de libertad, amor y sentimientos genuinos. Su transformación es un testimonio de cómo el amor puede redimir y dar un nuevo significado a la vida.

*****

En la universidad, Linda no deja de saltar de alegría por el nacimiento de su sobrina Kylie. La maravillosa noticia la celebra en compañía de su atractivo novio, que es su fiel compañero.

—¡No puedo creer que Kylie ya haya nacido! ¡Es tan perfecta!

—Lo sé, amor. Estoy muy feliz por ti y por tu familia. ¿Ya has visto fotos de ella?

—¡Sí, ya las he visto! Su carita es adorable. No puedo esperar para sostenerla en mis brazos.

—Vamos a comprarle un regalo. ¿Qué te parece un peluche gigante?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.