EnamorÁndome De Tu Voz (en Proceso)

NUEVE: LA VIDA NO ES UN SUEÑO

Jueves, Marzo 8.

— Sólo alguien como tú, Evelei Drescher Shue, puede hacer de una novela gótica, un cuento de hadas— deja caer el trabajo ya calificado sobre mi escritorio. 


Un 5/10.


Sin dudas, mi nota más baja desde que estoy aquí. Faye suelta un jadeo impresionada. Y la chica a mi lado suelta un «Auch».

 

— ¿Qué es lo malo con mi trabajo?

 

— Poco objetivo.

 

— Pero sólo se trataba de exponer mi opinión sobre una obra. Y el objetivo de un libro es crear opinión.

 

— Déjame ponerlo de otro modo: Carece de la compresión de la obra. Parece que estoy leyendo sobre cualquier otro libro y no sobre Cumbres Borrascosas.

 

Camina hacia al frente dirigiéndose a todos en el salón.

 

— Estudiar una obra, es más que poner tus sueños de niña de seis años sobre ponis y Príncipes azules— las mejillas se me calientan de enojo—. Deben ser comprensivos a lo que el escritor busca transmitir en la obra, ser conscientes de sus matices, saber desglosar cada parte de la literatura dentro de él. No poner su opinión personal sobre la obra de alguien más. Te pedí una crítica objetiva— me mira directo a los ojos exponiéndome totalmente.

 

Aunque no creo que hiciera falta luego de su monólogo.

 

— No soy la única poco objetiva aquí, claramente. Tal vez no te hice una reseña a la elevación de la obra (obra que no me gusta), pero no estoy aquí para que aprender a hacer reseñas— más de uno se queda sorprendido—. Cualesquiera diría que eres un escritor frustrado. «Los sueños no sirven» «Los soñadores bla, bla, bla».

Su mirada brilla y al fin puedo reconocer algo del antiguo Robbie, aunque sea una mirada llena de rabia.

— ¿Y por qué un soñador no puede aprovechar al mundo?— miro a mis compañeros esperando una respuesta. Están impresionados con mi careo como para decir nada—. Tú fuiste quien me enseñó eso, tú fuiste el que alcanzó el estrellato como músico y el que ahora está en la cima como escritor. Y siempre has sido un soñador.

 

— Yo siempre he sido un realista— corrige, con aparente signo de enfado con la comparativa—. Y si estoy en la cima como escritor es con trabajo, no por soñar. Es por ofrecer realismo en mis historias, por no ofrecer amores eternos de cuentos de hadas.

 

— Eso es tan detestable— me retuerzo apretando el lápiz con mis dos manos—. Las personas se empeñan en decir que el amor sólo es cosas de cuentos e historias idealistas. Pero el amor es real. Sabes, en los cuentos también hay maldad, ¿por qué no dices que eso también es fábula? Las personas se venden tanto eso de «El amor es para los cuentos» que terminan atrayendo su pobre mentalidad a la realidad. Y viven una vida de desilusión y desamor por ellos mismo y sus idiotas decisiones, no porque el amor sea sólo algo de la ficción.

 

Respiro agitada.

 

— Y en lo que a mí respecta, está nota está injustificada y pienso apelar. Y esto, no es un sueño.

 

— Por supuesto que no.— acepta el reto.— Y pronto te darás cuenta que la vida no es un sueño.

 

(...)

 

— ¡Lo detesto!

 

Sochi se burla a mi lado.

 

— ¿Tan pronto acabó el amor?— sonríe arrogante.

 

Claro, luego de toda la lata que me ha dado con el tema Robbie Hart, no es de extrañar que festeje esta victoria. Si viéndolos bien, ellos dos son iguales: Par de escépticos que no creen en el amor. Por lo menos las razones de Sochi las sé, más allá de compartir opinión, puedo llegar a atender su postura. Pero él... ¡Él!

 

— No estoy de humor— gruño— ¡Creo que podría derretir la nieve a mi paso!

 

— Mmmm...— Sochi mira a nuestras espaldas— No, en realidad creo que es porque el invierno está acabando.


Disfruta al máximo el momento.

 

¿El mal de ojo será cierto? Porque no sé cuántos maleficios le he echado ya.

 

— Déjala, creo que si enrojece un poco más, va a explorar— pone sus manos en mis hombros como consuelo.

 

Me masajeo las sienes. Él tiene razón, la vida no es como en los sueños. ¿Quién me iba a decir que la realización de la fantasía de cualquier chica, me estaría causando más dolores de cabeza que subidas de presión? Robbie como profesor, es la mayor fantasía, pero hasta ahora sólo me ha dado estragos.

 

Faye se embarca en contarle todo lo sucedido a Soch, mientras que saco un refresco de una máquina expendedora y lo coloco en mis sienes y frente sintiendo alivio. ¡Al caño el frío!, si ahora mismo Robbie me tiene más caliente que si se hubiese presentado a clases en calzones.


Llego a casa hecha en vendaval que azota la puerta; entro a mi habitación y me pongo a oír música para ver si logro reconectar con Robbie, mi Robbie Hart. Coloco una de las canciones que más me identifican. Una en la que aún puedo pensar que él entiende por completo cómo me siento. Que me conoce, que sabe que no sólo hoy una mimada. Que ve más allá de lo superfluo.

(VERSO 1):

Hace tanto tiempo que 
no escucho tu voz

Hace tanto tiempo que 
no escucho tu voz

Ahora solo escucho susurros que causan dolor a mi corazón

Los recuerdos usurpan tu voz, ya no me escuchan  
Ellos se esconden de mí, no me escuchan
Ellos ya no me escuchan
Ya no me escuchan, escuchan...

(PREESTRIBILLO):

Y cada noche cuando está la luna allá arriba yo solo pido una cosa

A las estrellas veo brillar yo solo les pido una cosa

(ESTRIBILLO):

Yo solo pido que pueda verte, verte
Salva este amor, amor

Yo solo pido que pueda verte, verte
Salva este amor, amor

Yo solo pido que pueda verte, verte



#18237 en Novela romántica
#3509 en Joven Adulto

En el texto hay: comedia, musica, romance

Editado: 09.11.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.