Encuéntrame

II

 

Dos días pasaron y no tenía noticias sobre mi hermana. Contrario a lo que usualmente haría, no dudé en poner mi vida- literalmente-en sus manos, si quería respuesta tenía que arriesgarme, aunque el precio a pagar fuera alto. Seguiría sus instrucciones y averiguaría el porqué de tanto enredo y misterio, si Sue creía que me iba a espantar con todo aquello que soltó en mi hogar, estaba muy lejos de la verdad.

Sí, estaba aterrada, pero el miedo se había vuelto una emoción tan común en mi día a día que me había acostumbrado a su presencia.

Al salir a trabajar, observaba que nadie se acercara con otras intenciones, era una lucha constante entre querer ignorar todo lo que sucediera en el mundo y estar alerta a cada persona que quisiera lastimarme. Llegaba a creer que se trataba de paranoia la mayoría de veces, pero la sensación de ser observada e incluso llegar a toparme con los responsables me hizo saber que no era yo el problema. Solo Azrael, mi casi hermano desde hace una eternidad, conocía aquella situación y por ello trataba de acompañarme a todos lados; quinientas veces me había sugerido que hablara con la policía, todas y cada una me negué.

¿Qué? ¿les iba a decir que me sentía acosada y que creía ver siempre a los mismos hombres en la calle, sin tener la menor idea de quiénes eran? No me parecía la más brillante idea y se lo hice saber, discutimos y no hablamos por un tiempo. Luego las aguas se calmaron cuando aparecí en su casa, ebria, pidiendo perdón por haberle dicho cosas horribles. Confiaba en él por encima de cualquier otra persona, incluso apenas lo conocí sentía que no me iba a defraudar y de eso ya 15 años. Por esa y muchas razones, fue el primero a quien visité para contarle sobre mis repentinas "vacaciones".

—¿Te vas a Europa y me dejas aquí cubriendo tus turnos? Vaya amiga. —fue lo único que dijo, haciendo un mohín de lo más adorable. Era extremadamente atractivo, con sus ojos tan negros como el carbón y su cabello a juego. Todo ello junto a la extraña energía que desprendía, a la cual ya estaba acostumbraba, y sus refinados modales que parecían sacados del siglo pasado hacían de mi mejor amigo un excelente partido. —¿Al menos me traerás algo?—su sonrisa me contagió.

—Sabes que sí—me tiré a sus brazos y me relajé entre ellos.

Nos encontrábamos en su sofá, supuestamente viendo un maratón de Lucifer, aunque no pude evitar soltar la lengua sobre lo que planeaba. Eso sí, sin decirle los motivos, según él iría únicamente a distraerme durante una semana. No pareció muy contento al principio, principalmente porque él me cubriría mientras volvía. Sin embargo, se alegró al comentarle mi destino.

—Ya verás que te encantará Dinamarca, tiene su encanto. —me había soltado con mucho entusiasmo, hablando desde su propia experiencia al haber viajado allí meses atrás en un intercambio.

Luego de eso sacó el tema cada vez que podía, y de eso ya varias horas. Planeaba quedarme a dormir allí, como hacía cada martes al igual que él lo hacía en mi humilde morada los domingos.

De un momento a otro, Azrael comenzó a acariciar mi cabello, el acto me hizo cerrar los ojos y acurrucarme como un gatito. Él seguía pendiente de la pantalla, despotricando al ver cómo hacían ver a un arcángel, a un diablo y la trama, entre otras cosas propias de él. Era el compañero perfecto para sentarte a criticar cualquier cosa, no tenía pelos en la lengua y su lema siempre había sido " Aleja de tu boca la perversidad, aparta de tus labios las palabras corruptas" que, según sus palabras, se resumía a: Di la verdad.

Era algo... ¿extraño? No sabía cómo describirlo, pero en todas sus facetas encontrabas belleza, sencillez y antes de darte cuenta, admiración. Provenía de una familia extremadamente religiosa y conservadora en Estados Unidos que había tratado de cortar sus alas e impedir que se trasladara a Canadá a cumplir sus sueños, y aunque había renunciado a la relación de su familia, su crianza se hacía presente en cada cosa que hacía y decía

Tarde me di cuenta de que me quedaba dormida poco a poco, sus mimos siempre tenían aquel efecto y en esos momentos lo detestaba, lo último que deseaba era quedarme en una especie de limbo y no saber distinguir entre la realidad y los productos de mi imaginación.. Me vi envuelta en brazos de Balder sin oportunidad de defenderme y cuando todo se tornó grisáceo solo escuché una voz guiándome a no sé dónde.

 

 

"Si existía algún lugar en el mundo en el que me sintiera completamente segura era allí, en la acogedora casa en que había crecido. ¿Qué hacía allí? Contrario a otras ocasiones, tenía el control de mi cuerpo, estaba consciente de que se trataba de un sueño. Me acerqué a la puerta con curiosidad y al intentar tocar, me vi ya al otro lado.

¿Qué carajos? Me quedé quieta, y al sentirme mínimamente segura para seguir, sucedió.

« Encuéntrala »

La misma voz que me había traído allí ladró la orden. Pero, ¿encontrar a quién?

Una suave risa llamó mi atención, mi risa resonaba en las paredes y me llevó al salón principal donde, efectivamente, me encontraba colorada mientras observaba la cámara instantánea en mis manos. A mi lado, mamá sonreía como hace mucho no lo hacía. Lo extraño en la escena era que tanto ella como yo nos asemejábamos a nosotras en la actualidad. ¿Me explicaba bien? Suponía que no.

Ya tenía mi cabello por los hombros, cuando apenas hacía menos de un año me había decidido por aquel corte, mamá ya tenía aquellos pendientes que le obsequié en navidad, y es que, en aquel sueño ya casi era año nuevo. Lo supe al ver el árbol en la esquina del lugar y al niño Jesús nacido en el pesebre, me atrevía a decir incluso que se trataba de un recuerdo, pero no era posible, no se me hacía familiar nada.

No entendía un rábano.

Mis ganas de saber qué sucedía me condujeron a la cocina donde, y para mi total y escalofriante sorpresa, Sue rompía en risa junto a papá y alguien sentado en el comedor a quien no logre identificar antes de que las palabras de mi versión del sueño me atrajeran a ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.