Encierro y grandeza. Un poderoso destino

Capítulo Dos: Confrontaciones imposibles de evitar

En un castillo majestuoso enclavado en el corazón de un espeso bosque, vivía una niña pelirroja de doce años. El castillo de Stormride, con sus altas torres y muros de piedra adornados con enredaderas, era un refugio de tranquilidad y belleza. Las hojas de los árboles circundantes susurraban con el viento, creando una melodía suave que contrastaba con los sonidos más intensos que resonaban en el patio de entrenamiento.

Allí, en medio de una espaciosa área de práctica, Lyanna Stormride se encontraba entrenando con su espada. Bajo la guía de su maestro, Garath Thorne, un caballero reconocido y respetado en todo el continente del Este, Lyanna perfeccionaba sus habilidades con entusiasmo y dedicación. Garath, un hombre de porte noble con una armadura reluciente y una expresión siempre serena, observaba cada movimiento de la joven con atención.

—¡Bien, Lyanna! Recuerda mantener el equilibrio y la postura —dijo Garath, su voz grave resonando con autoridad.

Lyanna, con una sonrisa, asintió y ajustó su postura. Sus movimientos eran ágiles y precisos, reflejando tanto su talento innato como la rigurosa instrucción de Garath. Mientras continuaba con sus ejercicios, recuerdos de lo que había sucedido esa mañana emergieron en su mente.

—Maestro Garath —comenzó Lyanna—, he notado que mi padrastro estaba más gruñón de lo normal esta mañana. ¿Sabes por qué puede ser?

Garath detuvo su avance y bajó su espada, mirando a la niña con una sonrisa ligera, algo inusual en su rostro serio.

—¿Más gruñón de lo normal? —cuestionó, causando que la pelirroja le devolviera un asentimiento—. Bueno, Lyanna, supongo que su estado alterado se debe a que hay problemas importantes que afectan a todo el continente del Este. El Norte dejará pronto de exportar estalita, y ahora el Este y el Oeste están en desacuerdo sobre cómo manejar la situación. Tu padrastro, como duque y segundo gobernante del reino del este, tiene muchas responsabilidades y decisiones que tomar.

Lyanna frunció el ceño, su mente joven pero inquisitiva buscando comprender la complejidad de la situación. Mientras continuaba sus movimientos con la espada, preguntó:

—¿Por qué discuten tanto sobre la estalita? Si es tan importante, ¿por qué debe controlarla el Norte?

Garath observó a Lyanna, admirando su curiosidad y deseo de entender.

—La estalita es un recurso muy valioso, y solo procede de las altas montañas del continente del Norte. Su brillo verde y sus propiedades únicas la hacen codiciada en todo cardinal. Los cardinales del Este y del Oeste, actualmente, no tendrían los medios para encargarse de la exportación y, además, el Norte lleva años, cientos de años, encargándose de la estalita. Sería tedioso y muy lento para el Este y el Oeste afianzarse de las minas. —explicó, su mirada, a pesar de ser dura, contenía un brillo especial destinado solo a su joven alumna.

—Pero el Norte, a diferencia del Este y el Oeste, está gobernado por un gremio, no por reyes o duques. Sus tierras son heladas y difíciles de habitar, por lo que no pueden crear ciudades como nosotros. En cambio, ellos se especializan en la extracción de estalita de sus montañas.

Lyanna inmediatamente vio un inconveniente en la situación.

—Pero, si tan inhóspitas son sus tierras, ¿de qué viven? No podrán tener ganaderos ni cultivos…

Garath asintió lentamente, reconociendo la aguda pregunta de la niña.

—Tienes razón, muchos pensarán que el Este y el Oeste les envían provisiones a cambio de la exportación de la estalita. Sin embargo, antiguos tratados de los cardinales hacen que los continentes del Este y el Oeste deban mantener al Norte.

Lyanna frunció el ceño y estuvo a punto de preguntar, pero su maestro se adelantó.

—La estalita, no es solo el único sustento del Norte, también se encuentran en las zonas menos inhóspitas del continente, plantaciones y pequeñas poblaciones. Claro que, si dejan de recibir los beneficios que les otorgan los cardinales, sus recursos pueden verse limitados. Además, el duque del Este quiere abolir el tratado que lleva cientos de años entre los cardinales, un tratado que consiste en la manutención del gremio del Norte.

Lyanna asintió, sus ojos brillando con comprensión mientras intentaba asimilar la información.

—Pero, ¿qué es exactamente la estalita? ¿Por qué el Norte la extrae y los otros continentes la necesitan?

—Hay varios motivos, pero principalmente es debido a que las monedas de alto valor con las que se comercia, son de estalita. Si dejan de importar la estalita, el miedo a no tener más, hará que muchos conserven las monedas, no las gasten y por ende el comercio se verá repercutido negativamente… —La pelirroja asintió y preguntó…

—Siendo así, ¿Por qué no cambiamos de moneda?

—Todo cambio requiere de tiempo y este en cuestión sería lento. Habría mucho trabajo que realizar. No sé exactamente cuánto costaría el proceso de elaboración de nuevas monedas, pero sé que no podríamos esperar tanto…

Lyanna observó atentamente a su maestro y prosiguió con sus dudas.

—Aparte de por las monedas, ¿Por qué es tan importante que el norte exporte estalita? —

—Bueno, se desconoce exactamente cuándo comenzó a exportarse la estalita, pero es un mineral muy resistente y, fusionado con otros materiales como el metal, puede crear estructuras sólidas y armas implacables. Además, aparte de las monedas, los poderosos de los cardinales del Este y el Oeste portan joyas hechas solamente con estalita. Por ejemplo, mi espada está hecha de una aleación entre metal y estalita —dijo Garath, con una ligera sonrisa.




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