La sala de conferencias estaba llena de energía. Nathan y yo, ambos directores de distintas empresas, habíamos llegado a un acuerdo para unir fuerzas y convertirnos en socios. La emoción del momento era palpable, pero también había una tensión subyacente que no podía ignorar.
Después de la presentación, mientras los asistentes comenzaban a dispersarse, vi a la prometida de Nathan acercarse. Con una sonrisa radiante, le dio un casto beso en la mejilla antes de que él se despidiera. La imagen de ellos juntos me hizo sentir incómoda. ¿Por qué me afectaba tanto? En ese instante, recordé a Dominic, mi prometido, quien nunca estaba presente para celebrar mis logros. La soledad de su ausencia se hizo más evidente.
—Steisy, ¿quieres ir a tomar un café? —preguntó Katty, mi asistente, interrumpiendo mis pensamientos.
—Claro, suena bien —respondí, tratando de deshacerme de la incomodidad que me invadía.
Justo cuando estaba a punto de salir, mi teléfono sonó. Era Dominic.
—Steisy, tenemos que vernos. —dijo con un tono que sonaba más como una orden que una sugerencia.
Mi corazón se hundió. ¿Por qué siempre parecía querer controlar mis decisiones?
—Voy a salir con Katty a tomar café —respondí, tratando de mantener la calma—.
—Deberías decirle que no. Necesitamos hablar. —insistió, su voz firme.
—Lo siento, saldre con mi amiga.
Colgué, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza. ¿Por qué Dominic no podía entender lo importante que era para mí compartir mis logros? Miré a Katty, quien me sonrió, ajena a la tormenta que se desataba en mi interior.
Mientras caminábamos hacia la cafetería, mis pensamientos volvían a Nathan. La conexión que habíamos tenido, aunque enterrada bajo años de decisiones y compromisos, seguía viva.
—¿Estás bien? —preguntó Katty, notando mi distracción.
—Sí, solo... pensando en algunas cosas —respondí, forzando una sonrisa.
A medida que nos sentábamos con nuestras tazas de café, no podía evitar preguntarme si había tomado las decisiones correctas. La vida estaba llena de oportunidades, pero también de sacrificios. Y en ese momento, el sacrificio de no poder disfrutar de mis logros con alguien que realmente apreciara mi esfuerzo se sentía más pesado que nunca.
Después de un rato en la cafetería, llegue a casa. el ambiente se tornó tenso en cuanto Dominic llegó, su expresión era una mezcla de frustración y celos.
—¿Por qué me colgaste? —preguntó, cruzando los brazos con desdén—. Y ni siquiera me dijiste que te asociaste con Nathan.
Steisy sintió que su corazón se aceleraba. Sabía que este momento llegaría, pero no esperaba que fuera tan pronto.
—Te lo conté, Dominic. Pero estabas tan metido en tu celular que no prestaste atención —respondió, tratando de mantener la calma.
—Claro, como si eso fuera excusa. ¿Desde cuándo estás tan interesada en Nathan? —su tono era posesivo, y las palabras salieron con un filo que le hizo doler a Steisy.
—No estoy interesada en él de esa manera —replicó, sintiendo cómo la frustración empezaba a apoderarse de ella—. Solo es un socio de negocios.
Dominic se acercó, su mirada intensa y llena de celos. —¿Socio de negocios? ¿Eso es todo? Me parece que te emociona más de lo que deberías.
Steisy sintió un nudo en el estómago. —Lo que sienta o no sienta por Nathan no es tu problema. Estoy aquí contigo, ¿no? —dijo, intentando defenderse.
—¿De verdad? Porque parece que te gustaría estar más con él que conmigo. Siempre que hablo contigo, parece que tu mente está en otro lugar. —Dominic se pasó una mano por el cabello, frustrado—. No puedo evitarlo, Steisy. Me molesta que no compartas tus cosas conmigo.
—Lo hice, pero tú simplemente no escuchaste —respondió, sintiendo que la tensión entre ambos crecía—. No puedo seguir explicándote cada detalle si no estás presente.
Dominic suspiró, su mirada se suavizó un poco, pero la celosa llama seguía encendida. —No quiero que te acerques a Nathan. No me gusta la idea.
—No me puedes decir con quién debo trabajar o no. —Steisy se sintió empoderada, pero también sabía que estaba caminando en una línea delgada.
—Quizás deberías pensar en cómo te afecta esto. —Dominic se cruzó de brazos, su postura defensiva aún evidente, pero había un destello de preocupación en sus ojos.
Steisy se sintió atrapada entre su deseo de ser independiente y la presión de Dominic. —No quiero que esto se convierta en un problema. Estoy tratando de construir algo para mí, y necesito tu apoyo, no tu control.
Dominic se quedó en silencio, procesando sus palabras. Sabía que no podía seguir así, pero el miedo a perderla lo mantenía en un estado constante de celos.
—Está bien —dijo finalmente, aunque su voz aún sonaba tensa—. Solo prométeme que me mantendrás al tanto. No quiero que haya secretos entre nosotros.
Asenti, sintiendo que, a pesar de la tensión, había un camino hacia la comprensión. Pero en el fondo, sabía que la sombra de Nathan siempre estaría presente, y eso complicaba aún más su relación con Dominic.