Empresas Hamilton.
Una hermosa mujer madura, de unos 50 años, entró en la oficina de Lucas. Era rubia, de figura esbelta y elegante porte. Sus cautivadores ojos color avellana se encontraron de inmediato con los intensos ojos verdes de Lucas, quien, maravillado por su belleza, la hizo pasar rápidamente, atendiendo su llegada con una cortesía que delataba su atracción.
—Bienvenida a Empresas Hamilton —dijo Lucas, sonriendo mientras le ofrecía un asiento. —Es un placer conocer a una nueva accionista.
—El placer es mío, Lucas —respondió ella, con una voz suave y melodiosa. —He oído hablar mucho de ti y de la empresa. Estoy emocionada de formar parte de este equipo.
—Nos honra tenerte con nosotros. Estoy seguro de que tu experiencia será invaluable —contestó Lucas, sintiendo cómo una chispa de conexión se encendía entre ellos.
La atractiva mujer que tenía frente a él no era otra que la nueva accionista de la empresa. Había adquirido las acciones que Lucas le había cedido a Elijah como parte de su herencia en vida, un gesto que Elijah había recibido con una mezcla de gratitud y sorpresa. En el momento en que sus miradas se cruzaron, sintió un intenso escalofrío recorrer su cuerpo, como si una corriente eléctrica lo atravesara. Era un hombre que siempre había buscado compañía femenina y, para su sorpresa, las mujeres rubias parecían tener un efecto especial en él, despertando en su interior una fascinación que no podía ignorar.
La mujer, con su cabello dorado que brillaba bajo la luz del despacho, sonrió con una confianza que lo desarmó. Lucas se dio cuenta de que su vida estaba a punto de cambiar de maneras que nunca había imaginado. La conexión que sentía en ese instante era palpable, como si el destino hubiera tejido sus caminos de manera que lo llevaría a explorar no solo el ámbito profesional, sino también un nuevo capítulo en su vida personal. Mientras conversaban, Lucas no podía evitar preguntarse qué sorpresas le depararía el futuro con esa intrigante mujer a su lado.
*****
Elijah es ahora un hombre de negocios exitosos, un padre responsable y, sobre todo, un espíritu altruista. Junto a Mark, el novio de Linda, decidió hacerse cargo del dispensario que había planeado construir para ayudar a las personas sin recursos. Mientras conversaban sobre el proyecto, Elijah no podía evitar sonreír al pensar en lo feliz que era en ese momento.
—Mark, no puedo creer lo lejos que hemos llegado —dijo Elijah, mirando los planos para ampliar del dispensario. — Este lugar va a marcar una gran diferencia en la comunidad.
—Así es, Elijah —respondió Mark, entusiasmado. —Cada vez que pienso en lo que podemos lograr, me siento más motivado. Y saber que estamos haciendo esto juntos lo hace aún más especial.
Elijah asintió, sintiendo una profunda satisfacción.
—La vida finalmente me sonríe, especialmente si estoy con Zoé y los niños. No hay nada más gratificante que saber que estamos contribuyendo a algo tan importante.
—Exactamente —dijo Mark, sonriendo. —Y estoy seguro de que Linda estaría orgullosa de nosotros. Este dispensario será un legado para todos.
Ambos compartieron una mirada de complicidad, sabiendo que estaban a punto de embarcarse en una aventura que no solo transformaría vidas, sino que también fortalecería sus lazos como amigos y colaboradores.
*****
Días después…
Zoé se encontraba en la mansión, sentada en el amplio salón junto a su padre, Salvador, mientras los niños jugaban en el jardín con Ada. La atmósfera era agridulce, llena de emociones encontradas.
—No puedo creer que mi madre me haya ocultado esto, papá —dijo Zoé, con una mezcla de reproche y alivio en su voz. — ¿Por qué no me dijiste que eras mi padre?
Salvador la miró con tristeza, sintiendo el peso de sus palabras.
—Lo hice para protegerte, Zoé. No quería que cargaras con el peso de mi pasado —respondió, con la voz temblorosa. —Pero ahora, al verte con tus hijos, no puedo evitar sentirme feliz. Eres una madre maravillosa.
Zoé suspiró y su mirada se suavizó al ver a sus pequeños correr y reír.
—A veces me sentí tan perdida. Mi madre fue dura conmigo y eso me dolió. Pero ahora, al saber que tengo a alguien como tú a mi lado, siento que puedo enfrentar lo que venga—dijo con un tono de esperanza.
Salvador sonrió, pero su corazón estaba dividido.
—Me alegra que me aceptes, Zoé. Pero no puedo evitar sentir tristeza por tu hermana, Solange. Su obsesión por Elijah la ha llevado a un lugar oscuro. Me duele verla así, recluida en la clínica sin mostrar signos de mejoría.
Zoé asintió, y su expresión se tornó seria.
—Es una carga que todos llevamos. Pero debemos seguir adelante, por ella y por nosotros. Quizás, si nos mantenemos unidos, podamos ayudarla a encontrar su camino de regreso.
Salvador la miró con orgullo, sintiendo que, a pesar de las dificultades, había una luz de esperanza en su relación.
—Tienes razón, Zoé. Juntos, como familia, podemos enfrentar cualquier desafío.
Ambos compartieron una mirada de complicidad, sabiendo que, aunque el pasado era complicado, el futuro aún ofrecía posibilidades.
*****
En la mansión Hamilton, Linda y su tía Emma conversaban animadamente sobre diversos temas, pero la emoción se centraba en la reciente propuesta de matrimonio que Mark le había hecho a Linda. El ambiente estaba lleno de alegría y expectativas.
—No puedo creer que finalmente haya sucedido —dijo Linda, sonriendo de oreja a oreja. —Fue en medio de un atardecer espectacular, con velas y flores. ¡Fue tan romántico!
Emma la miró con ternura, sintiendo la felicidad de su sobrina.
—Te lo mereces, querida. Mark es un hombre maravilloso. Estoy muy emocionada por ustedes—respondió Emma, con una chispa de alegría en los ojos.
—Gracias, tía. Tu apoyo significa mucho para mí —dijo Linda, tomando la mano de Emma. —Pero cuéntame, ¿qué hay de ti? Has estado muy callada últimamente.