Encerrada

Capítulo 2

Días después, cuando ya parecía que el cuerpo no tenía como producir más lágrimas, aunque suene cruel, decidió seguir con su vida. Es lo más realista.

Dolía en su corazón la ausencia de Aria, pero aún ella seguía aquí, pisando la tierra que algún día la enterraría. En el departamento ya no quedaba comida y las facturas habían sido deslizadas sobre su puerta.

Se dispuso a regresar a su colegio para terminar su bachillerato. Su madre guardaba todos los meses algo de dinero para emergencias, se había reunido una buena cantidad con la que Nova podía vivir unos tres meses sin problemas, pero con ciertas limitaciones.

Podría ser una buena cantidad de tiempo en la que ella podía terminar el bachillerato y conseguir un empleo, eso era lo que pensaba. Se levantó con su corazón en la mano y se dispuso a ejecutarlo, pero al llegar a la puerta sentía que esta se le venía encima, que todo se le venía encima. Sus piernas, aunque quisiese moverlas, no respondían. Y la idea de salir de su departamento comenzó a parecerle una locura.

Su mente se inundó de posibles situaciones donde podrían hacerle daño, donde podía morir.

El aire comenzó a pasar con dificultad. Su corazón se aceleró, y el cuerpo originaba toques que la estremecían.

Salir ya no era una opción, era una idea abismal.

Nova se quedó sentada frente a su puerta, hasta que logró calmarse. Hasta que se prometió a sí misma no salir de allí. No salir al exterior. No salir al peligro.

Trató por varios días, pero no pudo salir. Esas paredes, esas frías paredes que en algún momento fueron también de su madre, eran el único lugar donde podría estar segura. Donde podría estar a salvo.

Los policías llegaron un par de veces a su departamento, pero ella no quería abrir la puerta. Les aseguraba que estaba bien, que estaba comiendo, que no estaba estudiando y que aún seguía de vacaciones.

Esto calmó un poco a los oficiales, que con el tiempo dejaron de visitarla. Nova trató de apañárselas como pudo. Pidió a su colegio tomar los exámenes en línea, lo cual fue concedido por su excelente historial académico y la situación por la que estaba atravesando. Obtuvo su título de bachiller, pero no asistió a la graduación.

Descubrió una aplicación donde podía pedir que le llevaran víveres y artículos del supermercado. El repartidor dejaba los pedidos alados de la puerta del departamento y cuando este se iba, Nova abría lentamente la puerta y los recogía como si el pasillo se la tragara.

Se las arregló para pagar los servicios básicos y todo lo necesario para vivir desde casa. Los tres meses fueron dolorosos por las noches, cuando dejaba de pensar en qué hacer para no tener que salir de su lugar seguro.

Nova siguió intentando salir, pero era inútil. No podía, hasta que dejó de intentarlo.

Luego de los primeros tres meses, la preocupación comenzó a expandirse en su cabeza. El dinero se le estaba acabando y necesitaba trabajar para ganar más.

Fue todo un lío con ella misma.

Un día, Nova, indagando por internet, vio un anuncio que llamó su atención.

Era una publicación en una de sus redes sociales donde parecían estar buscando maestros de idiomas para clases en línea. El sueldo era decente y podría trabajar desde casa. No estaba para nada mal y esto entusiasmó a Nova.

Era muy buena con el inglés, había hecho un par de cursos gratuitos que le había recomendado su maestro en el colegio y lo podía hablar fluidamente.

Nova se postuló al trabajo y sus certificaciones de los cursos que había tomado la ayudaron a que pudiera ser una de las seleccionadas. En la entrevista no pudo evitar ponerse nerviosa, pero luego de hablar con el encargado de recursos humanos obtuvo el puesto.

Daría clases de inglés para niños de entre 5 a 12 años, nivel primario. Había resuelto el problema del trabajo. Nova se desenvolvía bien como maestra.

Se despertaba por la mañana, lavaba sus dientes, se ponía un saco de su madre por encima de su pijama, daba clases la mayor parte del día y en la noche se sentaba frente a la ventana para ver el cielo, sentir el viento tocar su piel suavemente, como si la consolara.

Pasaban las horas, los días, los meses y Nova no volvió a salir de su casa.




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