Emma temblaba de frío; en Aspen, hacía demasiado frío incluso para no ser invierno. Se dijo a sí misma que ni loca se atrevería a pisar aquella ciudad en invierno, a menos que quisiera sentir que se le congelaran los huesos.
Estaba acostumbrada al clima de Florida, caluroso y húmedo, así que volver a la ciudad natal de su madre sonaba como una pesadilla para ella. Además, había cometido el error de no llevar ropa abrigada, salvo un endeble suéter, que era su única compañía en aquel viaje.
Para su suerte, halló el clima perfecto en la habitación de huéspedes gracias al aire acondicionado, cuya temperatura ella podía regular a su gusto.
—Emma, ¡baja a comer! —gritó su tía. Consideró por un momento saltarse la comida solo para quedarse en el cuarto con la temperatura perfecta, pero al sentir su estómago reclamar por comida, reflexionó que no valía la pena saltarse la comida.
—¡Voy! —le gritó de vuelta.
Terminó de publicar una foto tanto en Instagram como en Twitter antes de bajar. Era una fotografía de la vista que tuvo cuando en la mañana salió a caminar por la ciudad donde vivía su tía. Había estado jugando con la edición de los colores en su tablet. El clima podría no ser de su agrado, pero ciertamente la ciudad tenía un encanto natural que podía entender totalmente por qué su tía decidió quedarse ahí.
Los colores verdes y naranjas se robaban el resto de la paleta de colores en los atardeceres, con el sol escondiéndose en las montañas y, a sus pies, un hermoso lago tan impoluto que reflejaba parte del paisaje que tenía por encima. Era una imagen que robaba el aliento si eras una persona que disfrutaba de la naturaleza.
Cuando iba bajando las escaleras, hubo una notificación que acaparó su atención más que las demás. No estaba esperando volver a hablar con Luke, al menos no después de la insinuación que ella había hecho. La respuesta de él esa noche la tomó por sorpresa. Una oleada de pánico le recorrió el cuerpo al sentir que le estaban tomando el pelo. Esa conversación finalizó con un "qué pena que yo no, Lucas" de su parte, no hubo más respuesta y ella tampoco volvió a escribir.
Era un hecho que las interacciones sutiles no se habían detenido entre ellos, pero solo estaba haciendo lo que Luke le había pedido: sacar una bandera blanca públicamente, sin comentarios ingeniosos de ninguna de las dos partes. Parecía que este juego entre ambos estaba llegando a su fin.
—Hasta que por fin bajas, Em. Iba a hacer algo de comer, esa carne que le gusta a tu mamá, pero la verdad es que me distraje viendo cosas del trabajo y la carne todavía estaba congelada. Así que adivina, ordené hamburguesas —señaló hacia la mesa, donde estaban servidas las hamburguesas y papas fritas sobre los platos, casi fingiendo ser comida casera—. Guardé la de tu mamá para cuando vuelva.
—Genial, muchas gracias, tía.
Ambas tomaron asiento, una frente a la otra, conversando un poco del trabajo de su tía, quien era periodista y trabajaba para cadenas locales de televisión como documentalista. Emma siempre había considerado que su tía era genial; se parecía mucho físicamente a su madre, con esos mismos ojos verdes y nariz respingona, solo que sin las pecas características que Emma había heredado.
Cuando su tía se levantó a buscar algo a la cocina, Emma aprovechó para ver su teléfono. Los dedos le picaban por entrar a Twitter y ver qué decía el dichoso mensaje.
Luke:
Está genial esa foto que subiste.
¿Dónde es?
2:09pm
Emma:
Estoy en Aspen.
Y gracias.
2:32pm
Se quiso golpear a sí misma. ¿Qué necesidad tenía de ser tan borde? Ya ni siquiera tenía la excusa de tener hambre para estar de mal humor. Sabía que ser amable y conversar libremente con Luke no era buena idea. Hacía unas noches no paraba de darle vueltas al asunto, preguntándose por qué alguien con una vida tan interesante se detenía a conversar con alguien como ella.
La última vez que alguien con una personalidad genial se interesó en ella, terminó siendo un caos. Eso a nivel de estudiantes comunes, así que no podía imaginar un motivo verdadero para que Luke le prestara atención.
Luke:
La foto quedó maravillosa.
2:35pm
Emma:
Lo sé, la tomé yo, ¿esperabas menos?
2:35pm
Luke:
¿Modestia? ¿Dónde?
2:36pm
Emma:
Es parte de mi encantadora personalidad.
Deberías probar venir en invierno, apuesto a que se te caerían los dedos mientras tocas.
2:37pm
Luke:
Eso dependería de dónde esté tocando.
2:37pm
Emma:
Lucas, ten cuidado con tus palabras, cualquiera podría creer que te estás insinuando.
2:38pm
Luke:
Para poder lograr eso tendría que ser recíproco.
Pero tú no paras de cortarme las alas apenas tienes la oportunidad.
Tienes un genio un poco...
Terrible.
¿Algo irritante?
2:39pm
Emma:
Tú escribiste primero.
Así de aburrido debes estar.
O algo te debió cautivar.
2:40pm
Luke:
Emmita, ¿quieres iniciar una discusión o me estás coqueteando?
2:41pm
Emma sintió cómo su respiración se interrumpía. No había planeado que su comentario sonara de aquella forma. No tuvo tiempo de pensar en una ingeniosa respuesta porque otro mensaje llegó.
Luke:
Me gusta hacer ambas cosas, así que estoy a tu disposición.
—¿Qué estarás viendo en ese teléfono tuyo que te sonrojaste, Em? —la sorna en la voz de su tía la sacó de la pantalla, sintiendo sus mejillas calientes. No importaba cuántas pecas decoraran su rostro, nunca serían suficientes para cubrir el sonrojo—. Ni te fijaste en que había vuelto, te traje pudín de fresa.