Enamorada del hijo de mi marido.

Capítulo 79. Fotografía familiar.

Emma llegó a la mansión de Elijah y Zoé con una sonrisa radiante y una emoción desbordante, acompañada de Salvador, quien compartía su entusiasmo. La expectativa de conocer a la pequeña Kylie llenaba el aire de alegría y anticipación. A medida que se acercaban a la entrada, Emma no podía evitar imaginar el momento en que sostendría a la niña en sus brazos, sintiendo la calidez de su pequeño cuerpo y la pureza de su risa. Salvador, a su lado, la miraba con ternura, comprendiendo lo importante que era para ella esta visita. La mansión, con su elegante arquitectura y su jardín florecido, parecía reflejar la felicidad que ambos sentían. Al cruzar el umbral, el bullicio de la vida familiar los envolvió, y Emma sintió que cada paso la acercaba más a un nuevo capítulo lleno de amor y dulzura. La emoción de conocer a Kylie no solo representaba un momento especial, sino también la promesa de recuerdos entrañables que atesorarían para siempre.

Zoé, Elijah, los niños, Grace, Emily y su esposo están presentes y acaban de llegar para iluminar la celebración. Linda no ha podido asistir por tener compromisos en la universidad. Por su parte, la tía Emma se aleja del resto con Elijah para hablar un poco sobre Lucas, su padre.

—¿Has oído lo de tu papá? —pregunta Emma, mirando a Elijah con preocupación.

—Sí, lo escuché, el esposo de Emily me lo comentó. ¿Está saliendo con alguien más joven? —Responde Elijah, frunciendo el ceño.

—Sí, una chica de 25 años. Me preocupa que no asuma su edad y las responsabilidades que conlleva—comenta Emma, suspirando.

—Entiendo. A veces parece que no se da cuenta de lo que está en juego —dice Elijah, pensativo.

—Exactamente. Solo quiero que sea feliz, pero también que sea responsable—añade Emma, mirando a su alrededor, donde los demás disfrutan de la celebración.

—Tía, creo que deberías hablar con papá —sugiere Elijah, mirando a su alrededor antes de centrar su atención en ella. —No quiero que repita los mismos errores que cometió con Zoé.

—Lo sé, Elijah. Pero a veces tengo la sensación de que no me escucha. Se aferra a la idea de que puede salir con alguien más joven y que todo estará bien —responde Emma, preocupada.

—Es que parece que no ha aprendido nada de lo que pasó con Zoé. Ella también era joven y, al final, las cosas no salieron como él esperaba —comenta Elijah, frunciendo el ceño.

—Exactamente. Quiero que sea feliz, pero también que entienda que las relaciones requieren madurez y responsabilidad. No puede seguir evadiendo su edad y las consecuencias de sus decisiones —añade Emma, mirando a la multitud que celebra, pero sintiendo una carga en su corazón.

—Tal vez deberías ser más directa con él. A veces, la verdad duele, pero es necesaria—sugiere Elijah con un tono de apoyo.

—Tienes razón. No quiero que Lucas vuelva a hacerse daño ni que haga daño a otra persona en el proceso. Hablaré con él —afirma Emma, decidida.

—Tía Emma, a veces siento que hay un vacío en mi vida que no puedo llenar —dice Elijah, con la voz entrecortada y los ojos brillantes de lágrimas. —La única cosa que realmente deseo es que mi padre me perdone algún día.

Emma lo mira con ternura, sintiendo el peso de su dolor.

—Lo sé, Elijah. La relación con un padre es algo muy profundo. Pero recuerda que el perdón no siempre llega de inmediato. A veces, lleva tiempo —responde, tratando de consolarlo.

—Pero, ¿y si nunca llega? —pregunta Elijah, y su voz tiembla. —Me duele pensar que podría pasar el resto de mi vida sin tener esa reconciliación.

—No pierdas la esperanza. A veces, las cosas cambian cuando menos lo esperamos. Lo importante es que sigas siendo la persona maravillosa que eres—le dice Emma, acariciándole el brazo. Estoy aquí para ti siempre.

Elijah asiente, pero la tristeza sigue reflejada en su rostro.

—Gracias, tía. Solo desearía que las cosas fueran diferentes—suspira, mirando al suelo. —A veces siento que la falta de su amor me pesa más que cualquier otra cosa.

—Es normal sentir así, Elijah. Pero recuerda que no estás solo. Tienes a tu familia, que te quiere y te apoya —le recuerda Emma, sonriendo con ánimo. —Y siempre habrá oportunidades para sanar esas heridas.

Elijah levanta la mirada y siente un pequeño rayo de esperanza en medio de su tristeza.

—Tienes razón. Solo necesito ser paciente y seguir adelante. Gracias por estar aquí, tía. —dice, secándose las lágrimas con la mano.

Elijah se encuentra en un constante tira y afloja emocional, atrapado entre la culpa y el deseo de redención. A pesar de haber construido una hermosa familia junto a Zoé y sus hijos, siente que su felicidad está incompleta. La sombra de su pasado lo persigue, especialmente el dolor que le causó enamorarse de su madrastra, una decisión que lo llevó a traicionar la confianza de su padre, Lucas.

En los momentos de soledad, una ligera culpa lo sacude, recordándole el sufrimiento que ha causado. A menudo se queda en silencio, rezando a Dios, buscando perdón por sus errores y deseando que su padre pueda entender su perspectiva.

Aunque ha logrado reconciliarse con su hermana y su tía, el perdón de Lucas es el único elemento que falta para que Elijah pueda llenar ese vacío que lo atormenta. Sabe que, sin el perdón de su padre, no podrá liberarse del peso de su culpa ni alcanzar la paz que tanto anhela.

Cada día, Elijah se esfuerza por ser un mejor hombre, un mejor esposo y un mejor padre, con la esperanza de que, algún día, Lucas pueda ver su sinceridad y abrir su corazón al perdón.

Grace, con una sonrisa radiante, interrumpe la conversación de Elijah y su tía Emma.

—¡Vamos, chicos! El fotógrafo ya está listo y no podemos perder más tiempo. ¡Es hora de la foto familiar! —señala Grace.

—Un momento, solo estábamos hablando de... —advierte Elijah.

—Elijah, siempre habrá tiempo para hablar. Ahora es el momento de capturar este momento especial —dice la tía Emma.




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