Jacob se sentó en la cama, mirando el techo. Se había graduado de la universidad hace unos meses y todavía no había encontrado trabajo. Había enviado currículums a todas partes, pero no había recibido ni una sola respuesta. Su habitación de alquiler era pequeña y oscura, y no había mucho que hacer allí. Jacob se sentía atrapado y sin esperanza.
Pero esa mañana, Jacob decidió que no iba a permitir que su situación lo derrotara. Sabía que tenía que hacer algo para cambiar su vida. Se levantó de la cama y se vistió con su ropa más cómoda. Después, salió a caminar por su vecindario.
Mientras caminaba, Jacob empezó a notar cosas que antes no había visto. Vio a un hombre mayor que regaba su jardín y sonreía a los niños que pasaban por la calle. Vio a un grupo de jóvenes que jugaban al baloncesto en una cancha cercana y que parecían estar disfrutando mucho.
Jacob empezó a darse cuenta de que había mucha belleza en el mundo, incluso en su propio vecindario. Decidió que iba a enfocarse en eso en lugar de en su situación actual. Así que, en lugar de regresar a su habitación, decidió ir al parque y leer un libro.
Mientras leía, Jacob se dio cuenta de que había pasado varias horas sin pensar en su falta de trabajo ni en su pequeña habitación de alquiler. Se sentía más relajado y esperanzado de lo que había estado en semanas. Fue entonces cuando se dio cuenta de que podía tomar el control de su vida.
Al día siguiente, Jacob se despertó temprano y se propuso encontrar un trabajo. Esta vez, decidió enfocarse en lo que él quería hacer, en lugar de enviar currículums a cualquier lugar que ofreciera un puesto. Buscó empleos relacionados con su carrera y con su pasión por la tecnología.
Después de una semana de búsqueda, recibió una llamada de una empresa que estaba interesada en entrevistarlo. El puesto era perfecto para él, y después de la entrevista, le ofrecieron el trabajo.
Jacob se dio cuenta de que su actitud y su perspectiva habían sido el problema todo el tiempo. Había estado enfocado en lo negativo y en lo que no tenía en lugar de enfocarse en lo que quería y en lo que podía hacer para conseguirlo.
A partir de ese momento, Jacob se prometió a sí mismo que nunca más se dejaría vencer por las circunstancias. Sabía que podía lograr cualquier cosa que quisiera si se lo proponía y si mantenía una actitud positiva. Y así comenzó su nueva vida, llena de esperanza y de posibilidades.