Mi día de clases trascurrió con normalidad, justo a la hora de la salida me encaminé hacia la casa de Délfin, esta mañana me envió un mensaje diciendo que necesitaba verme urgente, no me hace mucha gracia que sea tan impredecible, pero está en la universidad y no nos vemos con tanta frecuencia. Él estudia medicina, es muy aplicado con las clases, ama estudiar y más sobre anatomía humana, sé que será un médico excepcional, aunque me duela no verlo seguido, sé que es por una buena causa
Una vez en llego a la entrada del recibidor llamo al timbre, tengo llaves de su casa, pero no las uso hace mucho, como cada vez que vengo la que responde al citófono es Mónica, su ama de llaves. Al instante la puerta se abre y me dirijo al interior
-MI niña ¿cómo estás? ¿Cómo va el colegio? ¿La elección de carrera? - Me pregunta Teresa, la madre de Délfin una vez llego a la sala y me da dos besos con un fuerte abrazo a modo de saludo
-Mmmmm -dudo un momento de que respuesta darle, hasta que finalmente decido decir cualquier cosa, menos que quiero estudiar criminología, lo último que necesito ahora es un sermón de la señora que considero otra madre sobre el que decidí estudiar eso gracias a helena. Puede que sea verdad, pero no necesito que me lo recuerde. – estoy bien Tere y sobre qué voy a estudiar aún está en duda
-Sin presiones mi niña, pero la graduación está a la vuelta de la esquina y debes enviar solicitudes a la universidad pronto –jummmm gracias al cielo que es sin presiones, que tal que si lo fuera. –Délfin está en su habitación, supongo que te espera. -Me despedí con la mano mientras giraba hacia el pequeño corredor que daba a las gigantescas escaleras de aquella casa
Al llegar a la puerta de su habitación di dos toques en ella, no es como que me diera miedo encontrarlo haciendo algo raro, pero siempre me ha gustado respetar la privacidad de los demás
-qué esperas pendeja, entra ya -Me grita el señorito desde el otro lado de la puerta. Contengo una carcajada porque es muy pronto para reír con sus idioteces
-Hola amor de mi vida ¿Cómo vas? -Pregunté una vez adentro. Él se encontraba sentado en el borde de su cama mirando hacía el balcón
-muy bien demonio de mis pesadillas -Nos miramos unos segundos y soltamos una sonora carcajada, cuando amo a este individuo
-pues pensé que todo mal, tu mensaje sonaba urgente ¿acaso te dejo la bruja sin escoba? ¿o era un brujo? Ay yo que sé, tu no me cuentas nada
-oye, no le digas así, además ¿Cómo puede terminarse algo que Ni siquiera ha iniciado?
- Mmmm es un buen punto -El rodó los ojos, al rato siguió mirando quien sabe qué. Aproveche ese instante para detallar por millonésima vez su habitación. Sus paredes eran de un verde claro con blanco, había un gran estante donde la mayoría de sus libros son de medicina, la cama es matrimonial y siempre lucia sabanas verde manzana con blanco o azul rey con blanco. Justo al lado se encuentra una mesa de noche donde hay una pequeña lámpara, un libro y un cuaderno.
No tenía poster, ni cuadros, ni dibujos ni nada, solo tres portarretratos, en uno salíamos él y yo, la vez que fuimos a una exposición de neurología, en el otro estábamos con celeste y por último uno con su familia, este se encontraba al fondo de una estantería, si no supiera que está allí, no lo vería. Hace unos años si tenía un cuadro, yo lo había pintado y como la mayoría de mis cosas en él se encontraba helena, creo que mi mundo giraba en torno a lo que yo era con ella. El cuadro ya no está aquí por petición mía, pasaba mucho tiempo aquí y ese cuerdo era una obra dolorosa de ver. La parte que más amo de su habitación es el pequeño balcón que da a la piscina, justo donde él estaba mirando en este instante
Se acomodó en su puesto para quedar de frente a mí con una actitud seria. Eso me aterraba
-tenemos que hablar
-ehhh eso suena a ruptura de pareja y mira que aún no estoy lista para el divorcio -Dije tratando de aligerar la tensión que ni cuenta me di en qué momento se formó. Su mirada con expresión dura pero a la vez serena me indicó que no era momento para hacer bromas – vale vale, ya me pongo seria
-Estoy pensado en vender la casa de las flores -Así solíamos decirle a su antigua casa, aquella que me dio muchos de los momentos más felices de mi vida, pero a la vez, me arrebató a uno de los seres que más amaba y me obsequió el peor de los recuerdos. La casa pasó a pertenecerle a el luego de alcanzar la mayoría de edad
-¿por qué? -Pregunte tratando de estar calmada, pues, aunque no quiera ir a esa casa, el solo hecho de que un extraño la posea me revuelve el estomago
-Ni tu ni yo somos capaces de ir a ese lugar, está solamente deteriorándose y sacando dinero sin necesidad. -Respondió mirando a todas partes menos a mí
-Es un lugar muy especial -Dije con un hilo de voz, pues a estas alturas era tanto el dolor que me era imposible retenerlo
-Baby, sabes que te amo y que por ti puedo dejar la casa como está o incluso regalártela, pero me temo que eso te hará más daño -Me respondió tratando de acercarse a mí, pero como acto reflejo salté de la cama y me dirigí al balcón. Segundos después Délfin hico lo mismo, se apoyó en la baranda en completo silencio
-Quiero ir -Esas dos palabras salieron de mi boca luego de unos instantes en completo silencio. Yo miraba al horizonte, pero pude sentir sus ojos puestos en mí
-¿estas segura? -Preguntó temeroso y no es para menos, pues hace mucho que no pongo un pie ahíí, él aunque era su hermano lo superó mejor que yo, ya que lo mío es más culpa que otra cosa
-No, pero lo necesito –y eso fue lo último que hablamos del tema ese día