Entre ceja y ceja

Capítulo 1.1

Personajes:

Chicago, 2023 

 

La llegada de alguien especial suele tomarnos por sorpresa. Ni siquiera estamos pensando en eso cuando, sin esperarlo, aparece alguien que nos sacude el suelo, magnitud diez en la escala de Richter.

Hoy, al mediodía, llegaría al bufete Ward&Green el nuevo socio. El tema era la comidilla de las oficinas y el número uno en el ranking de los rumores más sonados. Todos se preguntaban quién sería, cómo luciría y qué aportaría.

Farah Ward, la hija del socio mayoritario del despacho, el despiadado Joseph Ward, un tipo sin escrúpulos que bien podía representar ante la corte al depredador sexual más desalmado de la historia, solía diferir con él.

Una discusión entre padre e hija sonaría así:

El padre: “Alguien tiene que defender a mis clientes. Todos tienen derecho a una defensa legítima”.

La hija: “A tu defensa legítima solo tienen derechos los que te puedan pagar. La conciencia no debería tener precio”.

Como la mayoría del personal en el bufete, Farah conversó de la llegada del nuevo socio con su mejor amiga y asistente, Erin Belmonte.

 

¿A qué hora debía llegar el nuevo socio? —Escribió Farah un mensaje en su celular.

 

Después de mediodía quedó pautada la reunión de presentación. A las 14 horas.

Ya me imagino como será ese nuevo socio. Un viejo más, avaro y sin escrúpulos.

Eres una corderita entre lobos, amiga.

 

¿Una corderita?… No me gustó cómo sonó eso.

Definitivamente, no —contestó Farah.

Bueno… Bueno… Eres una zorra entre lobos.

 

¿Te das cuenta de que me acabas de llamar zorra, Erin?

Pudiste elegir cualquier otro depredador, pero no…

Tú eliges llamarme zorra. Ja, ja, ja

 

Lo que menos eres es zorra.

Eres prácticamente virgen. Ups…

 

Soy virgen de corazón y de orgasmo =D.

 

Eso no existe, Farah.

 

No me gusta que saques ese tema a colación =(.

Ya te lo he dicho. Qué fastidiosa.

 

Ni siquiera lo pensé.

 

El tono de la conversación cambió de forma abrupta. Era cierto que para Farah ese tema era bastante doloroso, por lo cual intentó cambiarlo con rapidez, mas Erin lo trajo a colación sin querer ni pensarlo. Olvidó que era cosa en tumba.

 

Seguro esa reunión estará aburridísima.

Lo único no aburrido será la cara de papá cuando explique el caso que tomé.

 

A Farah no le gustaban tales reuniones, pues solía enfrentarse a su padre por cualquier tema.

 

Siempre queriendo hacer rabiar a tu papá.

Está viejito para que le generes esos enojos.

 

Cuando él aprenda a dejarme en paz, te aseguro que dejaré de hacerlo molestar.

 

¡Amiga!

¡Santa María!

 

¿Qué María? —preguntó Farah, luego de que el celular casi se le resbalara de las manos de pura impresión.

 

Voy a tener que ir a confesarme más tarde,

porque acabo de ver un pecado de casi dos metros y ¡qué dos metros!

Ay, no, la mente se me fue…

 

¿Pero cuál pecado?

¿De qué hablas? (emoji de carita riendo)

Estás loca, ja, ja, ja.

¡Míralo!

¡En el pasillo!

 

Farah volteó mirar; lo cual era fácil de hacer con las divisiones de vidrio que separaban cada oficina. La joven abogada quedó impresionada. Era un tipo alto, de tez bronceada y ojos claros. ¡Era hermoso!, tuvo que admitir. Andaba de traje, uno en tendencia. Se notaba a leguas que era un tipo de buenos y costosos gustos, desbordaba elegancia. Y aunque no se le veía el cuerpo, Farah casi pudo imaginar, como si tuviera visión de Rayos X, que una escultura perfecta llenaba ese atuendo azul oscuro que combinaba con su mirada. Sí, definitivamente se podía terminar pecando si lo contemplabas por mucho tiempo.  La chica cerró su boca con un golpecito en su mandíbula inferior, porque estuvo a punto de babear.

El celular de Farah sonó, un mensaje de Erin entró sin hacerse esperar.

 

¿Será un nuevo cliente?

¡Amiga, toma ese caso!

Quizá sea un narco.

 

… O un político.

(carita de asco)




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