Enamorada del Hijo de un Mafioso

Capitulo 10

Lo detallo bien y viste un traje negro con un reloj en su mano derecha y bien peinado, me doy cuenta que él también me está observando sin una pisca de discreción.

-Buenas noches princesita –me saluda y lo observo mientras se acerca a mí, me extienda la mano para ayudarme a bajar los escalones.
-Que caballeroso –le digo con una sonrisa.
-Tu madre está mirando por los cristales –me dice en un susurro, se acerca más a mi como si me fuera a dar un beso y me dice en el oído –Así vestida dejas de ser una princesa y te conviertes en una diosa.
-Tus coqueteos baratos no van a funcionar conmigo Dylan –le susurró al oído, se separa y dice:
-Eso es un reto Lydia –me mira y en sus ojos veo la perversión de sus palabras –Podría enamorarte hasta que me ruegues por un beso.
-Eso habría que verlo querido –le respondo siguiéndole el juego –Pero si así quieres jugar vamos a ver quién le ruega a quien.

Se ríe y me guía hasta el carro y me subo él lo rodea y se sienta en el asiento del conductor el trayecto hasta el restaurante que reservo el para la cena es en total silencio de ambas pares. Parquea en frente de un restaurante que grita elegancia por todas partes se baja y da la vuelta para abrirme la puerta me bajo y le da las llaves a un chico q estaba allí para que se lleve el carro. Entramos y hay una chica con el uniforme del establecimiento él le dice su nombre y nos guía hasta la segunda planta donde está la zona VIP, y nos indica nuestra mesa que está un poco apartada de las demás con silla para dos personas, con velas y una vista hermosa de la ciudad con las luces encendidas. Él se para detrás de una de las sillas para ayudarme a sentarme y después se sienta en el otro extremo le pide a la muchacha una botella de vino.

-Esta todo hermoso –le digo.
-Qué bueno que te gusto –me responde en su mirada puesta en mí y no sé porque razón me siento nerviosa.

Llega la muchacha con la botella que pidió Dylan y dos menús para que podamos hacer nuestro pedido. Miro todos los platos que nos ofrecen y hago mi pedido al igual que mi compañero ya con todo anotado se retira.

-Te parece si comenzamos a hablar –le hablo.
-Está bien –me responde –Comienza tú.
-¿Bien cómo te dije en el instituto quiero poner varios limites –comienzo a hablar -1 nada de besos vamos a fingir, pero sin besos podemos abrazarnos, pero hasta allí –le hago saber y se ríe –Dije algo gracioso?
- ¿Sabes que creo? –me pregunta –Creo que tienes miedo a enamorarte de mí y no querer seguir con este plan que tú misma empezaste, es eso Lydia ¿tienes miedo a enamorarte de mí?
-Pero que dices claro que no te tengo miedo –le respondo.
-Entonces juguemos este juego sin límites que pase lo que tenga que pasar –me dice mirándome fijo a los ojos y me siento un poco nerviosa.
-Que pase lo que tenga que pasar –le digo no muy segura pero no le voy a demostrar que me pone nerviosa, al escuchar eso se ríe y un rastro de perversión cruza por sus ojos café.

En eso entra la chica con los platos que pedimos para cenar y los pone delante de nosotros y se retira. La cena transcurre en silencio cuando terminamos él paga la cuenta y me lleva para mi casa.

-Que tengas buenas noches –me dice –Y que sueñes conmigo –añade y me guiña un ojo.
-Ya quisieras –le digo –Que tengas buenas noches Dylan.

Y lo veo marcharse, entro y voy directo a mi recamara me quito la ropa y en su lugar me pongo un pijama y me acuesto, no me duermo porque no para de pensar en lo que acaba de pasar.

-Tal vez debí poner ese límite, aunque el pensara que era por miedo –Yo creo que isiste bien –Ya volviste –Era un límite bastante tonto si habías aceptado el reto –Tienes razón –Claro que la tengo.

Ahora tengo que pensar en cómo hacer que el pierda el reto porque obviamente yo no voy a perder. Poco a poco me voy durmiendo.




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