Encontrando el Destino - Hielo y Acero

Prólogo

 

Prologo
  

Su respiración estaba tan agitada que los pulmones le dolían ya de tanto correr, haciendo que se dé cuenta de que esos aventureros que venían detrás de ella parecían estar más preparados que cualquier otro que haya ido antes, las trampas del camino no parecían ser suficientes para engañarlos u obligarlos a marcharse. Ya de por sí la ciudad abandonada de Numbria y sus historias de espectros o maldiciones eran suficiente para desanimar a cualquiera a entrar, pero estos cuatro que le seguían el paso, no solo habían cruzado la muralla externa descifrando la ilusión del portón, sino que también habían encontrado su rastro cerca de la catedral y al parecer además pudieron acabar fácilmente con los engendros no muertos de la zona, todo por dar con su ubicación. Se la apodaba La Bruja de Hielo, pero poco se sabía de ella más que rumores, debido a que los que tomaban el encargo de acabar con ella nunca regresaban de tal misión y del lugar al que se conocía como su guarida, la ciudad blanca en las montañas del norte, siempre estaba nevado y cubierto por una densa niebla, casi como si la ciudad buscará ocultar su existencia al mundo a propósito, de ahí su apodo. Aunque nada de eso importaba ahora, porque las voces de estos aventureros se sentían cada vez más cerca, hasta incluso parecía que se reían a veces, como si disfrutaran de la cacería. Como último recurso ella intentó ocultarse en una bodega de una vieja posada del centro de la ciudad, allí entre restos de barriles y botellas rotas aguardo en completo silencio, la madera de las puertas eran bastantes delgadas y tal vez podría escuchar algo. Por un rato no hubo señales de que los perseguidores anduvieran cerca, hasta que el silencio sepulcral que había en la vieja posada fue interrumpido por el sonido de unas espuelas que entraban con suma cautela al establecimiento, solo dió tres pesados pasos al interior antes de detenerse en seco por varios segundos, mientras tanto por una pequeña rendija de la pared, el brillo opaco de los ojos de la bruja se esforzaban por tratar de ver algo aunque sin éxito, sólo alcanzó a ver unas sombras difusas.

 

—¡Hey Kruls!, encontramos su rastro por la plaza principal, deja de buscar alcohol en este lugar, si lo hay debe estar agriado como todo lo que seguro ésa maldita envenenó aquí. —dijo una voz masculina luego de que se abrieran repentinamente las puertas que daban a la calle.

 

—Si, de seguro se dirige al castillo y quiere que caigamos en su trampa, pero vinimos preparados... —le respondió Kruls con una pequeña carcajada.

 

Luego de que los oyera marcharse, la bruja espero un momento, hasta que por fin se animó a salir de la bodega, después de mirar por las ventanas de la cocina y revisar que no había nadie en las cercanías, comenzó a dirigir sus pasos hacia afuera de la cocina pero antes de que siquiera pudiera gritar del susto, algo luminoso y frío ya le apretaba el cuello al punto de casi no dejarla respirar, también podía sentir como electricidad le recorría el cuerpo cada vez que intentaba hablar o quejarse del dolor.

 

—Si que eres una perra astuta eh, pensaste que no veríamos tus huellas —dijo Kruls mientras la sometía con brutalidad en el suelo para ponerle grilletes arcanos.

 

—Pero mira si es tan solo una jovencita y muy bella por cierto —exclamó su compañero.

 

—No te confíes Eric, las brujas pueden tomar diversas formas para distraerte y hechizarte así que ponle las vendas en los ojos también, debemos ser precavidos.

 

La muchacha ya resignada solo podía desplomarse en el suelo mientras el corazón se le aceleraba más porque sabía lo que ocurriría en cuanto salgan a la calle.

 

—Mira sus orejas, es una elfa —dijo Eric mientras le corría el cabello rubio cenizo para descubrir la nuca de la bruja— si, es ella, tiene la marca de su familia, por fin la encontramos después de tantas imitaciones por fin podremos cobrar esa buena recompensa Kruls ja, ja, ja, ja.

 

Para cuando Kruls pudo terminar de asegurar los grilletes y revisar que no llevará ningún objeto extraño que pueda usar como arma, entraron los demás aventureros a la posada, quienes también eran hombres, cada uno tenía la apariencia de ser veterano en esto de atrapar y matar monstruos, ya que sus armas y equipamiento no parecían para nada de mala calidad además de que sus corpulencias le seguían a la par.

 

—Pero mira si es muy bonita, ojalá todos nuestros trabajos fueran así de fácil y vistosos —dijo una de las voces que acababa de entrar.

 

—Neil no sabes cuando parar eh —le respondió la otra voz que le acompañaba.

 

—¡Ya suficiente, larguémonos de aquí cuanto antes!, este lugar me da una mala espina que no se ha ido a pesar de que ya la atrapamos —les replicó Kruls.

 

—Es verdad, esperaba que fuera más difícil esto de atrapar a la Bruja de Hielo, ni siquiera dio pelea, estaba escondida en un agujero como una rata, al parecer dependía de sus esbirros de afuera pero ni siquiera eso, esos no muertos tampoco eran la gran cosa, me pregunto como habra aguantado tanto tiempo aquí siendo tan débil —dijo Eric.

 

—¿Acaso crees que somos como los demás Eric? El lord no nos habría contratado de no valer cada moneda de oro que nos pagó —espetó Neil.

 

—Ya está como sea, vámonos —insistió nuevamente Kruls mientras levantaba a la joven a la fuerza para partir.




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