~Ezra
El cielo se pintaba de tonos morados y rojizos, con la llegada del crepúsculo. Había pasado solo un día desde que dejamos Damatra, reabastecidos de comida y armas.
Yo me mantenía detrás del grupo, vigilando cada movimiento que "ella" hacia. Mathew y Joel parecían haberse amistado bastante rápido, pues los veía platicar plácidamente. Son unos tontos.
—Esperen —indiqué—. ¿Escuchan eso?
—Es un río —Dijo ella e hice una mueca.
—Vamos —señalé con la cabeza hacia donde provenía el sonido. Mi indicación dirigida a Mathew y Joel únicamente.
El cauce se escuchaba cada vez más cerca y al llegar hasta su orilla pude darme cuenta de que su corriente era salvaje. Fluía con rapidez y fiereza, golpeando las rocas que sobresalían de su interior. Por estos rápidos debería de haber unas cataratas más adelante.
—Descansaremos aquí —Menciono bajando de mi caballo. Los demás hacen lo mismo y se preparan para pasar la noche.
Le pido a Mathew que me acompañe a buscar leña para encender la fogata antes de que la noche termine de caer. Joel se queda para dar de beber a los caballos y rellenar las cantimploras.
—Oye —inicio la conversación—. Creí que ella te asustaba. ¿Cómo es que ahora estás tan tranquilo?
—Aún me aterra. Pero no parece tener intenciones de atacarnos.
—Podría estar fingiendo, ¿Sabes? —se pone tenso—. Esperando a que bajemos la guardia y entonces beber cada gota de sangre de nuestros cuerpos.
Mathew ahoga un grito con solo imaginarlo. Se lleva una mano al cuello sintiendo unos colmillos invisibles clavándose en su garganta.
—N-no creo que lo haga.... —duda.
—¿Y cómo sabes eso?
—Hizo un juramento. —agrega
—Su raza es bastante mezquina. No sé puede confiar en sus palabras —sostengo las varas sobre mis brazos—. Además, ese juramento fue para nuestro duelo luego de completar su petición. Pero no dijo nada de no dañarnos. En cualquier momento podría matarnos.
—¡Ay no! Tienes razón —deja caer la madera—. ¿Qué hacemos, Ezra?
—Calmate. Primero hay que averiguar a quien quiere matar y por qué.
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—Y.... ¡Listo! Está es la última —Joel termina de llenar las cantimploras y las amarra a las mochilas de cada quien.
—¿Puedo preguntar algo? —dice ella.
—Por supuesto, ¿Qué pasa?
—Tu no pareces asustado de mí. ¿Por qué?
Joel baja sus mangas y sonríe antes de responder.
—No tengo motivos para estarlo.
—¿Ah? Eso no.... Tiene sentido. Sabes quién soy... ¿no? Y las cosas que he hecho.
—Si, sé quién eres. Y estoy al tanto de tus acciones. Pero lo que hiciste no me importa, si no lo que harás.
—¿Lo que haré?
—No puedo darte detalles. Pero tú, Arsinoe Sclythe, harás cosas increíbles.
Joel se acerca a ella y pone una mano sobre su hombro. Ella lo mira sorprendida, pues no había mencionado su apellido. Por el contrario, él mantiene una cálida sonrisa y serenidad en sus ojos.
—Tu...—es interrumpida por nosotros. Mathew y yo volvemos con la suficiente leña para una gran fogata y mantenerla toda la noche.
Luego de apilarla golpee dos piedras para encenderla.
—¿Por qué no usaste tu magia? Eres un mago... ¿No? —esa pregunta saliendo de su boca me irrita.
—No es un espectáculo. —respondo con frialdad—. La magia solo debe usarse en momentos cruciales. Como defender una vida o matar bestias oscuras.
La miro con una sonrisa plácida y ella frunce el seño. Aprieta los labios hasta formar una línea.
—Ahora entiendo por qué los humanos son tan delicados. En lugar de fortalecer sus poderes los guardan como si fueran premios.
—¿Qué dijiste?
—Ya me escuchaste.
La tensión entre nuestras miradas es tan pesada que podría cortarse con un cuchillo. Joel y Mathew intervienen.
—Muy bien, ya fue suficiente. Arsinoe siéntate por aquí y tú Ezra siéntate por allá.
Ambos terminamos sentados en sentidos contrarios a la fogata, frente a frente. Suelto un suspiro exasperado.
—¿A quien quieres matar? —suelto la pregunta con brusquedad mientras muevo los leños y el fuego chisporrotea.
—A mi hermana. —responde tan naturalmente que no puedo evitar mirarla.
—Tu hermana.... ¿Por qué querrías hacer eso? —Mathew parece muy interesado en su respuesta, aunque se puede ver el impacto en sus ojos.
—Por que ella.... Asesinó a mi madre.
Baja la mirada, sus ojos se centran en las llamas danzantes. Aprieta los labios y sus cejas se arquean ligeramente. Esa melancolía.... Está recordando algo. Quizá ese momento del que nos habla, se queda callada un momento antes de continuar:
—Xandra es poderosa y tramposa. Ella no es de las que jueguen limpio.
—¿A qué te refieres?
—Ella buscará cualquier cosa que pueda usar en su contra, lo que sea. No se puede confiar en sus palabras. Intentará "negociar" para persuadirlos. Pero eso solo es una parte de su plan. Los conduce a una trampa.
—Tengo una duda —Mathew levanta la mano—. Por las historias que escuché, no ha habido un vampiro más fuerte y conocido como lo es Bloody prin-, quiero decir. Cómo lo eres tú ¿Por qué necesitas de la ayuda de un mago cazador, para algo así?
—Porque.... Yo sola no puedo enfrentarla, ya no.
—¿A qué te refieres con eso? —Joel también parece tener curiosidad. Ella guarda silencio otra vez y se sujeta las manos, respira profundamente como si se preparara para revelar su historia.
—Hace tiempo tuve un conflicto con ella, no entraré en detalles pero terminó mal herida.
—Define eso —dije.
—Le arranqué un ojo —Mathew traga saliva y entonces continua—. Le dejé en claro la diferencia de poder entre nosotras. Pero como dije... Eso fue hace mucho tiempo, ya no soy la misma persona de ese entonces, me alejé de los campos de batalla y me debilité.
—¡Oh si! —exclama Mathew interrumpiendo—. También escuché eso. Desapareciste por completo, sin dejar rastro alguno, por eso comenzaron a circular otras historias sobre que habías muerto.
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Editado: 17.01.2025