Encuéntrame entre Libros

Bienvenido a Oxford, Rony

Bienvenido a Oxford, Rony

Tomas pasó las últimas semanas de junio yendo de un lado a otro, conoció los edificios de otras universidades concretando que el Christ Church College lucía como el más antiguo de todos, lo que le hacía un gusto tremendo, ya que disfrutaba de vivir en edificaciones antiguas, y el Christ Church College sí que lo era.

Desde que se acostumbró a la bicicleta, las visitas a la casa de Elizabeth pasaron de dos a tres días a la semana. Los miércoles encontraba una escurridiza hora para pedalear deprisa. Los viernes al atardecer, si todo marchaba bien, pasaba a por un litro de jugo de naranja y rosquillas que le recordaban a Brighton, se apuraba a llegar a la 41 Ridgeway Rd. Leía un par de capítulos del libro y volvía deprisa.

Los domingos habían empezado a representar amaneceres cerca de Maddie, Elizabeth acomodaba la habitación de siempre aprovechando que seguía desocupada, los inquilinos de aquella casa eran poco entrometidos y jamás cruzaban más que miradas de amabilidad hacia Tomas.

Los libros de astronomía por fin se habían terminado. El último martes de junio, Tomas se dirigió a la biblioteca para devolverlos, saludó al bibliotecario y notó que los volantes de eventos habían sido cambiados, pidió uno cuando salió y esta vez prestó interés a todo el contenido del papel brillante.

De regreso a la habitación en la universidad, se acostó sobre su cama y desdobló el volante al que él mismo se sorprendió al prestarle más importancia de la que creía que merecía. Leyó las primeras actividades de julio y notó que todo hablaba sobre el festival de Alicia en el País de las Maravillas. Jamás había escuchado nada sobre aquella celebración y aunque continuó sorprendido de lo mucho que llamaba su atención, creyó que no eran más que tonterías. Volvió a doblar el volante, y sintió un impulso extraño, algo parecido a la soledad, tomó su teléfono y llamó a Rony, pero no obtuvo respuesta, volvió a desbloquear el aparato con su huella dactilar y tomó una fotografía del volante. La envió al número de Rony esperando una respuesta de burla.

Minutos después cuando salía de ducharse, alcanzó a escuchar la llamada de Rony, se lanzó sobre la cama envuelto en la toalla de baño y respondió creyendo saber lo que su amigo diría.

—Dime que puedo ir a visitarte y ver juntos ese festival —dijo Rony al escuchar la voz de Tomas.

—Sabía que te haría gracia.

—¿Gracia? ¿De qué hablas? Me parece genial.

—¿Lo dices en serio?

—Por supuesto, compraré mis boletos de tren mañana por la mañana, seguramente se agotarán pronto.

—Aguarda, quiero estar seguro de lo que estás diciendo. ¿Vendrás a Oxford por un tonto festival?

—¿Tonto? Amigo… Habrá cientos de Alicias en busca de… de lo que sea que una Alicia esté buscando.

—Ni siquiera conoces el cuento.

—No me interesa el cuento, buscaré una Alicia real.

—De acuerdo, supongo que te veré pronto —admitió Tomas.

—Así es, amigo, el País de las Maravillas me está llamando.

El mes de julio llegó haciendo ruido, los indicios del festival empezaban a verse por todas las calles, algunas familias parecían haber estado esperando aquella temporada ya que se podían ver los decorados en todas las casas, principalmente en la calle Broad que albergaba pancartas y letreros en los comerciales de la zona, todo el mundo estaba preparado para el festival de
Alicia en el País de las Maravillas y aquello parecía atraer centenares de nuevas personas a la ciudad.

En Oxford, no solo las tardes eran distintas a las de Brighton, las noches también parecían esforzarse demasiado por crear su propio encanto, la luna continuaba brillante dentro de su ilimitado espacio, las estrellas contemplaban los caminos rocosos de los callejones, y el pavimento de las avenidas reflejaba el brillo estelar de aquellas constelaciones.

Tomas pasó un primer fin de semana, que fue también el primer día de julio, en casa de Elizabeth. Su compañía parecía llenar el espacio que había dejado el indetenible descansar de Maddie, y el intercambio de recuerdos los hacía volver en el tiempo, un tiempo donde la esperanza no era constantemente explorada, pues la vida era plena y el amor parecía estar encaminado a un futuro exitoso.




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