♤Prólogo♤

Los pasos en aquel lugar tan oscuro resonaban por todos los muros. El chico de pelos amarillos se incó frente al trono del hombre que tenía frente a él mostrando su respeto.

— ¿Qué es lo que quieres? —su voz era fría, y cualquiera que le escuchase sentiría como su cuerpo era recorrido por una clase de energía negativa.

— Tengo información muy importante para ti. —escupió el chico con narcisismo—. Eh oído muchas cosas durante mi viaje.

— Habla entonces... —El hombre se reincorporó en su asiento dejando ver su rostro con una cicatriz en el cuello—. Te escucho.

— Se trata de tu hijo... Sé que lo aprecias mucho, porque es tu único hijo y por lo tanto tu heredero, pero... —Soltó una carcajada.

— ¡Habla! ¿Qué es lo que sabes sobre eso? —Finalmente el hombre se puso de pie y lo tomó del cuello evitando que el aire llegará hasta los pulmones del Vampiro.

— No... Tienes que... Hacer esto —pronunció el con dificultad, sus manos se movían tratando de zafarse del agarre.

— Entonces no colmes mi paciencia... ¡¿Qué es lo que sabes?! —El chico sonrió débilmente, como queriendo decir que no soltaría nada—. ¿Tengo que recordarte quién eres? No eres nadie, entonces si mueres a nadie le importará... Solo eres un chico el cuál salvé de la muerte por compasión y que puedo asesinar cuando se me plazca. —apretó más fuerte de su cuello.

— ¡Jodete! —Fue lo último que pronunció y murió.

El hombre soltó una sonrisa burlona y tiró el cadáver al suelo, volvió a su lugar en aquel trono y se mantuvo en silencio. Nadie pronunciaba palabra, ni siquiera él.

Pensaba detenidamente lo que haría, aunque su mente ya tenía toda una vida planeada. Sonrió y miró a uno de los chicos que tenía a su lado.

— Byun, averigua que trae entre manos. —El mencionado hizo una reverencia y salió de el lugar—. Lamentarás haberte involucrado con quién no debías. 'Moritas'.