Encontrando el Destino - Hielo y Acero

Capítulo 7

 

El recinto abovedado con todas esas runas pintadas en las paredes y techo emitían una luz tenue que iluminaban lo suficiente como para dimensionar el espacio completo, todo le indicaba a Aurora que estaban en un subterráneo fuera de la ciudad y por la complejidad de los glifos, el doppelganger había estado durante mucho tiempo preparándolo, sin dudas éste era el último bastión para él por lo que realmente estaba acorralado y un enemigo acorralado peleará con toda sus fuerzas.

En ambas miradas no había ni un atisbo de inseguridad, incluso durante unos segundos parecían que se estaban anilizandando mutuamente, y el silencio de esa atmósfera era tal que hasta se podían escuchar las gotas escurrirse por algunas grietas para golpear los charcos del piso, hasta que el doppelganger levantó sus brazos los cuales empuñaban dos dagas de hojas curvas y alargadas tomando así una posición como si fuera un mantis, inmediatamente agudizó su mirada y se abalanzó sobre la elfa que ya estaba en guardia con la espada de plata en alto con la que detuvo la estocada del brazo izquierdo que iba directo a su cuello, las chispas saltaron nublando un poco el campo de visión de ella momento en el que a una distancia muy corta, el doppelganger hizo un medio giro de espalda y con el alcance de su brazo derecho intentó sorprender la nuca descubierta de ella aunque tampoco le alcanzó, ya que la elfa se agacho en el último segundo propiciando una patada en el abdomen del doppelganger para así tomar algo de distancia.

—Nada mal para una maga —dijo él mientras cruzaba sus brazos y volvía a la carga.

Esta vez mientras acortaba la distancia por completo contra la elfa, hizo saltos en zig zag para esconder la dirección de su próximo ataque, él sabía muy bien que solo tenia que hacerle un pequeño corte para que el veneno comenzara a quitarle sus sentidos, así que en cuanto vio que la elfa estaba en guardia para recibir su ataque por un lado, le arrojó la daga que tenía en la otra mano en dirección cerca de sus tobillos obligandola a que la hoja de la espada baje para repeler el lanzamiento, era eso o que dé un paso hacia atrás lo cual le daría un desbalance en sus piernas para que cuando este encima de ella el ataque sea mucho más efectivo. En cualquier caso recibiría un impacto cortante en alguna parte del cuerpo o eso pensó porque luego de arrojarle la daga vió como ella giró su talón apenas unos milímetros sin siquiera levantar el pie o dar un paso, pero suficiente como para que el lanzamiento pasara de largo y chocara contra el suelo, y no solo eso sino que la espada se iba balanceando para dar un ataque desde arriba, y en ese momento su avance se transformó en defensa volviendo a chocar los filos de las hojas, la distancia a la que quedaron en esos segundos era tal que pudieron verse a los ojos mutuamente, y por primera vez el doppelganger sintió miedo, porque pudo ver en los ojos azules y fríos de la elfa que estaba totalmente decidida a matarlo. Él saltó hacia atrás para acomodarse nuevamente y dar otro ataque pero esta vez ella fue la que ni siquiera lo dejó tocar el suelo de manera adecuada que su espada casi alcanzaba su cuello y movimiento tras movimiento lo hacía retroceder sin darle respiro, al parecer Aurora estuvo midiendo la velocidad a la que hacía los ataques y ahora que sabía de lo que era capaz empezó a tomar la iniciativa.

En ese punto antes de que la elfa le agarrara el ritmo, el doppelganger lanzó una bomba de humo para tener un descanso a la ola de ataques, el humo en particular no eran de una bomba común, pues sus partículas eran muy densas y respirarlas causaba una fuerte tos. Él aprovechando la confusión se alejó de ella y se escondió entre las numerosas columnas que sostenían el techo y para cuando el humo se despejó, Aurora estaba sola en la sala.

—¡¿En serio?!, ¿Pelearas escondido?, tu raza no sabe hacer más que sucios trucos —le dijo la elfa al vacío.

—¡¿Por qué es tan importante para ti ayudar a ese Arconiano?! —gritaba el doppelganger con su voz en eco que no dejaba saber su ubicación exacta.

Aurora no le respondió, ella sólo seguía ahí parada buscando el origen de la voz.

—¡Valerian es un criminal muy buscado! —intentó confundirla, aunque él sabía que ese hombre nunca había hecho nada malo en esa ciudad— Ese hombre llevaba un dibujo tuyo porque te buscaba para cobrar la recompensa, no creí que una Nalrros estuviera viva aún, pero aqui estas intentando ayudar a un hombre que solo planeaba traicionarte.

—No tiene caso, tus mentiras son vacías, sal de una vez y acabemos con esto.

—Oh bueno en ese caso acabemos entonces —dijo el doppelganger mientras salía de su escondite con una ballesta cargada, la cual disparó justo al pecho de la elfa.

Aurora aunque de reflejos rápidos, no pudo bloquear por completo el virote envenenado que le rozó la muñeca, por lo que inmediatamente ella la apretó con fuerzas por el dolor que sentía dejando caer la espada de plata a un lado. El doppelganger viendo que ya había ganado, comenzó a acercarse a ella.

—El veneno actúa rápido y comienza por adormecer tus músculos —pronunció a pocos metros de ella— luego va por tu vista dejandote ciega, comenzarás a toser sangre y moriras en 1 minuto. No debiste venir hasta aquí…

La elfa experta en el engaño sólo había fingido ser alcanzada por el virote, y ahí de rodillas en el suelo solo espero hasta que el doppelganger estuviera a distancia suficiente para hacer su ataque sorpresa, pues la espada estaba a su alcance. En cuanto estuvo a dos metros, empuño rápidamente la espada de plata y se abalanzó sobre él, quien apenas pudo reaccionar recibió un corte muy superficial al lado de las costillas, y la plata como tal hizo su efecto, lo quemó y reveló su verdadera apariencia, la cual no era más que la de un humano de cabello blanco y la piel pálida como la leche, incluso sus ojos eran tan blanquecinos que no se percibía iris alguno. Y con esa reacción en su cuerpo que anula toda regeneración, no pudo estar a la altura de los siguientes ataques que recibió por lo que fue reducido muy fácilmente quedando postrado en el suelo, justo donde se había presentado al inicio, en ese haz de luz que provenía del exterior. Ahí de pie Aurora tenía su espada apuntando al cuello, y en cuanto la comenzó a levantar para hacer el golpe definitivo una grito familiar la detuvo en seco.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.