Capítulo 82. Día de la boda.

Finalmente, ha llegado el tan anhelado día de la boda, tanto civil como religiosa, de Zoé y Elijah. El padre Tomás será el encargado de oficiar la ceremonia, y toda la familia está presente, nerviosa y feliz por este acontecimiento. El pequeño Joshua ya camina y es un niño muy avispado y curioso, mientras que Kylie, aún siendo un bebé, se muestra despierta y muy alegre, físicamente muy parecida a Lucas y Linda, toda una Hamilton.

Elijah se estaba preparando en una de las habitaciones de abajo para evitar ver a la novia antes de la ceremonia, ya que dicen que es de mal agüero. Mientras se arreglaba, la puerta de la habitación se abrió suavemente. Al principio, Elijah no lo notó, pero al ir hacia la cama para buscar su corbata, se encontró con Lucas, su padre, que la tenía en la mano.

—Te ayudo, hijo—dijo Lucas con una sonrisa.

Elijah sintió cómo un intenso escalofrío recorría su cuerpo. La emoción de ver a su padre frente a él lo llenó de felicidad; era lo único que le faltaba para ser completamente feliz: el anhelado perdón de su padre. Se fundieron en un fuerte abrazo y, en ese momento, las palabras sobraron.

—Papá, no sé cómo agradecerte que estés aquí —dijo Elijah, con la voz entrecortada.

—No tienes que agradecerme, hijo. Siempre he querido estar a tu lado, pero a veces las cosas no salen como uno espera—respondió Lucas con sinceridad.

—Lo sé. He cometido errores y entiendo que mi relación con tu exmujer fue difícil para ti. Pero he aprendido de todo esto. Quiero que dejemos el pasado atrás y disfrutemos de lo que realmente importa: nuestra familia.

Lucas asintió, sintiendo cómo el peso del resentimiento se desvanecía poco a poco.

—Elijah, yo también he cometido errores. No debería haber dejado que eso interfiriera en nuestra relación. Quiero disfrutar de mis nietos y de la familia que hemos formado.

—Eso es lo que más deseo, papá. Quiero que estemos juntos, que podamos compartir momentos y crear nuevos recuerdos.

—Así será. Hoy es un día especial y no quiero que nada lo arruine. Vamos a celebrar tu boda y a disfrutar de cada instante.

Elijah sonrió, sintiendo que un nuevo capítulo comenzaba en su vida. Se miraron a los ojos y, en ese instante, ambos supieron que estaban listos para dejar atrás el pasado y construir un futuro lleno de amor y reconciliación.

*****

Tiempo después, en el jardín de la mansión, Lucas caminaba del brazo con Elijah llevando a su hijo hacia el altar. Todos los presentes tenían una mirada emocionada y feliz; finalmente, Lucas había perdonado a Elijah. La tía Emma y Linda se abrazaban fuertemente con lágrimas de alegría en los ojos, al verlos avanzar juntos.

Al llegar, Lucas se detuvo un momento, miró a Elijah con ternura y le susurró:

—Estoy orgulloso de ti, hijo. Este es un nuevo comienzo para ambos.

Elijah sonrió, sintiendo el peso de la reconciliación en su corazón. Se fundieron en un fuerte abrazo, compartiendo un instante que significaba mucho más que palabras. Después, Lucas se sentó en la primera fila, mientras Elijah se preparaba para dar el siguiente paso en su vida, rodeado de amor y apoyo.

Por otro lado, Salvador llevó a Zoé hacia donde estaba Elijah. Ella estaba más hermosa que nunca. Lucas, con orgullo, sostenía entre sus brazos a sus dos nietos y disfrutaba de un momento inolvidable. Zoé parecía radiante con un vestido color crema moderno; su esbelta figura se mantenía intacta a pesar de los partos y su belleza iluminaba el lugar. Al llegar a los brazos de Elijah, ambos se miraron a los ojos y sonrieron.

—No puedo creer lo hermosa que te ves hoy —dijo Elijah, con una sonrisa llena de admiración.

—Gracias, Zoé. Pero lo más importante es que hoy celebramos nuestro amor y el futuro que tenemos por delante—respondió Zoé, con ternura.

Elijah la abrazó con fuerza, sintiendo que todo encajaba en ese momento perfecto.

El ambiente estaba cargado de emoción mientras los invitados tomaban asiento y el murmullo de la anticipación llenaba el aire. El juez, con una sonrisa amable, se acercó al altar improvisado donde Elijah y Zoé, de la mano, estaban listos para dar el primer paso en su nueva vida juntos.

—Bienvenidos, queridos amigos y familiares —comenzó el juez, y su voz resonó con calidez. —Hoy nos reunimos para celebrar la unión de Elijah y Zoé, un compromiso que trasciende en el tiempo y el espacio.

Elijah miró a Zoé, cuyos ojos brillaban con amor y determinación.

—Zoé, desde el primer momento en que te vi, supe que eras la persona con la que quería compartir mi vida, a pesar de que nos conocimos en circunstancias adversas —dijo Elijah con la voz firme, pero llena de emoción. —Prometo amarte y apoyarte en cada paso de nuestro camino juntos.

Zoé sonrió con los ojos llenos de lágrimas de felicidad.

—Elijah, tú eres mi compañero, mi mejor amigo y mi amor eterno. Prometo estar a tu lado en los buenos y malos momentos, y construir juntos un futuro lleno de amor y risas—respondió con la voz temblorosa por la emoción.

El juez asintió, satisfecho con las promesas que se estaban haciendo.

—Con estas palabras, los declaro marido y mujer en esta ceremonia civil. ¡Que su amor sea siempre una luz que los guíe!

Minutos más tarde, después de intercambiar sus votos y promesas de amor eterno, Zoé y Elijah se convirtieron legalmente en marido y mujer, según las leyes del hombre. Sin embargo, sabían que su unión aún no estaba completa; el siguiente paso en su viaje juntos era la boda eclesiástica, un sacramento que deseaban celebrar con la misma intensidad y devoción que en la ceremonia civil. Para ellos, este rito religioso no solo representaba una formalidad, sino una profunda conexión espiritual que deseaban compartir con sus seres queridos. Con los corazones rebosantes de amor y esperanza, comenzaron rápidamente la ceremonia religiosa, un día lleno de bendiciones, música celestial y la presencia de aquellos a los que más amaban. Era el momento de sellar su compromiso no solo ante la sociedad, sino también ante Dios, reafirmando su deseo de construir un futuro juntos, fundamentado en la fe y el amor.