Entre 2 Corazones

2 | Encuentro Inesperado

   Desde su conversación con Ethan, algunas cosas habían mejorado. Ethan ya no se quedaba hasta tarde en el trabajo, era más atento con Rachel, pero a pesar de ello, ella seguía pensando en el hombre misterioso. A pesar de que Ethan era más cariñoso y atento, una parte de ella seguía anhelando lo desconocido.

Casi todos los días, Rachel iba a la librería, esperando encontrarlo de nuevo. Sin embargo, pasó un mes y nunca lo volvió a ver. Se resignó a dejar de buscarlo. Después de todo, era lo mejor. Era casada y feliz, o al menos eso se repetía a sí misma.

Para compensar su soledad, Ethan le sugirió adoptar un perro. Rachel encontró la idea excelente y reconfortante. Fue al centro de adopciones y entre muchos animales vio a una perrita que parecía perfecta. Era una cocker spaniel, con el mismo cabello algo ondulado y de color dorado que Rachel. Ethan bromeó diciendo que hasta se parecía físicamente a ella. Desde el primer momento, Rachel supo que era la indicada.

Cuando se dirigieron al veterinario para colocarle sus vacunas, Rachel se llevó una sorpresa. El hombre misterioso ya no era un misterio, era el veterinario Liam Parker. Al verse, sintieron una electricidad en el aire, como si el mundo se detuviera por un momento. Sus miradas se encontraron y se sonrieron con complicidad, como si compartieran un secreto profundo e íntimo. Rachel sabía que él también sentía lo mismo que ella, una conexión ardiente que los envolvía. Se presentaron y al tocarse las manos, un fuego interior los consumió. La piel de Rachel se erizó con la excitación mientras el contacto con Liam encendía una pasión que no podía ignorar.

Justo en ese momento, cuando la tensión entre Rachel y Liam alcanzaba su punto álgido, Ethan entró a la habitación, siendo muy simpático. Rachel se sintió repentinamente incómoda, como si hubiera sido sorprendida en medio de algo que no debía estar sucediendo. Trató de ocultar su incomodidad, pero la mirada de Liam y el recuerdo de su reciente conexión persistían en su mente. Terminaron los papeles de adopción y los procedimientos veterinarios, pero Rachel solo podía pensar en que el hombre misterioso ya tenía nombre y sabía dónde trabajaba.

Mientras se adentraban en su vecindario, Rachel se aferraba al collar de la perrita, buscando algo de consuelo en su suave pelaje. A medida que se acercaban a casa, las luces doradas del atardecer comenzaban a filtrarse entre los árboles, creando una atmósfera cálida y acogedora. Sin embargo, en el fondo de su mente, un nudo de incertidumbre seguía creciendo.

 - Fue muy agradable el veterinario, ¿no crees? Y también trató muy bien a... hmm, ¿cómo deberíamos llamar a nuestra nueva amiga peluda? - Ethan comentó con entusiasmo.

Rachel asintió distraídamente, su mente aún enredada en pensamientos sobre Liam y lo que significaba su encuentro. La presencia de Ethan solo acentuaba su conflicto interno. ¿Cómo podía explicarle lo que había sentido? ¿Y cómo podía ignorar la intensa conexión que había compartido con otro hombre?

Mientras Ethan proponía nombres para la perrita, Rachel luchaba por mantener una sonrisa en su rostro. La incertidumbre la invadía mientras intentaba concentrarse en el presente, acariciando a la nueva perrita que ahora formaba parte de su familia.

 - ¿Qué tal si la llamamos... Pepita? - sugirió Ethan, con una sonrisa traviesa.

 - Sí, ¡me encanta! es un nombre perfecto - respondió Rachel, tratando de sonar convincente. 

- ¿Qué te pasa? ¿Estás tan distraída que no te diste cuenta de que estaba bromeando? ¡Pepita es un nombre horrible para una perrita! - exclamó  Ethancon diversión.

Rachel sonrió avergonzada, sintiendo un alivio momentáneo por haberse liberado de la tensión.

 - Lo siento, supongo que estaba en otro mundo por un momento. Entonces, ¿qué nombre sugieres? - preguntó, deseando encontrar algo que ambos pudieran aceptar.

Después de un breve intercambio de ideas, Rachel propuso un nombre que resonó con ambos - ¿Qué tal Luna? Me parece que le queda perfecto - sugirió con una sonrisa esperanzadora.

Ethan asintió, con una sonrisa suave en los labios - Luna... Sí, me gusta. Es un nombre hermoso - dijo, mirando a la perrita con cariño.

Con el nombre decidido, Rachel sintió un pequeño destello. Quizás, con Luna a su lado, podría encontrar la calma y la claridad que tanto necesitaba en ese momento de incertidumbre. Se sentía feliz por su nueva compañera, pero también confundida por los sentimientos que despertaba Liam en ella. ¿Qué significaba todo esto para su vida "perfecta" con Ethan?




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