Entelequia: Ojos de zafiro

Omega herido

Sale de la habitación sin camiseta, sólo con el pantalón del pijama.

Se encuentra a Crisol de frente y reprime un respingo.

- Alfa, me he ocupado de la humana.

- Oh, gracias. - Casi había olvidado a la ladrona humana que la alfa Bora había colado en la mansión. ¿En qué diablos estaba pensando? ¿Por quélo había hecho? Muchas veces no tenía sentido buscarle el motivo por el que la alfa de los lobos grises hacía las cosas. Tenía un lado impulsivo e imprevisto que ponía bastante de los nervios a Khamsin desde que había sido su alumn. o tiempo atrás. - ¿Has averiguado por dónde la hizo entrar?

- Ella misma me guió -asegura Crisol-. La barrera del bosque es delgada en varios puntos durante el solsticio.

- Y por eso reunimos a todos los lobos aquí -recuerda el alfa.

- Yo creía que celebrabamos algo -ironiza Crisol.

El alfa le mira con media sonrisa de complicidad.

- ¿Cruzaste? -pregunta sabiendo la respuesta. Cruzar al otro lado estaba prohibido para toda criatura de Entelequia sino era por orden de un soberano. Por supuesto, Khamsin le habría justificado sin pensarlo si hubiera tenido que hacerlo, pero Crisol no incumplía las normas. Eso se lo habría esperado de Firn.

- No. Sólo me aseguré de que ella lo hiciera y no mirara atrás. He dejado un guardia por si decidiera volver por curiosidad. Cuando salga el Sol, las brechas del bosque del sur se cerraran.

- Se me está haciendo larga esta noche -comenta el alfa.

- Acaban de contarme lo sucedido. Lamento no haber estado aquí. - Inclina la cabeza.

- El día que puedas estar en dos sitios a la vez yo ya no seré necesario -rie Khamsin sin muchas ganas.

- También he oído que estabas algo nervioso -Crisol es una persona que casi siempre se muestra serio.

- No me esperaba algo así-reconoce Khamsin-. Odio que me presionen antes de que pueda tener tiempo para pensar.

Crisol desvía la mirada hacia el final del largo pasillo donde está la puerta del estudio de Edén.

- Sus omegas han debido asustarse.

- ¿De mí? Hace falta algo más que yo para asustar a esos tres -asegura-. Sólo está molesto porque soy un bocazas.

- No me refería a eso. Una nueva manada, el recuerdo de una antigua guerra... puede suponer muchas cosas. Asusta a todos.

No quería insinuar que los omegas fueran débiles, menos aún los de su propio alfa y soberano, pero había un hecho irrefutable para todos los lobos. La forma en la que más daño se le puede hacer a un alfa es dañando a sus omegas.

- Creo que aún no nos ha dado tiempo a pensar bien en todas las amenazas y repercusiones que esto puede suponer. Creo que el más asustado soy yo.

- Entonces deja que os mantengamos a salvo mientras piensas y tomas la decisión correcta. -Crisol confía en su alfa. Sabe que tomará la decisióncorrectay le apoyará sin condiciones-. Pero no nos lo ponga más dificil y consigue que Edén vuelva al lado correcto del pasillo -expuso con la misma naturalidad y serenidad de siempre. - Es más facil protegeros si estáis juntos. Y, sobretodo, estará a salvo si está cerca de ti.

- Tienes razón, como siempre. Aunque a él no le apetezca ahora, es la verdad. -Da un largo suspiro. - Hemos devuelto a la humana a su lado del camino y nos hemos asegurado de que el llamado Ostro se aleje de nuestro territorio de momento. Pero la noche aún no ha acabado y cualquier cosa podría pasar. Asegúrate de que los límites sean seguros.

- No tenía pensando dormir hoy, alfa. Pero tú debes descansar -declara con firmeza.

- Organiza los relevos de las guardias, Crisol, pero nada más. De nada le sirves a esta manada si caes de cansancio.

- Así se hará. - E inclina levemente la cabeza.

Khamsin le puso una mano en el hombro y el beta le miró a los ojos.

- ¿Necesitas algo más, alfa?

- Pagaría por una jarra de hidromiel y una conversación que no lleve a ninguna parte -confiesa el alfa.

- No sería lo que yo aconsejaría, aunque no te lo negaré si es lo que deseas. Pero... ¿no sería eso huir?

- ¿Eres mi amigo o mi conciencia, Crisol? -sonó con un berrinche.

- Soy tu amigo, pero también tu beta, Khamsin. Yo velo por ti para que tú veles por la manada.

- Y no sabes cuanto te lo agradezco -deja caer los brazos y respira con más calma. - Te dejaré para que puedas trabajar. Yo voy... a solucionar mis propios desastres.

- Alfa. - Crisol inclina la cabeza una vez más para despedirse, y se marchó escaleras abajo. Antes de que descendiera del todo, Khamsin le escuchó dar órdenes con la autoridad de un general de guerra.

Crisol siempre era sereno, sincero y firme. Confiable, seguro, directo. Era tranquilo, pero inflexible. Era reservado, pero con alma de lider. Crisol era el primer beta, el general, el más imponente y, al mismo tiempo, era el amigo más leal, más sencillo y más cercano de Khamsin.

Camina hasta el fondo del pasillo y cuando está frente a la puerta correcta respira profundamente y golpea la madera con determinación.

- ¿Puedo pasar? -pregunta.

- Es tu casa -responde desde el otro lado de la puerta.

Khamsin suspira decepcionado por la respuesta. Desde hace ya mucho imagina que Edén se siente como un intruso en la mansión Aura. En su propia casa, que aún no había hecho suya de corazón, por mucho que Khamsin lo había intentado.

El alfa entra y cierra la puerta tras de sí. Durante un largo minuto le observa dibujar en su caballete. Tiene la cabeza casi metida en el lienzo, pintando desde muy cerca con un pincel fino.

-¿Vas a quedarte mirando sin decir nada? Me pone un poco nervioso -alega sin girarse.

- Estaba contemplando tus cuadros -se excusa mirando alrededor. La mayoría eran paisajes hermosos. Detalles y maravillas de la naturaleza que Edén captaba con una habilidad fascinante. Tenía una visión muy especial. - Ver el mundo a traves de tus ojos es muy hermoso.

Edén se gira sorprendido, se sonroja y vuelve de nuevo la mirada a su pintura provocando la sonrisa del alfa.




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